Quiero robarme al novio

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Ok, admito que me pasé con el tiempo. Jajajaja

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Si le preguntabas, Dazai te diría que la desgracia comenzó el día que Chuuya tomó ese avión a Rusia.

En algunos momentos extremos, cuando no podía reconocer sus propios sentimientos,  empezaba a imaginarlos como pequeñas personas en su mente, entonces ya no eran una bola entrañable de sentimientos y emociones que le asfixiaban, eran voces que susurraban lo que deseaban.

Así que aquí estaba, rogando a la madre de Chuuya mientras dentro de sí tenía su propia guerra.

La parte racional de él estaba en desacuerdo porque "Si Chuuya nunca hubiese tomado ese avión no nos habríamos dado cuenta de que lo amamos".

Su parte caprichosa contestaría un "No somos tan lentos, lo habríamos notado en algún momento o Ranpo nos habría dicho", luego daría un grito de guerra y pelearía contra la parte racional, mostrándole a Dazai como debía golpear al novio ruso.

La parte de vergüenza estaría cubriéndose el rostro, diciendo que se levantara y no se arrodillara tan fácilmente, pues Kouyou no lo vería como algo bueno.

Su lado estúpido (o enamorado como otros le llamaban)  le aseguraba que en diez minutos más Kouyou le daría lo que necesitaba, solo debía seguir rogando.

Al parecer, vergüenza tenía razón, pues tras un par de minutos Kouyou se cansó de él y lo sacó de la habitación de una patada (no metafóricamente).

— Por favor, realmente lo necesito.— pronunció mientras caía sentado.
Kouyou no mostró piedad y cerró la puerta en su cara.

Dazai suspiró. Quiso levantarse, pero no encontró la fuerza necesaria para hacerlo. Ni el animo.
Unos minutos más tarde, la puerta se abrió suavemente y Kyouka salió.

—¿Por qué te echó mamá?

—Pedí su kimono.—La niña se sentó junto a él y Dazai se movió un poco para dejarla acercarse.

—¿Para qué lo necesitas?

—Para ganar los juegos de hoy.

—¿Qué juegos?

—Los juegos por la mano de Chuuya.

—Creí que ya estaba comprometido. Incluso la boda será mañana.

—No puede casarse si el novio no pasa las pruebas.—explicó con una pequeña sonrisa— Yo voy a ganar esos juegos.

—¿Entonces te casarás con mi hermano?—Dazai asintió.—creía que eras su amigo.

—Lo soy.—Antes de que la niña hiciera otra pregunta empezo a explicarse— Chuuya ha sido mi mejor amigo durante gran parte de mi vida. Hemos estado juntos durante tanto tiempo que todo se volvió natural. Escucharlo maldecir cuando se mete a la ducha y el agua está fría. Escucharlo en la noche practicar sus diálogos, sus canciones mientras cocina, la forma en que arruga la nariz cuando algo no le gusta. Su sonrisa cuando ha ganado una pelea sobre el dojo. Quizá no lo has visto, pero si gana una vez, se convertirá en un pequeño tirano que va a recalcarlo toda tu vida. Y claro, va a seguir ganando el resto del tiempo.
Su costumbre de dramatizar las cosas..
Todo eso es Chuuya y a la vez no es ninguna de esas porque tiene un corazón tan grande, ama de una forma desinteresada y entrega cada parte de sí...

—Lo amas.

Dazai asintió —Pero no lo noté hasta que vino aquí y dejé de verlo. Ahora debo impedir que se case con alguien que no conoce solo porque cree que es romántico un amor a primera vista. Por favor, si alguien se enamoró a primera vista fui yo, cuando estaba en esa obra escolar. Y no nos viste casándonos al mes.

—Nunca te le declaraste.

—Estúpido de mi parte. Un error que no volveré a cometer. De todas formas, creo que el enamoramiento a primera vista existe. Pero amor, amor real de ese que hace que las parejas vivan hasta el último día de su vida juntos se debe construir. Y voy a demostrar que no se puede casar si no conoce a su futuro esposo ni tampoco lo conoce a él.

—Entonces hazlo.— Dazai salta en su lugar al escuchar la voz de Kouyou. Pero no tiene tiempo a quejarse porque siente que algo es arrojado sobre él.—Si haces bien tu trabajo, no tendré que necesitar ese Kimono en la boda. Y no quiero utilizar la misma ropa en una boda que tú usarás en un juego.

Dazai siente que sus ojos están húmedos. La mujer ve de manera molesta, pero debajo, está la calidez con la que lo miró cuando se conocieron por primera vez.

—Trae a mi niño de regreso a casa, Osamu.