Capítulo 11 (primera parte)

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La noche transcurrió en un silencio sepulcral, tan solo interrumpido por los ronquidos de Rafa y los quejidos de Alex cada vez que un bicho se posaba en su piel. Nadie durmió, todos permanecieron despiertos, acurrucados los unos con los otros y pensando una solución para poder salir con vida de aquel mal que se introducía con cada vez más fuerza dentro de ellos. Comenzaban a sentirse tentados de rendirse, optar por el camino fácil, vivir, y ya de paso, conseguir unos bonitos ojos de basilisco para poder matar a cualquier idiota que les molestase, desecharon enseguida estos pensamientos de su cabeza; no podían rendirse, después de todo lo que había pasado debían mantenerse fuertes, sobrevivir, pero sin dejarse llevar por el lado del mal, hacer todo lo posible para que la muerte de sus amigos no haya sido en vano.

En cuanto el primer rayo de sol entró por la ventana todos se levantaron, somnolientos y con ojeras por el hecho de haber pasado toda la noche en vela. María y Sara cuchicheaban en una esquina de la habitación, probablemente exponiendo sus ideas sobre la situación, mientras tanto los demás desayunaban desganados, bueno, todos menos Miranda, quien parecía estar muy hambrienta y devoraba su tazón de cereales como un carnívoro que devora a su presa.

El silencio no tardó demasiado en romperse, y, ¿qué mejor persona para romperlo que la escandalosa de Alex?

La chica conocida como zorra, comenzó a llorar, su llanto era exageradamente dramático, procurando, como no, llamar la atención de todos los presentes.

-¿Se puede saber que coño la pasa a esta?- preguntó Nerea con su tono brusco habitual.

-¿Qué que me pasa? ¿Qué que me pasa?- preguntó Alex, alzando la voz y frunciendo el ceño- ¿¡Es que no os dais cuenta de que vamos a morir todos?! Carlo nos matará, y Sonia y Barbi convertidas en villanas sexis le ayudarán. ¿Y sabéis que es lo peor de todo?- al ver que nadie le contestaba prosiguió con sus quejas- Que ellas vestirán con mayas negras ajustadas y chaquetas de cuero, y yo mientras tanto, moriré con el pelo encrespado, las uñas casi tan llenas de mierda como Lucía cuando murió, y con el rímel corrido.-se tapó la cara con las manos y comenzó a sollozar de nuevo- ¡Yo no merezco esto! ¡Yo también quería ser una villana sexy! ¡Y todo por culpa de la puta de Carlo, que me dejó inconsciente antes de que me pudiera unir a ellos! La puta me las va a pagar... Le voy a dejar el pelo tan mal como él me lo dejó a mí.-masculló la chica entre dientes.

-¡Te quieres callar de una puta ver pedazo de zorra!-la interrumpió Rafa, quien estaba harto de las constantes quejas de la chica- Todos aquí queremos ser villanos sexis, pero NO nos quejamos, ¿entendido?- todos se callaron de golpe al escuchar el tono amenazador del joven-Y ahora, pasemos a lo importante, tenemos que idear un plan para resolver todo esto.

Sara y María se dirigieron una significativa mirada entre ellas, no sonreían, sus rostros se mantenían serios, impasibles.

-Nosotras hemos pensado una cosa. Pero es demasiado arriesgado...-murmuró Sara.

-Yo estoy dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de que no me maten.-dijo Miranda, quien empezaba a devorar su segundo tazón de cereales.

Se miraron una vez más entre ellas, hasta que María comenzó a hablar.

-Tras haber planteado muchas maneras de librarnos de una muerte segura, solo se nos ha ocurrido una forma de arreglarlo todo, aunque con eso, arrisgaríamos más nuestra vida; tenemos que seguir a Barbi, Sonia y Carlo, vigilarlos sin que estos se den cuenta, y dejar que ellos mismos nos dirijan hacia su amo, ese ser estraño que nos metió en todos estos problemas y que se empeña en aniquilarnos uno por uno.-

-¿Y qué pasa si nos pilla?-preguntó Nerea con preocupación- La puta de Carlo sabemos que es idiota, pero, ¿qué pasa con Barbi y Sonia? Creo que ellas se darán cuenta de nuestras intenciones.

