El nuevo jardín era mágico, era tranquilo, era pacífico y sobre todo era silencioso.Kouki limpio sus lágrimas con el suave pañuelo azul que tenia entre sus manos, el pañuelo con bordado blanco olía a humedad y muy en el fondo a lavanda.
Mirando el pasto verde y escuchando el suave aire correr del atardecer se sintió aún peor de lo que ya se sentía minutos o sólo unos segundos atrás.
El pañuelo que irónicamente era otro de los tantos regalos de Seijuro le ponía triste, el castaño sonrió a la nada y evitando pensar en la comida que había preparado, en el esfuerzo que había puesto en verse lindo, en las quemaduras que le dolían, en todo el perfume que había gastado y en lo estúpido que se veía con esa camisa llena de tontos estampados de girasoles, boto, con todas las fuerzas que su estado de ánimo le permitio, lo más lejos que pudo el pedazo de tela.
El viento no ayudó mucho y sólo hizo que este llegara a unos cuantos pasos de distancia del castaño.
Kouki no sabía que hacer ya, no sabía si era mejor que todo se quedara como estaba, que borrara definitivamente a Akashi de su teléfono, que empezara como él había tenido planeado una nueva vida allí, en su nuevo trabajo y nueva universidad, que se dedicará a sus hermanos y que siguiera de a poco con su sueño de florista, o que limpiara sus lágrimas, que olvidara la canasta de galletas en algún basurero de Tokio, que fuera a preparar la merienda y que, si tenía suerte, esperara como siempre la llamada del pelirojo.
La opción uno era básicamente olvidar a Seijuro, la segunda opción era recordar que se había confesado hace unos semanas atrás y que ahora estaba a la espera de ver si podían arreglarse o era definitivo que habían terminado.
Furi miró distraídamente sus manos, otra vez, y se preguntó si acaso había una tercera opción, esa donde el chico profundamente enamorado era correspondido o al menos hacía sus deseos y sueños realidad y no fue lo peor darce cuenta que al parecer no había un plan c si no que de todos los ángulos posibles en los que lo viera no se quedaría con el amor de Akashi Seijuro.
Suspiro largamente y mientras parpadeó para alejar las lágrimas que amenazaban con escurrir de entre sus pestañas y su mano se apreto a su pecho adolorido, se dijo que tenía que dejar de actuar como un adolescente.
Ya era hora de seguir, había perdido mucho tiempo.
Era claro lo que haría, así que se preparo para borrar el número de él de sus contactos y parandoce porfin del suelo busco su móvil en su pantalón y se dio cuenta que no estaba.
—¿Dónde?
Se preguntó, él no lo había olvidado, estaba ahí cuando llegó casi sin respirar después de haber corrido hacia su casa con el corazón en la boca.
—¿Adentro?
Se preguntó otra vez, y entrando a la casa se encontró con un extraño silencio.
Eso verdaderamente lo preocupo, había pensado tanto en él que se había olvidado de sus pequeños hermanos completamente, así que entrando en calor empezó a buscarlos.
—¿Hermanos?
Preguntó a la nada, el par de castaños eran naturalmente ruidosos y no verlos en la sala o en la cocina ya era bastante raro.
Kouki no pudo soportarlo más y sin esperar a que respondieran corrió a la habitación, su corazón estaba agitado por la preocupación, ellos siempre respondían rápido y miles de accidentes posibles pasaron por su mente.
Abriendo la puerta del cuarto de los gemelos al instante no hizo más que aumentar los latidos de su corazón, ninguno de los gemelos estaba en su cama, sus juguetes estaban ahí y la televisión estába encendída.
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«El Chico De Las Flores» [Akafuri]
RomanceKouki solo tuvo un mal día en su trabajo como repartidor de flores. -Akafuri