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En la cocina, cierto pelirrojo está terminando de cocinar. Observa el reloj en su muñeca y al ver que pasa de las siete suspira resignado.

ー ¡Dazai, vas a llegar tarde!

No obtiene respuesta, como esperaba, así que toma una olla y una cuchara antes de dirigirse sonriente al cuarto de su compañero.

Entra silenciosamente, todo está oscuro pero conoce la habilitación lo suficiente para no caer o tropezar. Una vez ha llegado junto a la cabecera de la cama golpea con fuerza la olla tres veces.

Lo siguente en escucharse es un grito y alguien cayendo además de la risa de Chūya.

ー Maldita sea, Chūya, ¿no puedes despertarme como las personas normales? Solo tenías que tocar la puerta.

ー Si no te gusta, quédate con alguna de tus amigas. O usa el despertador que te regalé en tu cumpleaños.

ー ¿Cuál? ー reclama con sorna ー Me regalas uno cada año.

ー Cualquiera esta bien, solo levántate por ti mismo.

ー Creí que te gustaba verme cada mañana ー replica mientras empieza a levantarse y sobar su cabeza.

ー Si no lo hago te van a correr, no ganarás dinero y te sacaré del departamento. Entonces tendría que poner un anunció para encontrar otro compañero y posiblemente sea más raro que tu. Como será muy, muy raro lo correré, buscaré uno nuevo que me acabará la paciencia y lo mataré. El cuerpo no se irá por la coladera por mucho que lo corte. El olor llamará la atención de los vecinos, llamaran a la policía y pasaré el resto de mi vida en prisión.

ー¿Todo eso solo por no levantarme? ー pregunta anonado.

ーSí.ー responde de forma tajante mientras saca la  ropa de Dazai del armario y la coloca en la cama.  El ojicafe empieza a vestirse.

ー Pues si vuelves a tocar la olla así, me vas a dejar sordo. No podré trabajar, te demandaré por los daños, tendrás que mantenerme de por vida y como seré sordo no voy a escucharte cuando vengas a levantarme.

Chūya coloca una mano bajo su mentón, considerando la idea y Dazai le arroja la almohada.

ー No sonaba tan mal. No tendría que escucharte.ー rebate a forma de defensa y el otro le ve feo.

ー Dije que quedaría sordo, no mudo.

ー Pero al estar sordo terminarías olvidando como hablar.

ー Lo dices demasiado serio.

ー¿No lo era?

ー¡Chuuuyaaa!.

ー Ya, ya, deja de gritar.

ー Habló quien me despertó golpeando una olla.

ー Ya está listo el desayunoー contesta,  terminando con la tonta discución anterior.

Chūya se acerca a él y le ayuda a hacer el nudo de su corbata, lo único que le faltaba para estar listo. Al terminar el castaño le sonríe, pero puede notar el brillo el sus ojos, anunciando alguna broma.

ー¿Estas seguro de no ser una chica?
Los hombros de Nakahara se encogen mientras le da la espalda, saliendo de la habitación.

ー Te veías bien con el cabello largo.

ー Han pasado diez años, señor desmayos. Supéralo.

ー No puedo superarlo. Me engañaste. Te pedí una cita incluso.  ー dramatiza mientras camina tras él, hacia la cocina

Quiero robarme al novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora