VOLVED.

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CAPITULO DOS.

Cuando salí de allí lo primero que sentí fue un inmenso calor, un calor tan intenso que podías sentir como abrasaba tu piel, aunque apenas llevase unos segundos allí el calor ya había hecho cambiar mi temperatura corporal, mi primer deseo fue poder beber tanta agua cuanto se me permitiese, la primera solución que se me ocurrió para poder acabar con este calor sofocante, fue volver al interior de la sala en la cual me encontraba anteriormente, por lo que me di la vuelta para volver a entrar, cuando me di la vuelta quedé asombrada, si pensaba que antes la situación era la peor en la que me podía encontrar, esta claro que me equivocaba, detrás de mi solo se encontraban mis compañeros, los treinta y siete, pero para mi sorpresa el lugar donde anteriormente nos encontrábamos había desaparecido, nos habían vuelto a dejar solos, sin nada que beber, sin nada que comer, sin nada en lo que refugiarnos del calor, tirados.

Sentí como unos dedos se aferraban a la parte posterior de mi brazo, asustada por lo que podría encontrarse ejerciendo cierta  presión en mi brazo, giré mi cabeza lentamente hacía aquella dirección, suspiré de alivio al encontrarme con Ruth allí, nada malo había pasado, por ahora.

-Si me permitís deciros lo que pienso...-hizo una pausa para encontrar la aprobación de todos los que allí se encontraban- Creo que no nos habrán dejado aquí sin motivo alguno, por lo que sugiero que demos una vuelta todos para poder encontrar algo, un lago del cual poder beber agua, una cabaña, un árbol con frutas, cualquier cosa que nos sirva para sobrevivir hasta tener contacto con los que nos han dejado aquí y pedirles que nos lleven a casa.- Exclamó el chico otra vez.

Era moreno, tanto de piel como de pelo, tenía unos bonitos ojos azules cubiertos por unas gafas cuadradas, no era muy alto, pero aun así era más alto que yo.

-Se llama Edward, va a mi grupo.-Aclaró Ruth.

La aclaración de Ruth me hizo pensar, podía memorizar los nombres de mis compañeros de grupo, tenía buena memoria, es de las cosas por las que suelo sobresalir, pero no sabía a qué caras pertenecían esos nombres.

-Deberíamos dividirnos por los grupos que nos han dado antes, ya sabéis, para ir conociendonos, si vamos a dormir con ellos hoy mejor ir cogiendo confianza.-Exclamó tímidamente una pequeña chica, de pelo castaño claro, y unos ojos marrones que podían llegar a parecer naranjas, eso si, grandes, muy grandes.

-Buena idea Karen, los del grupo uno que se pongan allí hasta reunirse todos y poder emprender la marcha hacia la dirección que elijan.- dijo señalando una especie de circulo de piedra, yo al permanecer al primer grupo fuí allí, curiosa examiné la piedra, la parte posterior era circular, era totalmente lisa, pero una flecha que se encontraba justo en el centro de la piedra me sorprendió, mi primera impresión fue que podría ser un reloj solar, pero al examinar la flecha con mis manos pude comprobar que ahí había algo, un trozo de papel, me lo guarde en el bolsillo del pantalón poniendo atención en que nadie se diese cuenta, puede que el que ellos sepan que lo tenga no me beneficié.

Cuando me quise dar cuenta me encontraba caminando con mi grupo a través de la especie de selva en la que nos habían dejado, nos encontrábamos perdidos, no sabíamos en que dirección andar, las dudas nos asaltaban cuando el camino elegido se dividía en dos y mas tarde se volvía a dividir, sentíamos miedo, miedo de lo que allí nos pudiésemos encontrar, el hecho de que sea de día es tremendamente favorable para la misión de inspeccionar el lugar.

Intercambié algunas palabras con Karen, solo para ponernos de acuerdo en que dirección ir cuando el camino se dividía,  nuestro grupo caminó hacia la dirección este del territorio.

No quería tener demasiado contacto con la gente aquí, prefería estar sola, en mi mundo, no quería hacer amigos, no sabía cuanto tiempo iba a durar esto, por lo que prefería no involucrarme demasiado con nadie, no quería sufrir lo más mínimo cuando me fuese de aquí, por nadie.

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