capítulo 41

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Sentía su mundo caer, su mente la traicionó, tanto amaba a Dante que en todo el encuentro con Renzo había creído estar con él, estaba al borde de la locura, se sentía de la patada, Renzo no merecía algo así, él merecía algo mejor, alguien que realmente lo amara y ella no podía ser, estaba mas que segura de ello. Intento arreglar las cosas pero antes de poder hacerlo él se levantó y se fue, estaba herido y lo entendía, no quiso detenerlo, no era el momento, al día siguiente lo intentaría

Ella aun lo amaba y no podía seguir engañándose, en cuanto ella aceptó todas sus ilusiones se cumplieron, sin embargo no podía estar con una mujer que mientras hacia el amor con él, pensaba en otro, no era justo para ninguno, estaba herido, mas de lo que jamas creyó, no podía continuar mas con esa farsa, debía hacer algo, no entendía como a pesar de todo el daño sufrido, Flavia seguía amándolo, Dante no la merecía, y sin embargo ella no dejaba de pensar en él ni un minuto

Al día siguiente Flavia no quiso esperar mas y fue directo a su habitación, cuando Renzo salio de la ducha la vio sentada sobre la cama, era hora de dejar claras las cosas por mucho que le doliera, esa mujer jamas seria suya

-Renzo yo...

-no digas nada- se sentó a su lado- escucha, al principio no podía aceptar lo que estaba pasando pero tras pensarlo bien, y en vista de todo lo ocurrido... Flavia yo no puedo seguir entre ustedes dos, a pesar de todo ustedes se aman, no puedo seguir tratando de engañarme, me alejare de ti porque te amo, por eso, espero que él te ame tanto como dice. Escucha yo se que te es difícil perdonarlo, pero entiende una cosa, los hombres aveces somos unos idiotas, unos mas que otros como es el caso, mas aun cuando de una mujer se trata, cometemos miles de estupideces y muy pocas veces razonamos en lo que hacemos, esa es la diferencia entre un hombre y una mujer, ustedes son frías, calculadoras y a la vez dulces y hermosas, nosotros en cambio somos idiotas, precipitados, imbéciles y muchas mas cosas por las cuales al final siempre terminamos arruinándolo todo, el punto es que tenedemos a no entender las cosas como ustedes y por ende a equivocarnos con mas frecuencia, él cometió un terrible error pero todos lo hemos hecho, además, tampoco soy una blanca paloma, que no se e olvide que en el Paradise te obligaba a acostarte conmigo, yo también tengo mis errores, también me he equivocado y lo seguiré haciendo, Flavia tu lo amas, no te niegues al amor y mucho menos le niegues a tu hija el derecho de compartir con su padre, piensa en ella, piensa en ti, en tu felicidad, en lo que mejor te parezca y mas quieras, ahora eres libre de estar con él, disfrutalo, yo me iré de aquí para ya no ser una interferencia, claro que eso no significa que desapareceré de tu vida, cada que quieras puedes pasar por el Paradise y sin duda yo vendré, le tengo mucho cariño a Lía y espero me permitas verla, se que no tengo ningún derecho pero quiero mucho a tu hija, tu y yo seremos amigos, ¿te parece?, solo quiero tu felicidad y si esta con él, perfecto, no me opondre

-Renzo yo no tengo forma de pagar todo lo que me has ayudado, sin duda me hubiera gustado aprender a amarte, eres el hombre que muchas mujeres pueden querer, lastimosamente no mando mis sentimientos y aunque me obligue a querete no pude, cuanto lamento que las cosas se hayan dado así, y no te preocupes, si crees que debes irte no te detendré pero que conste que no te estoy echando, eres bienvenido y por supuesto que puedes ver a Lía cuando quieras, es mas, seras su padrino, ¿que tal?, y claro que seremos amigos, compañeros como siempre

-perfecto, con mucho gusto acepto el cargo, y si, seremos amigos, compañeros, siempre te seguiré apoyando en todo

-gracias... ¿Por que no me enamoré de ti?- ambos rieron y tras un largo abrazo ella salio de la habitación para que él pudiera vestirse

Por la tarde Renzo recogió todas sus cosas y tras despedirse de todos, hasta de Lía, se fue, la niña incluso lloró, ella aunque no podía expresarlo con palabras aun, le había tomado gran cariño, él siempre jugaba con ella y se dejaba hacer de todo

Dante bajó de su auto justo cuando Renzo terminaba de guardar sus maletas, sin poder evitarlo se acercó

-¿te vas?

-si, y no volveré

-vaya, vaya, ¿que sucedió?

-los detalles pideselos a Flavia, solo te diré dos cosas: la primera es que quiero que te quede claro que no por irme de esta casa dejaré de verla a ella y a su hija, pues seré su padrino, y la segunda, mas te valdrá cuidar con tu vida a esa mujer, si la dañas yo mismo te mato sin que me importe nada- sin o responder subió a su auto y se marchó. Dante comprendió entonces que Flavia quiza al fin lo había perdonado, no quiso quedarse mas tiempo ahí, caminó hasta la puerta pero Florencia no quiso dejarlo entrar

-señora por favor déjeme pasar

-lo lamento, no se que le pasa a mi hija como pata querer rechazar al verdadero hombre que acaba de salir de esta casa, quien por cierto es mucho mas guapo que usted

-¡mamá! - Flavia grito desde el fondo, se acerco y abrió la puerta para que  Dante entrase- creo que ya lo habíamos hablado mamá

-si pero eso no cambia el hecho de que no me guste para nada tu decisión

-si mamá, si, tu vienes conmigo- sujeto a Dante de la corbata, él no se negó a seguirla, llegaron al jardín donde Lía ya jugaba con unos bloquecitos, tras ver a su padre tiro dos que tenia en sus manitas y corrió hasta él...

Mi Dulce Pureza  (BTS Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora