10. Todo pasa tan rapido

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¿Que esta pasando?. Es increíble como en dos meses tu vida puede cambiar; todo había pasado exageradamente rápido, yo era una chica pueblerina sin ningún problema demasiado grave, hasta el día en que mi padre murió y terminé viviendo en Boston, jamas me imagine enamorada de un hombre mayor, no entendía como es que las cosas habían pasado en un abrir y cerrar de ojos. Damian se había mostrado complicado en ocaciones, dejándome abandonada después de hacer el amor, al menos hacía lo describía yo, quizás para el solo era sexo. Después de caer tumbada en la cama y querer dormir en sus brazos, el solo se había levantado y marchado de la habitación.

Después de que me confesara sus sentimientos habían cambiado las cosas, pasábamos más tiempo juntos, pero a pesar de eso lo sentía distante.

—Hola.—me recosté en el marco de la puerta de su habitación. Me observó y me sonrió, estaba con su laptop en sus piernas.—Te traje el almuerzo.—me acerqué a el y coloqué la comida en la mesa de noche qué tenía a su lado.

—Gracias.—me acerqué a el y me tumbe a su lado, me observo con una sonrisa.—Te ves linda hoy.—¿Solo hoy?

Sonreí.—Tu también

—Ya será tu cumpleaños

—También el tuyo.—observé su portátil, el programa de edición estaba abierto, asintió.— ¿Que quieres hacer ese día?

—Solo dormir y pasarla contigo.—me sonrió, puso su laptop a un lado y me tomó de la cintura acercándome a el

—Para después dejarme abandonada.—murmuré

—¿Qué?.—me miró extrañado

—Damian.—suspire, colocó su cabeza en mi cuello y aspiró

—Me encantas.—sonreí

—Tu también me encantas.— se alejó de mi cuello y me observo con una sonrisa.—¿Como te fue hoy?.—pase mi mano por su pecho lentamente, Damian me observo curioso.

—Bien.— desabotone el primer botón de su camisa.—Un poco estresante.—continue con el segundo botón y acaricie su abdomen por encima de su camisa, el me tomo del la cintura y me acerco a el, me besó lentamente, metió su mano libre bajo mi camiseta y acarició mi abdomen, sus dedos subían y bajaban causándome un leve cosquilleo, jale su cabello levemente disfrutando de que cada movimiento en nuestras bocas, sus labios estaban calientes, con mi otra mano termine de desabotonar su camisa y la quite con la ayuda de el. Me alejé de el y lo observé atentamente, sus labios rojos, su cabello despeinado, los pequeños bellos de su barba, su cuello, su abdomen, marcas rojas en el abdomen, sus manos...¿espera que? ¿Marcas rojas?.

Fruncí mi ceño y lo mire a los ojos, su sonrisa se desvaneció, y bajo su mirada a su pecho, torció la boca.—Jane.—murmuró, el enojo, las lágrimas, el dolor se apoderaron de mí.—No es...

—Lo que parece.—terminé por el.—Claro... entonces explícame esas marcas rojas.— trague saliva

—Es... yo... Jane.—bajo su mirada a sus manos.—lo siento.—mis ojos ardían, apreté mis labios y me levanté

—Al diablo Damian... esto me pasa por esperar mas de lo que puedes dar, tu no me quieres.—las lagrimas ya bajaban por mis mejillas.—Yo... yo si te quiero, y me estas haciendo daño, yo...soy tuya en alma y cuerpo pero solo me ves como un juego.—Damian me observaba sin decir nada, sus ojos emitían tristeza.—Pero ya basta con esta mierda.—cerré mis manos en mis puños.—Basta con esto... sea lo que sea, ya no puedo mas, Damian se termino.

Me giré dispuesta a salir, pero Damian me tomó del brazo, pare en seco observando la puerta, Damian subió su agarre y me atrajo hacia el, sentí su cabeza apoyarse en mi hombro.—Tenía que hacerlo, Jane.—me tomó en sus brazos, me tenía abrazada desde atrás.—No espero que me perdones.—sentí como se tensaba.—Pero al menos... déjame tocarte una vez mas.— apreté mis labios

—Me das asco.—me solté de su agarré y caminé hacia la puerta, pero nuevamente me detuvo, me estampo contra la puerta, sus labios estaban muy cerca de los míos, me observaba triste, apoyo su frente en la mía y me besó lentamente, sus labios estaban calientes, sus movimientos eran delicados.

—Te quiero... y te lo demostraré

—No quiero que me demuestres nada, ya no puedo creerte

Tengo un bloqueo mental, pero al fin actualicé

EL MEJOR AMIGO DE MI MADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora