capitulo 35

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-¿le dirás lo que paso?

-el investigador aseguró que seria lo mejor y lo correcto, es su padre y quierase o no tiene derecho a saberlo

-diselo, estoy de acuerdo en eso

-bien, me voy, iré a buscarlo

-te llevo

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-hola Dante...

-Flavia, ven pasa, sientate- le extendió a toda prisa una silla y ella se sentó, aun con lágrimas en los ojos hablo

-Dante ha pasado lo peor...

-¿que sucedió?- sacó su pañuelo y se lo extendió arrodillándose frente a ella

-Cláudio, él me... Me quito a Lía

-¡¿que, como paso, cuando?!

-hoy, después de la hora de la comida lleve a mi niña a la juguetería y él aprovechó que Lía corrió para tomarla y llevársela, fue mi culpa por dejar que se saliera de mi alcance, trate de quitársela, de impedirlo pero no pude, no pude... Se la llevó Dante, me la quitó- no podía contener el llanto, estaba devastada

-¡es un imbécil!, y esto es obra de Venecia, estoy seguro de ello, no puede ser de otra forma, Flavia tranquilizate, vamos a recuperarla, quieren que sufras pero no lograran hacerte mas daño, no pienso permitir que lastimen a nuestra hija, voy a encontrarla

-Dante es obvio que ya no estarán en su casa, ¿donde piensas buscarla?

-hasta por debajo de las piedras si es necesario, no descansaré hasta devolvertela, tu tienes que calmarte, deja todo en mis manos

-vengo de la delegación, ya se abrió una investigación

-bien, ¿sabes el nombre del investigador?

-si, el oficial nos asigno luego a un investigador especializado en esto, dice que es muy bueno, Ferri, Augusto Ferri

-se quien es, lo conozco, hablare con él, tranquila, la encontraré

-por favor... Quiero a mi niña

-y la tendrás, te llevaré a tu casa y liego iré a buscarla, ven - la ayudo a levantarse y sin pensar en lo ocurrido anteriormente entre ellos, se abrazaron, Dante logró darle el consuelo que ella necesitaba, era el padre de su hija y quizá, el único que podía entender su dolor, juntos habían concebido a esa niña que ella tanto amaba y esperaba que al menos sintiera un poco de preocupación por su hija, a pesar de no llorar lo veía, estaba muy preocupado, desconcertado, y lleno de rabia

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Se estacionó justo frente a la imponente residencia, era ya de noche pero eso no lo detendría para encontrar a su hija, volteó al asiento del pasajero y la vio, tan bella como siempre, dormía profunda, al fin solo así había conseguido la paz que ese día le había arrebatado. Bajo y se dirigió hasta abrir la puerta de Flavia, tras desabrochar su cinturón la llevó en sus brazos hasta la puerta, Renzo abrió, nada le agrado verla en sus brazos sin embargo no era el momento, menos cuando al fin había conciliado el sueño. Tras saludarse con una retadora mirada entró, subió hasta la recámara que Renzo le indicó y ya dentro la depositó con suavidad en la cama, la acomodó para luego dejarle un corto beso en la frente

-ya puedes irte

-lo se, estaba por hacerlo

-espero que no intentes tomar ventaja de esto y sacarle provecho a la tan odiosa situación

-si lo que quieres es que me quede de brazos cruzados estas muy equivocado, es mi hija y la recuperaré, no me sentare a ver como tardan en hacerlo

-que extraño, siempre te quedaste haciendo nada cuando tu supuesto gran amor y tu hija te necesitaban

-no me repitas mis estupideces, ya las acepte y no pretendo seguir cometiendolas

-di lo que quieras, no te creo absolutamente nada, mejor largate...

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Llegó a su antigua casa, no se sorprendió al no ver ni servidumbre ni seguridad, fácilmente podían haberse largado y despedir a todos los empleados. Entró, recorrió el largo pasillo de entrada sin hacer el mas mínimo ruido, tras cruzarlo llegó al salón, nada. Anduvo en las habitaciones y tampoco obtuvo resultados, la casa estaba completamente sola y tras revisar el armario de Venecia se dio cuenta que en efecto se habían marchado ya y evidentemente con ellos, su pequeña

Fue hasta su auto, tras emprender camino llamó a Marina, necesitaba saber si habían llegado por allá, pero nada, no habían ido a la hacienda, y claro, no podrían esconderse tan evidentemente

Cansado de no saber mas busco hablar con Ferri, lo conocía desde hacía ya mucho, el investigador había comenzado ya pero tampoco tenia resultados, sabia prácticamente lo mismo que él solo que con un poco mas de detalles

La mañana llegó y aun no tenían respuestas, Dante junto con Ferri llegaron a casa de Flavia, luego de unos minutos Florencia apareció en el salón, una de las sirvientas le había entregado un sobre con algun objeto dentro,  era para Flavia

-hija esto es para ti

-gracias- la mujer se sentó justo al lado de su hija, abrió el sobre y al hacerlo Flavia rompió en llanto, nadie había visto lo que el sobre tenia, con cuidado Emiliano se lo quitó de las manos mientras Florencia la consolaba

-¿que es?-   Dante quiso saber

-esto...- Emiliano sacó la pequeña coleta de flor que estaba contenida  en el sobre

-yo... Yo la peine con esas... Le gustaban mucho... Se veía tan... Dulce... Mi niña...- Flavia hablaba entre sollozos, no podía contener el llanto

-la encontraremos señorita, por el momento lo mejor sera que me vaya para seguir la investigación

-de acuerdo, agradeceremos saber cualquier detalle que pueda surgir en el proceso- Renzo se puso de pie a la vez que el investigador lo hacia, tras despedirse lo acompaño hasta la salida, a los pocos segundos regresó

-hija tienes que calmarte, todo estará bien- sus padres trataban de ayudarla pero era imposible, el ambiente era tenso, todos estaban mas que preocupados por la niña, Dante se puso de pie para tratar de despejarse un poco, Renzo, sin que Flavia o sus padres lo notaran se acercó

-¿que esperas para irte?

-es mi hija, no pienso irme

-aquí nadie te necesita, vete ya

-aquí quien sale sobrando eres tu, yo soy el padre de Lia, tu aun no estas cerca siquiera de ser su padrastro así que dejame en paz...

Mi Dulce Pureza  (BTS Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora