♥ Capítulo nueve punto uno: Sargento Anderson gracias

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ERIKA

La mañana del Lunes como de costumbre, nuestra rutina fue lo normal, y como la buena alumna que quiero ser, después del orden cerrado con Len, fui detrás de él a cierta distancia para mi "castigo". Estaba enojada, y él lo sabía, al parecer lo disfrutaba, porque de vez en cuando me miraba y sacaba cierta sonrisa vengativa.

Al llegar a su oficina él entró y cuando yo iba a seguir me cerró la puerta en las narices, me quedé en shock por un segundo y parpadeando sentí mis mejillas arder de enojo.

Tranquilízate... tranquila, es tu superior no puedes hacer nada.

Len estaba empezando a comportarse muy groseramente conmigo, y no entendía el por qué. Me enojaba pero un tanto porcentaje de mi ser quería saber lo que le pasaba, o que era lo que yo había cometido...

Entré furiosa a la oficina y entonces vi como Len sin voltear a verme decía en advertencia.

-ah, ah, ah, ah... aprende a tocar. -se voltea y me mira con unos ojos llenos de... ¿enojo? !¿está enojado?! ¿Y él por qué?

Me sorprende ante su mirada, me dio escalofríos, y retrocedí mientras cerraba la puerta delante de mi, suspiré llevando mi mano empuñada hacia el frente en la puerta, tres toques y luego esperando la indicación de Len.

Un segundo, cinco segundos...

-Adelante...

-idiota... -susurré entre dientes.

Entré y esperé a que indicara que me sentará. Capaz y me siento y me vuelve a parar, y prefiero ahorrarme el tiempo perdido.

-Toma asiento por favor. -indicó apuntando con la palanca abierta hacia la silla frente a mi, dirigió su mirada hacia una laptop  hacia su derecha y empezó a teclear.

Tome asiento y esperé a que él hablara.
-Tengo aquí una tarea para ti, para que ningún superior se entere de tu castigo y de lo qué pasó anoche, trabajarás para mi, aquí, en mi oficina. Será en tus tiempos libres...

-Pero... mis tiempos libres son para que pueda realizar mis propias actividades como limpiar mis zapatos y arreglar mi uniforme... -Interrumpí protestando.

-Pues ajústalos, así como eres buena para andar ligando a las afueras de la escuela, debes ser buena para ajustar tus tiempos...

-¡Oiga! Usted está siendo muy grosero conmigo...

-¿Ah? ¿Si sabes que soy tu tutor? Y ¿que eres una potra?

Tragué con dificultad, eso era verdad, él podía hacer lo que quisiera conmigo, soy una potra aún... y lo peor de todo es que siempre seré inferior a él.

-Si... es solo que me es injusto... solo fue un mal entendido, ¡yo no tengo nada que ver con William! -alce la voz.

-Ya le explique la situación Sánchez, no volveré a lo mismo, ya que no puede lidiar con tanto, solo aplicará los fines de semana, la quiero aquí limpiando la oficina.

Sin protestar asentí. Ya no tenía remedio. Que más podía hacer... nada.

-La espero aquí el sábado, puede retirarse, ah, desde las 8 am por favor.

Hasta eso...

-Si mi sargento.

Me puse de pie, saludé y me retiré. Una vez fuera empecé a quejarme en silencio, quería golpear, quería gritar, quería desahogarme.

Me pegué a la pared suspirando mientras miraba el techo, y le pedía a Dios que no me fuera tan mal en mi primer año, estaba haciendo lo que podía por ser la mejor.

Prueba Militar. Libro Uno ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora