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La abogada se encontraba en la cafetería que había acordado con su ex sensei, ya eran más de las cuatro, y Iruka no llegaba aún.

Esperó, pero nadie apareció, lo cuál le parecía raro, porque no tenía ningún llamado ni mensaje de Iruka avisandole que no aparecería.

-¿Le puedo ofrecer algo, señorita?
-Sí, un café americano, por favor.
-Enseguida.

El mozo se fue a preparar su pedido, mientras ella miraba por el gran ventanal de la cafetería.

Se veían pequeños caminar de la mano con sus padres, vio un anciano caminar a paso lento, cómo si la vida no lo apurara, cómo si supiera que no podría escapar de su cercano destino.

En ese momento, la puerta se abrió, y levantó la vista para ver quién entraba, pero se llevó una gran decepción al ver que no era su ex sensei quién pasaba por ahí.

Se removió en el asiento, tenía los nervios a flor de piel.

-Aquí está su café, señorita.
-Muchas gracias.

Miró la pantalla de su celular por décima quinta vez desde que se había sentido así.

Tomó su café con lentitud, haciendo tiempo.

Al terminar y darse cuenta de que Iruka no aparecería, fue hasta la barra y pagó su pedido.

Salió hacia la calle, y comenzó a caminar para buscar su Mercedes.

Dobló hacia la derecha al llegar a la esquina, una sensación rara la envolvió la piel.

¿Que ocurría? ¿Que ocurriría? Nada, seguramente nada.

Siguió caminado, la calle iba en bajada ahora, por lo que prefirió quitarse los tacones, y por reflejo, tocó el arma que llevaba entre la falda.

Al doblar nuevamente en la esquina, encontró a alguien tirado en el suelo, rodeado de un charco de sangre.

Ahogó un grito de sorpresa, miró a la persona, y vio que tenía una coleta en el pelo.

Su cuerpo comenzó a temblar, con el corazón amenzando con saltarle del cuerpo.

-No puede ser...-susurró.

Alguien le tapó la boca por detrás.

-Cállate, no grites y tampoco te muevas, si te resistes te mato.

Hizo lo que el tipo le dijo, y se quedó estática.

Miró alrededor, a lo lejos pudo ver a otro tipo, con la cara cubierta y un arma en la mano, había más de ellos, podía sentirlo, habían mas de dos.

El tipo apuntaba con un arma en su cabeza, pero fue tanto el coraje que sintió, que se dio vuelta sobre sí misma, le agarró la cabeza al tipo y le pegó un cabezazo.

Comenzó a correr por donde venía anteriormente, con algo de suerte, lograría meterse en algún local lejano, dos tipos la venían persiguiendo.

Miró hacia atrás y aventó uno de los tacones que tenía en la mano hacia aquellos hombres.

A uno de ellos le dio en el ojo, genial.

Siguió corriendo.

Un caño de agua se encontraba en uno de los edificios por los que estaba a punto de pasar, vio que tenía errumbre así que se podía romperlo fácilmente.

Agarró firmemente el zapato, con el tacón hacia el caño, y al pasar por el, lo clavó con fuerza, haciendo una gran grieta.

Esto provocó que el agua saliera disparada con fuerza en la cara de los hombres que la perseguían.

-¡Ahora si me sacaste de quicio!-gritó uno de ellos.

Los disparos comenzaron a resonar, ahogó un grito y aceleró la marcha.

Sacó su arma, y comenzó a disparar también.

Les dio en una pierna a ambos, logrando que cayeran al suelo, luego de parar de correr y recuperar el aliento, avisó a las autoridades que habían 2 hombres que ella misma había herido de bala, que había un cuerpo en dos o tres cuadras de donde se encontraba, y que habían más delincuentes en las inmediaciones.

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¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
¡Nos vemos bebecitos! ❣

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