María se encogió de hombros, puesto que no tenía ninguna respuesta a la pregunta de la chica.

-Bien. Creo que deberíamos intentar el plan de María y Sara. Es lo único que tenemos.- dijo Rafa con firmeza.

-¿Desde cuando este es el líder?- preguntó Alex, señalando a Rafa con el dedo.

-¿¡Tienes algún problema zorra?! ¡Qué te arranco los pelos, pedazo de guarra!- gritó Rafa, con ademán de lanzarse hacia Alex.

Probablemente el chico habría barrido la habitación con los pelos de Alex si Miru no hubiera intervenido, y apartado al joven de la chica.

-A ver, todos sabemos que Rafa es una guarra, pero tiene razón en que es el único plan que tenemos.-dijo Nerea, siendo razonable por una vez en su vida.- Así que, no nos queda más remedio que seguirles.

Llevaban una hora escondidos en el bosque, esperando a que Carlo, Barbi y Sonia salieran de la casa. La última vez les habían visto introduciéndose en el bosque por la noche, así que estaban convencidos de que lo volverían a hacer y, para cuando estuvieran cerca de ellos, aprovecharían para seguirlos sin que estos se dieran cuenta. Era un plan mediocre y sin sentido, por no hablar de las altas probabilidades que había de que les pillaran, pero bueno, no tenían nada que perder, morirían de todas formas si no lo intentaban.

Pasaron toda la tarde sentados alrededor de un árbol, conforme anochecía comenzaba a hacer frío y Rafa propuso encender una hoguera.

-¡Estás loco!- le regañó Sara- ¿Una hoguera? ¡Nos descubrirían enseguida! Tenemos que permanecer como estamos y en silencio.

Cada vez hacía más y más frío, y pese a las súplicas de Sara y María, Rafa dijo que no lo soportaba más y que iría el mismo a buscar madera para hacer la hoguera. Alex lo acompañó y juntos se introducieron en el bosque. Estaban recogiendo los últimos trozos de madera cuando Alex oyó un ruído.

-Rafa...-murmuró la chica en tono asustadizo- ¿Has oído eso?

-¿Si he oído el qué?-preguntó este con tranquilidad, concentrado en su tarea de recoger madera.

De repente Alex oyó un estruendo proveniente de donde había estado Rafa hace unos segundos.

-¡¿Nos oyes ahora humano estúpido?!- gritó una voz aguda y desconocida.

-¿¡Qué coño sois?!- exclamó Rafa, mientras se ponía en pie dolorido.

Alex corrió hacia él mirando con curiosidad, a dos criaturas de baja estatura (no medirían más de medio metro) totalmente blancas, que lucían una sonrisa perversa en sus rostros.

-Yo soy Fred.

-Y yo soy George.

-Respecto a tu pregunta, somos los hijos del bosque, criaturas mágicas, creadas a partir de la sabia de un árbol y bañadas por el más frío de los aires, vagamos por los bosques como sombras, sombras sin nombre, sombras sin identidad, sombras perdidas en un mundo...

-Corta el rollo. No te hemos pedido una biografía de tu vida, solo queremos que nos digáis que sois, a ser posible, con el menor número de palabras posibles.

-Que simples sois los humanos.

-Vuestro cerebro es del mismo tamaño que el hueso de una uva.-añadió la otra criatura, completamente idéntica a la anterior.

-Vuestro cerebro es tan diminuto, que podría comermelo ahora mismo y sentirme igual, puesto que no me habríais aportado ningún conocimiento nuevo.-

-Vaya, pero que graciosos son estas cebollas con patas.-dijo Rafa con sarcasmo.

-Humano, yo de ti tendría cuidado con tus palabras. Los hijos del bosque podríamos seros de mucha ayuda en vuestra lucha contra la muerte.

-¿Pero como...?

-¿Qué como lo sabemos?-dijo una de las criaturas, volviendo a formar esa perversa sonrisa en su rostro- Nosotros lo sabemos todo.

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2014 ⏰

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