Capítulo 6

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A la mañana siguiente, el agotamiento de Jinki ya se había esfumado por completo.

El sueño y cansancio ya no estaban más.

Pero aunque la angustia aún seguía presente en su pecho, esta parecía no ser tanta como antes. Gracias al buen descanso y, a Minho, por supuesto.

La mañana pasó por suerte con rapidez y tranquilidad.

Sin duda la sopa de tomate y el pan tostado para el almuerzo habían sido la mejor elección de ese día.

Curiosamente a pesar de que para esa hora el lugar estaba un poco más lleno que en la mañana, nadie pareció darle importancia al joven sanador y al guerrero que lo acompañaba.

Algo que definitivamente llamó la atención de Jinki.

— Tengo una pregunta... — mencionó tentativamente cuando se encontraban ya de vuelta en la habitación.

— Dime — Minho le dedicó una rápida mirada antes de rodear la cama y acuclillarse a un lado de esta.

— Bueno...tu mencionaste algo acerca de que...¿Qué es eso? — tanto la voz y el rostro de Jinki no pudieron evitar la sorpresa al ver al contrario sacar algo de debajo de la cama y colocarlo encima de esta.

— ¿Qué? ¿Esto? — Minho movió ligeramente la bolsa de cuero color café. 

Jinki asintió y se acercó a la cama.  

— Es mi armadura y algunas cosas más que necesito — contestó el de ojos esmeralda mientras sacaba algunas cosas de la bolsa.

Los ojos de Jinki estaban muy atentos a cada una de las cosas que se iban mostrando sobre la cama. Sin embargo, frunció el ceño al caer en cuenta de algo...

— ¿Pero como es que...

— Ayer — respondió Minho sin dejarlo terminar la oración.

— ¿Ayer? — Jinki estaba completamente confundido.

— Sí, ayer, antes de la cena, mientras tu aún dormías.— el peliverde explicó mientras parecía buscar algo especifico en la bolsa. — ¡Aquí esta! — exclamó al encontrarlo, sonriendo aliviado y alegre al mismo tiempo. — Toma — dijo  extendiendo una daga delgada color dorado con detalles en forma de curva al comienzo del filo y color verde en la parte de guarda y pomo.[1]

Jinki observó el objeto, perplejo.

— ¿Para mí? — preguntó tomando la daga con algo de vacilación.

Minho asintió.

— Pero...¿Por qué me lo das? — Jinki preguntó sin apartar la vista del objeto entre sus manos. 

— Es para que tengas con que defenderte por si las cosas llegan a complicarse — fue la respuesta que obtuvo del contrario mientras terminaba de sacar un par de cosas más que formaban parte de su armadura.

— Pero...yo no se usarla — el peliazul no se sentía capaz de poder lograr defenderse con tal objeto.

— Lo sé — sonrió tranquilizador el de ojos esmeralda. — Pero tranquilo, que no espero que la uses hoy — aclaró, colocándose sobre las ropas sencillas el peto con detalles marcados que mostraban la forma de su pecho.[2]

— ¿Entonces?.

— Es para que la guardes, ahora es tuya — Minho ajustó el peto con los tres cinturones de color granate que estaban al nivel de la cintura. — Yo te enseñaré a usarla — expresó.

El último Sanador / OnHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora