2. No tiene la razón

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—Creo que tiene razón, Jane... es decir, no te haría mal un respiro de todo esto

—No puedo creer que tú también estes con estas cosas

—Jane, puedes quedarte conmigo... hablare con mi mamá—dijo mi mejor amigo, era un chico muy tierno y sencillo, tenía una belleza diferente, su cabello era rizado, tenia pecas y unos bellos ojos miel, era un poco mas alto que yo y su pie era clara.

Suspire, mi madre jamás aceptaría eso, por mas que le agradara Andy. Lo único en lo que pensaba era dejar el pueblo lo mas antes posible

—Jane, no tienes de otra... estoy segura de que tu mamá ya compro los boletos

Katy tenía razón, mi mamá dijo qué nos iríamos muy pronto, y yo no dejaba de pensar en todo lo que vivi en ese pequeño pueblo; cuando conocí a Katy con su paleta rosa, cuando conocí a Andy y me regaló mi sombrero negro que jamas dejo de ponerme, cuando iba con mis padres a los festivales del pueblo, la comida, todo eso me estaba atormentando.

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—¿Te despediste de tus amigos? Nos iremos dentro de dos días.—me negaba a hablar.—¿Ya empacaste tus cosas?.—Nope, no abriré mi boca.—Ley de hielo ¿eh?

Ja!

Rodó los ojos y se acerco a mi.

—Bien, te tengo un pequeño regalo.—La mire con los ojos entrecerrados.—Ten.—colocó una caja dorada sobre mi regazo y camino hacia las gradas. Tome la caja y observe a todos lados a ver si seguía ahí.

La ultima vez que mi mamá me había dado un regalo fue hace dos años, me dio a mi gato.

Veamos que tenemos aquí, rompí el papel dorado y abrí la caja negra que estaba abajo de el. Okay, seguramente es un peluche ¿cierto?

Mierda.

Un grito salió de mi boca, y tire la estúpida caja al suelo. ES UNA MALDITA TARÁNTULA

—¡De esta no te libras Tara!

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—Damian está emocionado por conocerte, dice que siempre ha querido una sobrina.—rodeé los ojos.—Anímate Jane, dale una oportunidad.

No tenía de otra, seguir nadando contra la corriente llamada Tara sería inútil, quizás no sea tan malo, claro que si me dolió haberme despedido de mis mejores amigos, hablaría con ellos por videollamadas, espero no se olviden de mí.

—Ya llegamos, no olvides a Queso y a Sheldon.—rodeé los ojos. Mi amada madre había nombrado a la tonta araña.

Saque mis maletas de la cajuela del taxi y la jaula donde mi gato la pasaría en el vuelo, junto con Sheldon.

—Si eres un buen gatito te comerás a esa cosa.—le susurré. Sheldon estaba encima de Queso, y a el no parecía desagradarle.

—No es lindo, Sheldon y Queso se llevan de maravilla

—Traidor

Caminamos hacia la entrada del aeropuerto, y mis nervios comenzaban a apoderarse de mi ser, nunca había viajado en un avión, y las películas de Destinó Final no eran de gran ayuda. Después de que mi madre entregara los boletos y pasáramos por la revisión estábamos sentadas en la sala de espera. Nuestro vuelo salía dentro de media hora.

Esto no sería nada fácil.

Solo se que no morí y la vista era preciosa, las montañas que se asomaban cerca del pueblo, el mar iluminado con la luna y las luces de la ciudad.

—Busca nuestras maletas, cielo... iré en busca de Damian.—conocer a este tipo no era de mi agrado, pero mi mamá lo quería y nos estaba dando estadía gratis.

Agarre las maletas y busque a mi mamá que estaba hablando con un hombre en una camioneta negra. Ojalá no sea un secuestrador. Coloque mejor mi gorro en mi cabeza para esconder mis mechones rebeldes.

—Mamá ya tengo las maletas...

!Oh Dios! San Guapo.

—Gracias Jane, mira Damian ya llegó.

Bieeeeeeeen, ¿hace calor aquí o solo soy yo?, Damian es un hombre que hace que cualquier mujer se derrita. Tenia una piel clara, ojos azules, y un cabello castaño claro casi rubio, parecía joven a pesar de la ligera barba que le estaba creciendo.

Bajo del auto y se acerco a mi madre y la abrazó

—Hola Loca.

—Hola loco.—se separó de ella con una pequeña sonrisa.—Ella es mi hija, Jane.

—¡Hola querida!, pero mira que chica mas guapa tuviste, es un amor.—dijo haciendo un mate con la mano.— ¿Pero que es esa ropa?, no no no... ese color no va con tu piel cariño.—tomó mi mano y me guiñó el ojo

¡Ay no! Es gay. Pero si esta guapísimo

—Mejor vámonos ya.—dice mi madre rodando los ojos

—No hagas eso con tus ojos, se te harán arrugas Tara

—Cállate Damian. Ayúdame cielo

—Con gusto bebe.—nos guiñó un ojo

—Tu no, mi hija

Guarde mis cosas en el baúl y tome a mi gato para llevarlo en mis piernas con el estúpido Sheldon. Mi madre iba en el asiento del copiloto, y yo atrás observando la nuca de Damian.

Debería de tener un cartel de no tocar como en los museos de arte, porque este hombre es arte. Y Gay, no es que tuviera algo en contra de ellos, pero no quería aceptar que Damian lo fuera.

Mejor concéntrate en bella ciudad que tienes delante de ti ¡Vaya que era bella!. El sol se estaba ocultado detrás de los edificios que ya estaban empezando a ser parte de la iluminación. El cielo era una mezcla maravillosa de colores, como si fuera un cuadro, y combinaba perfecto con Damian.

—Bien, llegamos.

EL MEJOR AMIGO DE MI MADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora