-Despierten par de flojos- Ya eran cerca de las 11 de la mañana y el sol italiano estaba en su pleno esplendor calentando a nuestra ciudad tan fría como siempre- Ninguno de ustedes tiene hambre- Decidí tocar sus puertas de los cuartos para tratar de despertarlos-
-Gianluca estas loco, déjanos dormir- Gritaron al unísono-
-Si quieren dormir se pueden ir a sus casas y entonces si se duermen lo que quieran-
-¿Nos estas corriendo?- Pregunto Ignazio desde la habitación-
-No- Respondí tratando de controlar la risa- Más bien es una cordial invitación a desalojar mi morada-
-Jajajaja te pasaste de culero Gian- Dijo Piero entre risas-
-Ellos se tardaron unos cuantos minutos más para bajar, lo bueno es que prepararon el desayuno sin que yo tuviera que decirles nada más. Terminando de desayunar mire el reloj el cual marcaba las 12 de la tarde- Me voy a duchar-
-Vas a ir por Vanessa-
-Si creo que iré cuando salga de bañarme- Sonreí y le dedique un guiño a Piero; me duche rápido, me perfume con la colonia que ella me había regalado, busque en el armario un suéter color verde militar y un pantalón de mezclilla; baje las escaleras y tome las llaves de mi auto-
-Oye, ¿no nos piensas llevar?- Dijo Ignazio-
-No me voy a tardar- Salgo de la casa y subo al auto; conduzco despacio al pasar por el parque y por primera vez la veo, esta de pie con un pequeño trozo de pan en las manos desmoronándolo para que las palomas puedan comer. Aun lleva puesto el abrigo, realmente le queda gigantesco y eso provoca que me ría un poco para mis adentros. Solo la pude ver de espaldas pero me reconfortaba tanto verla y saber que debería de estar bastante calientita con el abrigo, después de esa imagen tan conmovedora seguí mi camino hasta llegar a casa de mi novia; baje del auto y llame a la puerta la cual se abrió de inmediato-
-Pasa amor, ya solo voy por mi maleta-
-¿Por tu maleta?- Subí las escaleras detrás de ella sin que me hubiese invitado a subir-
-Solo es esta pequeña maleta-
-Por lo menos si era pequeña- Ya no se te olvida nada amor- Pregunte en un tono que daba la sensación de ser más una afirmación-
-No, ya no amor-
-Bueno vámonos- Subí su maleta a la cajuela del auto para después abrirle la puerta para que pudiese subir al auto. De repente recordé que no la había saludado- Que descortés de mi parte- Ella me mira con esos enormes ojos azules que tiene y yo le correspondo la mirada, paso mi mano por detrás de su nuca y la acerco con suavidad hacia mi, puedo percibir ese exquisito aroma tan suyo y presiento que ella puede disfrutar del mío, nuestros labios se encuentran y se sincronizan casi de inmediato, una sensación repentina de placer me envuelve por completo, tanto que dejo escapar un leve gemido de mis labios lo que nos hace separarnos- Lo lamento-
-No te preocupes amor, fue culpa de los dos- Me sonríe y después me guiñe un ojo lo cual hace que sonría-
-Vámonos antes de que los camarógrafos nos encuentren y nos sigan hasta mi casa- Puse en marcha el automóvil, prendí el radio y vi por el retrovisor a varios camarógrafos saliendo de sus escondites aunque lo de Vanessa y yo lo había hecho oficial hace algunos meses atrás. Pasamos a comprar hamburguesas para todos y antes de llegar a casa baje la velocidad como ya se me había hecho costumbre al llegar al parque-
