Tema: Confesión
Sábado 9 de Febrero.Odasaku sabe que no deberían tomar alcohol. Dazai tiene diecisiete y Atsushi dieciséis; son menores de edad, y por lo tanto, él debería ser quien está acargo puesto que Mori tuvo que pasar la noche fuera por trabajo.
De echo, él le pidió que fuese con ambos adolescentes a "vigilarlos", porque claramente sabía que habían comprado de alguna forma alcohol. Probablemente para Dazai no hubiese sido muy difícil ya que es bastante alto y bien puede pasar por un chico de más edad. Aparte de que es increíblemente bueno manipulando.
Por otro lado, a Odasaku no le sorprendería que hubiese sido Mori quien les permitió consumir dicha bebida. Y él no es nadie para decirles que está mal, porque a su edad también bebió con sus amigos. Y se embriagó y cometió la misma sarta de estupideces que estaba seguro que Dazai cometería porque era un verdadero idiota incluso estando sobrio.
Pero no es el tema.
Cuando llegó ambos ya tenían dos latas abiertas, y habían dos más vacías tiradas en el suelo; Dazai obligaba a Nakajima a llamar a Akutagawa para confesarse. Y Odasaku realmente quiere pensar que dos adolescentes no se emborrachan en su segunda lata de cerveza y que en realidad siguen sobrios.
Pero como su suerte a veces no es la mejor, se equivoca. Están claramente borrachos.
Quizás son inteligentes y están realmente sobrios, pero se hacen pasar por ebrios para así fingir demencia al día siguiente.
—¡Lo haré, lo haré! —exclama Atsushi, señalándolo tras tomar su teléfono. Marca un número y cuando al parecer responden, Nakajima exclama:— ¡Ryunosukemegustas!
Así, sin detenerse, luego corta. Dazai le palmea el hombro y ahora Odasaku cree que quizás su teoría está acertada hasta cierto punto y Dazai solo finge estarlo para que Atsushi hiciera esa llamada.
Es algo que él haría.
—Te toca —le dice el albino. Osamu suelta un "¿qué?", y, a estas alturas, Odasaku ya guardó todo el alcohol, y solo le queda observarlos para evitar que cometan alguna estupidez que les pueda ser perjudicial de alguna manera.
De alguna manera física, cabe destacar.
Aunque tiene sus dudas respeto a la integridad física de Atsushi el lunes cuando le toque encarar a Akutagawa y se entere de la estupidez que cometió en su primera borrachera.
—Confiesate a Chūya-san —le insta el chico.
—Me colgará apenas sepa que soy yo.
—Pero vive en frente —dice, señalando la ventana.
Y Dazai no lo piensa –claro, porque al parecer sí estaba tan borracho como Atsushi–, y se pone de pie. Odasaku es testigo de como el castaño abre la ventana que da al edificio paralelo.
Oh, no.
—Dazai. . . No creo que sea buena idea. . . —intenta decir, porque sabe que será él quien le diga el día siguiente lo que hizo. Y sabe que Dazai va a querer suicidarse el doble de lo que ya quiere.
Pero Osamu no lo escucha, de hecho, no parece reparar en su presencia; saca la mitad de su cuerpo por la ventana, inhala aire y grita:
—¡CHŪŪYAAA!
Oda palmea su frente pidiendo al cielo que ningún vecino termine lo suficientemente molesto con el castaño. Después de todo, quien hablaría por los adolescentes sería él.
—¡CHŪŪYAA!—vuelve a gritar.
De la ventana de en frente sale un escandalizado pelirrojo, con el cabello desordenado y el ceño fruncido. Parece no creer que realmente el chico que grita desaforado su nombre se encuentra justamente frente a él.
—¡¿QUÉ?! —exclama de vuelta, sacando la cabeza por la ventana de su habitación.—¡DEMONIOS, DAZAI, ES TARDE!
—¡NECESITO HACER ESTO AHORA! —le dice, cada vez más peligrosamente inclinado.
—Dios. . . —Odasaku no lo escucha, pero lee sus labios pese a la oscuridad—. ¡Dazai, estás borracho!
—¡Y TAMBIÉN LOCO! —Osamu toma una bocanada de aire, antes de volver a alzar la voz— ¡PERO LOCO POR TI, CHŪYA!
Atsushi cubre su boca, y Odasaku suspira por lo bajo.
Adolescentes. . .
—¿De qué hablas? —Chūya exhala, y Dazai lo escucha, pese a la distancia.
—¡ESTOY ENAMORADO DE TI! —suelta, como una bomba, irreversible e innegable—¡DE TUS HORRIBLES GUSTOS EXCÉNTRICOS Y TU DETERMINADA ACTITUD POR LLEVARME SIEMPRE LA CONTRARIA! ¡INCLUSO DE TU MAL HUMOR! ¡ME GUSTAS MUCHO!
A estas alturas, todas las luces de ambos edificios ya estan encendidas, y más de una ventana abierta para no perderse el griterío que se ha armado.
¿Y Chūya? El chico se halla lo suficientemente colorado como para notarse desde el edificio de en frente, y por consecuente, por sus habitantes.
Dazai sabe que Chūya dice algo, también sabe que gritó otra cosa más, pero, de alguna forma, no lo escucha y solo le sonríe como el idiota que es antes de volver a cerrar a ventana y observar al albino.
—Listo.
ESTÁS LEYENDO
Una semana para enamorarte. [Soukoku] (Completa)
أدب الهواةUna semana tiene siete días. En siete días hay ciento sesenta y ocho horas y en ellas hay diez mil ochenta minutos. Dazai solo ocupa uno de estos para pensar qué decir cada vez que decide acercarse al chico que le gusta. Teniendo la semana del amor...