CAPITULO UNO.
Un estrepitoso ruido provocó que me despertase, intentaba moverme, algo me lo impedía, rápidamente abrí los ojos para intentar averiguar que me obligaba a permanecer sentada; lo que tenía mi al rededor me sorprendió, adolescentes, probablemente de mi edad, pero lo que aun me desconcertaba más era observar la situación en la que se encontraban, estaban sentados, al igual que yo, pero una especie de brazos mecánicos les tenían atrapados, de manos y pies, impidiendo así cualquier clase de movimiento, absorta miré hacía mi misma, y comprobé que me encontraba igual que ellos.
Cerré los ojos, intentaba convencerme a mi misma de que esto era un sueño, me reí de mi propio pensamiento, esto era real, demasiado real, tanto que me asustaba, me encontraba afligida, no sabía que hacía allí.
Inconscientemente, mi mente me hizo recordar algo, recordé el día en el que fui al hospital, ese día el cual, hasta ahora, fue el día más extraño de mi vida.
Recuerdo que no quería ir, no quería que me aplicasen aquella vacuna e hiciesen ese examen el cual hacían a cada adolescente cuando cumplía los quince años.
En el instituto se rumoreaba que esa vacuna te inyectaba una serie de chips y de microorganismos que permitían al gobierno localizarte, estudiarte, controlarte.
Pero ahí no se acababa esta compleja prueba médica.
Recuerdo como me sentía cuando me colocaron una cinta en la cabeza, de la cual salían numerosos cables, alrededor de diez; Una señora de pelo canoso, por lo que creo recordar, fue la que me realizó la prueba, lo único que mi memoría conseguía guardar era cuando la doctora cogió una carpeta en la cual pude apreciar la siglas que aparecían detrás de esta "PDSH".
Sinceramente me sorprendía acordarme de eso, recordaba pocos detalles de ese día, por lo tanto lo calificaba como el más extraño de mis dieciséis años de vida, pero esta situación en la que llevaba sumergida varios minutos era todavía más extraña y aterradora.
Supongo que el que yo estuviera despierta no es más que un error, por lo que podía comprobar, al rededor de cuarenta adolescentes, tal vez unos cuantos menos, seguían aun dormidos a mi alrededor, o por lo menos, aparentaban estarlo.
Intentaba convencerme a mi misma de que nada malo iba a pasarme, pero sinceramente no estaba segura.
Oí el sonido de unas puertas abrirse, por lo que rápidamente cerré los ojos y me limité a escuchar.
-Los sujetos deben despertarse según el resultado que sacaron en la prueba.- Dijo una voz de mujer, aparentemente mayor- Por lo que siguen un orden de colocación.- hizo una pausa- ¿Lo has entendido?.
-Sí, los primeros diez sujetos lograrán despertarse antes que el resto.- dijo una voz de hombre algo más joven- Pero dentro de esos diez sigue habiendo variaciones, por lo que el sujeto número uno debería ser el primero en despertarse dentro de esos diez.- Exclamó contento por haberlo entendido.
Lo que dijo me hizo recapacitar...
Evidentemente se refieren a nosotros,¿Por que nos llaman sujetos?,¿Si estoy despierta eso quiere decir que soy el sujeto número uno? ¿ Fui la que obtuve el resultado más alto? ¿Qué paso en aquella prueba?
Sus voces se volvieron a escuchar lo suficientemente altas para que pudiera entender lo que decían.
-Por lo tanto los cinco primeros sujetos ya deberían estar despiertos y el resto del primer pelotón debería despertarse en un periodo de tiempo demasiado corto.- hizo una breve pausa- El siguiente pelotón que va desde el número once y concluye en el veintiuno deberían despertase aproximadamente en ... - fue interrumpida.
ESTÁS LEYENDO
SÁLVATE.
Ficção AdolescenteHan estado desapareciendo personas, adolescentes, muchos, demasiados, desde hace un largo tiempo, cincuenta y cuatro años, desde hace cincuenta y cuatro años los adolescentes temen ser ellos, porque una vez que cumples los quince años, nadie,nunca,j...