Día seis: "Felpudo y adorable."

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Tema: Festival escolar

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Tema: Festival escolar.
Miércoles trece de Febrero.

Humillante.

Dazai realmente desea seguir con cuarenta de fiebre –y con un bonito pelirrojo de ojos azules cuidándole, de ser posible–, y así evitar lo que al parecer sería su castigo por haber faltado esos dos días.

Su orgullo estaba echo trizas. Ni eso, estaba hecho puré. Y para eso solo bastaron cuatro palabras.

Cuatro. Malditas. Palabras.

"Tú usarás el traje".

Porque Dazai no había colaborado con el resto del salón al momento de organizar y aportar en la construcción de su stand, por lo que no le quedó de otra que aceptar semejante golpe a su dignidad.

Y claramente sus días estando enfermo no contaban porque todo el tiempo empleado en la organización de esa feria podían fácilmente ser dos meses.

Por lo menos estaría con el rostro cubierto.

—Mira el lado positivo, no eres el único —le dice la chica que le acomoda la gran cabeza felpuda—. La clase B también tiene una mascota.

—¡Y míralo! El pobre sujeto es medio metro más bajo que el traje —ríe un tipo cuya existencia Dazai desconocía hasta el momento.

—Te ves divino —le dice la chica alzando el pulgar mientras intenta no reír—. Ahora ve a caminar por allí y regala dulces; más te vale que no te niegues si se quieren tomar fotos contigo. Di cosas como que pasen por nuestro puesto, o algo así. La clase A es la mejor, blah, blah.

—¿Y de paso les sonrío?

Nadie lo escucha, y Dazai se ve obligado a deambular por los puestos, regalando dulces y saludos mudos, porque se niega rotundamente a ser reconocido por alumnos de otros cursos.

Y, en medio de su absurda travesía por puestos cuya comida es tentadora y sus juegos interesantes, Dazai se topa con Kunikida, que iba acompañado de Atsushi, que a su vez se veía bastante feliz con el dulce que tenía en una mano.

—Kunikida-san, ¿no ha visto a Dazai-san?

Dazai se hace el tonto cuando Atsushi se le queda viendo, y Kunikida dice que no, pero este último observando con sospecha al castaño.

—¿Y a Chūya-san?

Eso a Osamu si le interesa. Así que con toda la discreción que puede tener un perro felpudo de casi dos metros los intenta seguir para saber sobre el paradero del pelirrojo.

Seguro lo abrazaría, tiene entendido que le gustan los perros.

—Tampoco, ¿no has ido a su puesto? La clase A y B están cerca.

A Atsushi se le ilumina la mirada, y corre hacia el lugar de donde Dazai viene, y Osamu siente el verdadero terror cuando se percata de que será visto por su Kohai en aquellas fachas.

Una semana para enamorarte. [Soukoku] (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora