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Corazón roto.

Marlon.

Marzo

Antes de empezar con mis cambios, quisiera hablar con Scarlette, quisiera escuchar su voz nuevamente. Porque la verdad, es que yo la amo demasiado, y me duele, me duele un montón, porque ella tal vez ya no sienta lo mismo por mi. Porque yo tal vez ya no siga siendo importante en su vida. Porque la verdad, es que ella debe de estar muy feliz con Justin, y no, no quiero arruinar su relación, porque he aceptado que, si ella no es feliz conmigo puede ser feliz con otro, con tal de que sea feliz, puedo dejarla ir. 

Scarlette ha sido muy importante en mi vida, ella me enseñó, de alguna manera, que yo no puedo, ni debo lastimar a las chicas, porque tal vez sin querer y sin intención de hacerlo, Scarlette me rompió el corazón y me lo destrozó tanto, que me sumí en el alcohol solo por no aceptarlo, por ser orgulloso, porque si, soy muy orgulloso, tengo muchos malos hábitos en mi vida y trataré de cambiarlos. Pero primero, deseo hablar con mi amada Scarlette. 

Así que he decidido interceptarla, la he seguido todos los días en los que se va sola a su casa, ya que ni Justin ni sus amigas pueden acompañarla, porque tienen actividades en la secundaria. Así que Scarlette la mayoría de veces viene sola, sé que no le da miedo, porque ella sabe como defenderse, además de que es una chica muy valiente y no le tiene miedo a eso. Pero también, Scarlette va a la parada de autobús y espera por uno, ésta parada queda algo lejos de la secundaria, así que tengo bastante tiempo, para interceptarla y pedirle que hable conmigo. 

Y sí, sé que mi plan parece algo loco y psicópata, pero, en mi defensa, no veo ninguna otra opción para hablar con ella. Así que aquí estoy, esperando a que ella aparezca, esperando en lo más profundo que me deje hablar con ella, que me deje aunque sea acompañarla a la parada de bus. 

La veo aparecer, va tranquilamente caminando por la acera, tarareando una canción, y mirando hacia adelante. Va muy animada, estoy en un callejón, y ella va a pasar cerca de mi en unos momentos. Espero impaciente a que lo haga. Hasta que el olor de ese perfume con olor a coco tan exquisito que ella usa, llega a mis fosas nasales. Admiro el olor, y sé que ella ya está cerca de mi. Salgo del callejón, ella ya va un poco adelantada, así que camino y la tomo de la mano.

-Scarlette-exclamé lo suficientemente alto como para que ella me escuchara. Pegó un salto, gritó y efusivamente volteó a verme.

-¡Me asustaste Marlon!-gritó un poco furiosa.

-Lo siento-dije.

-Ya, no importa. ¿Qué haces aquí?-preguntó, un poco impaciente.

-Yo, solo... quería hablar contigo, quería escuchar tu voz, y... y eso-dije, como si fuera un tímido niño. Así me sentía.

-No puedo hablar ahora Marlon, tengo que llegar a mi casa-dijo, evitando mirarme. Era obvio que estaba enojada.

-Scarlette, por favor no te enojes conmigo-dije y la tomé del brazo, ella rápidamente se apartó.

-¡Suéltame Marlon! No te atrevas a volver a tocarme, me voy-exclamó y se volteó. Yo volví a tomarla del brazo y ella se volteó de nuevo.

-Scar...-ella me interrumpió.

-Está bien Marlon, ¿Quieres hablar conmigo? Ok, ¿Quieres escuchar mi voz? Pues escucha, porque está muy claro lo que te diré. Yo no te amo, yo no te quiero, yo me hice tu novia fue solo para mi venganza, te iba a humillar en frente de todos, pero decidí no hacerlo porque ya no te aguantaba, ya no aguantaba la situación. Eres un maldito imbécil, me das asco, y te odio a más no poder. Así que aléjate de mí, porque ya bastante he sufrido por tu causa-ella gritó todo eso y de repente sentí que el mundo se me destrozaba por completo, si había alguna chispa de rehacer mi mundo ya esa chispa se apagó. 

Quedé en shock ante sus hirientes palabras, palabras de odio hacia mí. Porque ella me odia, nunca dejó de hacerlo y todo... todo era una simple mentira. Todo era solo para darme una cucharada de mi propia medicina. Todo solo era para humillarme, para... para hacerme sentir como justo me siento ahora: como un imbécil, un estúpido, un idiota, una persona sin corazón, una persona que lastimaba ahora. Y ya no hay nada dentro de mí, ya no hay amor, odio, enojo, ya no hay absolutamente nada. 

Scarlette hizo caso omiso de lo que me pasaba en aquel momento, murmuró un "lo siento" y luego se fue corriendo, dejándome ahí, solo, desolado, destrozado, roto. Con el corazón roto. 

Lágrimas empezaron a brotar, lágrimas acumuladas desde un buen tiempo, lágrimas que se morían por salir, lágrimas que solo necesitaban un poco más y ya podían salir, un río, un río de lágrimas. Con los ojos llorosos, me desplomé en aquella acera, no me importaba que la gente que pasaba me observara como si estuviera loco o me observara con pena. Solo quería desahogarme, a ver si así podía seguir adelante, y acabar con mi dolor.


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No sé.

Dulce VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora