Después de varios años, Sakura Haruno ha regresado a Japón.
En su regreso vuelve a reencontrar viejos amigos... y a su antiguo amor.
Un amor, que asegura haber olvidado, Sasuke Uchiha.
Las cosas parecen fluir con normalidad sin embargo, no todo se...
La joven mujer se hizo a un lado para que el Uchiha se aventurarse hacia el interior del lugar.
-Ponte cómodo-pasó por su lado y fue hacia la cocina, seguida por su madre- ¿Quieres te? -Claro, te lo agradezo-respondió el desde el living. -¿Quién es él, Sakura? -El es Obito Uchiha, ma. -¿No que se llamaba Sasuke? -Es familiar mamá, por Díos, razona-río.
Obito entró en la cocina mirando toda la decoración.
-Veo que no has cambiado el apartamento del todo... -Dime, ¿Que te trae por aquí? -Tengo noticias del caso de la muchacha y su mamá... -¿Ah, sí?-respondió con emoción- ¿Qué es? -Sakura, esto no te va a gustar nada, así que necesito que te lo tomes con la mayor calma posible ¿De acuerdo? -De acuerdo...-respondió no tan segura.
Obito la tomó de la mano, y la guió hasta el living, indicándole que se sentara en el sofá, sentándose junto a ella.
-Verás... No se porque razón, la agencia de investigación de aquí en Londres ha decidido... cerrar el caso del doble homicidio de la niña y su madre. -¿Qué...? -Apareció un nuevo caso, secuestraron a la hija de un gobernador de Londres y... bueno, lo pusieron por encima. -¡Pero no es justo, Obito! -Ya lo sé, Sakura, estámos todos indignados. -¿Tienes el auto? -Sí... ¿Por qué? -Llévame a la agencia. -Están en una reunión, Sakura. -No me importa, sólo llevame y ya.
El hombre la miró, nervioso, conocía a Sakura desde que se vino a estudiar a Londres, y realmente siempre fue muy impulsiva, luchaba contras las causas justas y también tenía un temperamento bastante explosivo y difícil de dominar.
Sabía que aunque quisiera detenerla, hacerla entrar en razón, decirle que ya estaba, que no había nada por hacer, no lograría hacer que se echara para atrás, además, el también estaba indignado por lo que había sucedido, así que después de mantenerle la mirada a la pelirosa que tenía en frente, decidió que la llevaría a la agencia.
-¿Obito? -De acuerdo, te llevaré.
Cómo resorte, Sakura se levantó del cómodo y reconfortante sofá, a buscar su celular, se cambió el autendo, y partieron.
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SAKURA
Estaba enfadada, no, más que enfadada, estaba FURIOSA.
¿Cómo se atrevían esos chantas mal agradecidos a cerrar el caso, sin siquiera avisarle?
Oh, pero pobre de ellos, pobre de ellos si pensaron que me iba a quedar sentada en mi lugar, obedeciendo.
Nunca, jamás.
¿Por qué el secuestro de la hija del gobernador era más importante que el de esa chiquilina? Tranquilamente podrían haber armado otro equipo de investigación para poder encontrar el paradero de esa mujer, pero ¿Poner ese caso por encima del de la adolescente?
