uno.

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Hizo una mueca la azabache tras revisar su bolsillo y encontrarse con dinero insuficiente, no le completaba para poder por fin rentar el departamento que quería, se sentía como una vergüenza, todos sus amigos ya tenían sus vidas hechas y ella aún seguía viviendo con sus papás, su vida no podía ser peor.
O de hecho, sí podía. Trabajaba con unas de las personas más millonarias y aún así, su sueldo era bastante pobre.
Derrotada, dejó caerse en el sofá, cubriendo su frente con su mano, algo frustrada.

—¿Es que mis diseños son bastante malos?

Preguntó para sí misma, pero sus padres escucharon y ya estaban ahí dispuestos a darle algunas palabras de apoyo, pusieron una mano sobre cada uno de sus hombros, demostrándole así que estaban para ella.

—Cariño, ¿todo bien? Quizá mi trabajo no sea eso, pero sé que tengo la suficiente vista buena como para saber que tus diseños son buenos.

Habló con un suave y tranquilizador tono Sabine, su cabello seguía siendo azul, aunque unos mechones blancos comenzaban a asomarse.

—Concuerdo con tu madre, ¿no has pensado en pedir un aumento? Quizá sea eso.

Finalizó Tom, lo que le dio una idea a Marinette, no podía ser tan difícil ¿verdad?

—¡Ugh! ¿Por qué los pasillos siempre tienen que ser tan impecables y callados? Me pone ansiosa

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—¡Ugh! ¿Por qué los pasillos siempre tienen que ser tan impecables y callados? Me pone ansiosa.

Hablaba Marinette caminando por el largo pasillo donde al final estaba la oficina de su jefe, Tikki asomaba por su bolso.

—A mi me parece que no son tan malos.

—Tú siempre le ves el lado bueno a todo, Tikki.

La ahora adulta, le brindó una suave sonrisa a su kwami, antes de darle una galleta y la pequeña catarina volvió dentro del bolso. Lo que ninguna de ellas dos sabía, era que habían cámaras de vigilancia, que solo una persona en la agencia las veía todo el tiempo.

Tocó tres veces a la puerta, donde una seca respuesta detrás de esta le daba el permiso de pasar. Gabriel Agreste siempre le pareció bastante imponente, aún y con el paso de los años, se mantenía muy buen, quizá su cabello era un poco más gris ahora, pero en cuanto a su físico, no parecía un hombre de 45 años.

—¿Qué sucede, señorita?

Marinette tomó asiento en una de las sillas en frente de su escritorio, esa situación le recordaba mucho a cuando era sitada en la oficina del director, incluso ahora como una empleada o más bien, una aprendiz, sentía el mismo miedo ante una autoridad, aunque ahora no tanto como antes.

—No sé si sea demasiado imprudente pedir esto pero, me estoy viendo en bastantes problemas económicos, no quisiera tener que hacer esto, pero me veo en la desesperación de pedir por favor un aumento.

Bajó la mirada, sus mejillas ardían de la vergüenza, odiaba tener que verse en esa situación, pero en serio necesitaba el dinero, esperaba que el hombre no se lo negara.

El mayor se quedó pensando unos momentos, como si estuviera analizando todos los pagos que debía hacer y si así quedara algo para aquella joven, hasta que finalmente abrió la boca para decir algo, Marinette moría por saber y su espera había terminado.

—No.

Dijo sin más, ella al menos esperaba una respuesta más sutil tan siquiera, no había necesidad de ser tan cruel.

—Pero, señor, haré todo lo que quiera, en serio lo necesito...

Dentro de la cabeza de Gabriel pasó una idea, una muy mala idea que realmente no tenía qué ver con el aumento, pero antes debía de intentar confirmar si era lo que él pensaba.

—Lo siento, señorita Dupain, pero en estos momentos si le brindamos el aumento que pide, la empresa se puede ver en un desbalance. Puede retirarse.

Sabía que era mentira, él es millonario, simplemente no quiso dárselo y aunque lo necesitara mucho, su orgullo era mayor como para seguir insistiendo. Salió de la oficina, y justo a fuera Tikki salió de su bolso.

—Lo siento Marinette, quizá será en otra ocasión, o puedes conseguir otro empleo donde te pueda ir mejor.

—No lo sé Tikki, creo que solo necesito distraerme.

—Ya sabes las palabras, Marinette.

La joven volteó a todos lados solo para asegurarse que no hubiera nadie cerca, antes de gritar.

—Spots on!

Y así su transformación como Ladybug apareció, buscando la ventana más cercana para saltar por ahí ayudada de su yoyó.

Pero Marinette, en serio debías de recordar que hay cámaras de seguridad en todos lados y que alguien detrás de una pantalla las ve...

Criminal [Gabrinette] #PGP2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora