Capítulo VII primera parte

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Narra Katniss

   Después de explicarle a Finnick que mañana tenía que volver al colegio para no levantar sospechas, pero tan pronto salgan del colegio estaremos allí esperándolos, vimos películas hasta la hora de la cena (cenaron sopa y un bistec de ternera cada uno), hicieron los deberes y los acostamos en cama, primero a Finnick y después a Olivia.

   Y ahora nos encontrábamos preparándonos para irnos a dormir, pero la curiosidad acabó venciéndome, sin poder evitar formular la pregunta que a los dos se nos había metido en la cabeza desde el primer momento que se lo oímos decir a Olivia.

 - ¿Qué crees que nos dirán en la reunión del colegio? -Pregunté con curiosidad a Peeta, terminando de ponerme el pijama, para irme a dormir-.

    Este se quedó quieto unos cuantos segundos, antes de darse la vuelta caminar hacia mi con paso decidido, y en un movimiento rápido me abrazó por la cintura empujándome con fuerza hacia él, haciendo desaparecer la distancia que quedaba entre los dos y que su calor inundase mi cuerpo entero.

     No tardé más de dos segundos en corresponderle el abrazo, con la misma fuerza que utilizaba él. Sin separarnos en ningún momento, nuestras frentes se juntaron y nuestros rostros quedaron a pocos centímetros, podía sentir como nuestros alientos se mezclaban y nuestras respiraciones se volvían agitadas. En ese momento solo dijo:

- No sé lo que nos harán o nos dirán, pero todo saldrá bien si estamos juntos. -dijo el con voz ronca, sin separarse ni un solo milímetro de mí, parecía que si nos separábamos, nos íbamos a romper en mil pedazos-.

- Siempre -respondí con voz segura, sin apartar la mirada de esos preciosos ojos azules, de los que un día me había enamorado, y cada minuto, cada segundo que pasaba me enamoraba cada vez más-.

     En ese momento sin esperar un segundo más, junté mis labios con los suyos en un beso, que no era suave ni tierno, pero tampoco uno desesperado y lujurioso, si no en una mezcla de los dos, que me hizo sentir muy cómoda y relajada. Peeta no tardó en corresponder el beso, poniendo sus manos en mi cintura, intentando aferrarme más a él (como si eso fuese posible), mientras que mis manos ya estaban en su cuello.

     Cuando nos separamos por falta de aire, noté que me faltaba algo, me dentía como si me faltara algo en el corazón y solo se podía oír el ruido de nuestras respiraciones entrecortadas. No nos habíamos movido ni un solo músculo, lo único que nos limitabamos a hacer era mirarnos y respirar. No pude evitar ver sus labios que ahora estaban rojos e hinchados por el beso que nos habíamos dado hace unos intantes. Él parecio darse cuenta, porque una sonrisa apareció en su rostro, y aprobechando el hueco que había entre mis labios para volver a darme otro beso, pero esta vez introduciendo su lengua en mi boca.

     No tardé ni medio segundo en seguirle el beso, comenzando una guerra de lenguas en mi boca para después pasar a la suya, mientras que me empujaba hacia la pared más próxima.

     Peeta empezó a hacer círculos con sus manos en mi espalda para después bajarlas desde esta hasta mis muslos. Yo solo me dejaba llevar, creo que necesitaba esto igual que él. Presionó mis muslos para acercarme más a él, y yo enredé mis piermas medio desnudas alrededor de su cuerpo. Dejó mis labios para pasar a mi cuello, dejando pequeños besos desde mi lóbulo derecho, hasta este y después pasar a mi clavícula. Lo único que mi cuerpo me dejaba hacer era atraerlo más a mi, haciendo que los dos soltaramos algún que otro gemido.

    Después de eso, Peeta me cargó (como si pareciese una pluma) sin ver nada hacia la cama, con pasos normales pero rápidos, mientras que nos seguíamos besando.

    Al dejarme en la cama (con una suavidad increíble), se subió encima mío a horjadas, estuvimos un par de minutos en silencio, recuperando el aliento, mientras nos mirábamos el uno al otro, hasta que esta vez yo me avalancé sobre él.

    Después de varios minutos besandónos, con ayuda por parte de los dos conseguimos sacarnos la ropa que nos quedaba, lo siguiente fue...

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    Al día siguiente me desperté con unos dulces labios sobre los míos, haciendo que me despertase, pero no abrí los ojos hasta que note otro beso, esta vez en la punta de la nariz, en ese momento la realidad me cayó como un cubo de agua fría, los recuerdos de ayer y nuetros problemas, también.

    Al abrirlos me encontré con un Peeta sonriente tumbado a mi lado. Tenía puesto su pijama, que consistía en un pantalón largo a cuadros y una camiseta de manga corta gris, también tenía el pelo ligeramente alborotado, y un brillo en sus ojos azules especial.

- Buenos días dormilona -me saluda y en de repente me doi cuenta de la hora que es y que él está en pijama y que yo estoy completamente desnuda.

- ¿Y los niños? ¡Deberían de estar ya en el colegio! -exclamo, mientras que me siento rapidamente en la cama dispuesta a levantarme, cuando unos brazos me agrarran de la cintura haciendo que me quedase completamente quieta.

- Tranquila, ya los he levantado, dado de desayunar y despedido yo. -me dice Peeta, mientras que me vuelve a tumbar en la cama cuidadosamente- Ya no te tienes que preocupar de nada Katniss.

- Gracias Peeta. -le respondo pasando mis brazos por su cuello- ¿Qué quieres hacer hoy?

- No se... Podemos salir a dar un paso hasta el centro del distrito hasta la hora de comer. -propuso Peeta- Aunque si quieres podemos hacer otra cosa cualquiera.

- No hace falta Peeta, me parece bien el paseo. -le respondí rapidamente mientras le daba un beso cortoen los labios, poniendo mis manos en sus mejillas y el me abrazaba aún más fuerte por la cintura-.

   A la media hora ya estábamos listos para irnos a el centro del distrito. En el camino estuvimos hablando de cosas sin sentido, hasta que un poco más allá de la mitad del camino vimos pasar a un grupo de hombres vestidos de mineros escoltados por tres agentes de la paz armados, que se dirigían al camino antigüo que daba a las minas. 

   En ese momento supe que algo iba mal, y no hacía más que empezar.

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Hola hola!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

   Capítulo demasiado corto, lo siento. Pero, como ha dicho Katniss,

 Esto no ha hecho más que empezar.

Agur, asta la semana que viene!

Teresa  

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