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ocho

—¿Un tatuaje? —preguntó el castaño con una ceja enarcada. —A la Hana de hace unos días jamas se le hubiera ocurrido tal cosa. —rió.

—Lo sé. Fue un impulso que tuve —dije. —¿Entramos?

—¿Estás segura?

—Entremos antes de que me arrepienta.

Seokjin soltó su típica carcajada peculiar y me llevó hacia adentro del local.
Después de unos pocos minutos mirando los distintos diseños de tatuajes, se me ocurrió hacerme uno que no estaba en las imágenes.
Con algo de miedo, me recosté en el asiento.

—Va a doler, ¿sabes? —dijo Seokjin, quien se encontraba parado a mi lado y de brazos cruzados.

—No estás ayudando, Seokjin.

—Ya, lo siento. —soltó una carcajada. —Tranquila, que no es nada. No duele tanto.

—¿En serio?

—No lo sé, nunca me hice un tatuaje.

Rodé los ojos y lo miré, él sólo rió y se sentó a mi lado, me tomó la mano y con la yema del dedo gordo comenzó a hacerme caricias en la mano.
El tatuador colocó la aguja en la maquina y por unos segundos dudé en salir corriendo, pero me mantuve tranquila al sentir que Jin me apretaba la mano y sonreía. Era ahora o nunca.

Salí de la tienda, sonriente y admirando mi nuevo tatuaje que se encontraba en mi brazo. Envuelto en papel transparente y con algo de sangre alrededor. Dolió un poco, pero valió la pena, porque era un tatuaje hermoso y con un gran significado.

—¿Y por qué decidiste tatuarte una ola? —cuestionó Jin, que volvió a tomarme de la mano y comenzamos a caminar.

—Le he dado varios significados. —dije mientras caminaba y seguía observando mi nuevo tatuaje. —Puede significar el fluir de la vida. Las olas se dejan llevar, fluyen con el entorno. Indica que quiero sentirme como una ola, dejarme llevar por el océano, que es la vida. —expliqué.

—Wow... —exclamó Seokjin.

—También puede significar paz y calma. —añadí. —O mi significado favorito: el agua como sanación. Las olas son esa fuerza que proviene del agua y son capaces de arrasarlo todo, limpiarlo y volver a construir. Una ola que llega a nuestra vida para eliminar todo aquello que nos daña.

—Me gusta. —dijo el castaño escuchando atentamente mis palabras.

—Seokjin...

—¿Si?

—Tú eres esa ola.

Seokjin me daba paz y tranquilidad, fuerza y valentía, llegó a mi vida y sacó todo eso que me desestabilizaba. Era una ola que me enseñó a dejarme llevar.

Me miró detenidamente, recorrió toda mi cara con su mirada y luego la posó en mis ojos. Sonreí con un leve sonrojo y sentí como me envolvía en sus brazos y me apretaba con fuerza. Con mis brazos alrededor de su torso y mi cabeza apoyada en su pecho, solté algunas lagrimas, mientras escuchaba el latido de su corazón.

-

De nuevo en el auto, iba mirando atentamente el paisaje. En la radio sonaba una canción de los 80' a la que no le presté mucha atención y sólo disfruté de su ritmo. La puesta de sol de hacía presente y el cielo se teñía de color rosado y anaranjado.
Seokjin frenó el auto a un costado de la carretera y se bajó a admirar el atardecer y el paisaje que lo acompañaba, hice lo mismo y me puse a su lado.