El chico del ascensor

22

Siento que me quedo sin trasero, ocho horas de ida y vuelta formando así dieciséis horas sentada, no continúas pero de igual forma siento que lo poco que tenia de trasero se redujo.

Veo a Ashton, ya son casi las dos de la madrugada y aún faltan cuatro horas para llegar, sus ojos se notan adormilados y me siento mal de no poder cambiar de lugar con el.

Debo aprender a manejar.

—¿Estás muy cansado? —Pregunto. Él asiente sin despegar la mirada del camino.

Piensa Amaranta, ¿qué puedes hacer para que descanse un poco?

—Para ahí. —Digo viendo una tienda.

Gracias suerte de libro que cuando se necesita algo justo aparece.

—Ve atrás y descansa una hora y luego yo te despierto.

—No sé si sea buena idea. —Mueve su cabeza inseguro.

—¿Por qué? Los de ese auto lo están haciendo. —Digo y señalo el auto.

Espera, no, no están descansando.

—Olvidalo, están cogiendo. —Señalo quitando la mirada del que fue mi ejemplo.

Ashton ríe y niega divertido pero acepta dormir por un rato así que se pasa a la parte de atrás y pronto veo como se queda dormido.

Subo los vidrios dejando solo un pequeño espacio para que entre aire y salgo para ir a la tienda o mercado o no sé que es. Es grande y con cosas, es lo importante.

Compro galletas, chocolatada, agua, chicles de sabor y un jugo. Pago y salgo comiendo un paquete de galletas y la chocolatada.

Me recuesto en el carro mirando todo el lugar, además de las personas cogiendo en el otro carro y los dos trabajadores de la tienda no hay nadie más. Está todo muy solo y silencioso si ignoramos el sonido del viento.

Quizás luego aparecen zombies o un asesino disparándole a todos o Sirius Black.

No, espera, él murió.

Camino por todo el lugar, tomo algunas fotos a todo el alrededor y aquello que me llame la atención, incluidas fotos al bello durmiente.

—Hola.

Grito y pego un brinco al escuchar ese saludo. Volteo lentamente y veo a un chico sonriendo divertido. Maldito.

—Disculpa, no quería asustarte.

—Pufff, ¿asustarme? Para nada, si grité fue de emoción. 

Su reacción es volver a reírse y a mi me está irritando. Vete a seguir cogiendo y déjame sola con mis galletas.

—¿Estás sola? ¿Quieres acompañarme? —Pregunta en lo que supongo es su mejor tono y sonrisa coqueta mientras con la cabeza señala el carro.

Lo miro, miro el carro y así hasta que entiendo.

—Vengo con mi novio.

Algo que he descubierto con el tiempo es que los chicos si tu les dices que tienes novio se alejan pero si no siguen jodiendote la vida. Me jode que sea así, puedo no tener novio y querer que me dejes de joder la vida, ¿tan difícil es hacerlo?

En definitiva, los hombres son unos idiotas. No digo que todos pero si la gran mayoría.

Un ejemplo de no sería Ashton y un ejemplo de si sería el animal de mi ex.

Tal y como pensé, el chico asiente y se va a la tienda.

—¿Así que ahora soy tu novio? —Preguntan.

Grito y brinco en mi lugar, de nuevo. Volteo y veo a Ashton reírse, lo golpeo en el brazo por haberme pegado severendo susto.

—Idiota, no me asustes.

Él sigue riendo pero caminamos al carro, le ofrezco de lo que compré.

—No respondiste.

—Los chicos respetan más a las chicas si les dices que tienes novio. Si le hubiera dicho que estaba sola o con un amigo me hubiera seguido jodiendo. —Respondo y me encojo de hombros. —O bueno, era lo más probable.