Una visita inesperada.

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Me pesan los ojos y duermo un rato, pero vuelvo a despertar, miro la hora, son las cuatro de la tarde, han pasado apenas cuarenta minutos.

De repente mi hermano abre la puerta de mi habitación. Como de costumbre sin llamar.

Entra con un plato en la mano, estoy tumbada y no puedo ver lo que hay en él pero tengo hambre así que aceptaré lo que sea.

-Te traigo algo para que no mueras de hambre.

-Gracias.-digo mientras me siento apoyándome en el respaldo de la cama.

Mi hermano se sienta a mi lado ofreciéndome el plato, me mira con curiosidad.

-¿En qué piensas? - pregunto llevándome a la boca la cuchara con un poco del estofado de mi madre.

-Bueno, sé que lo estás pasando mal con todo esto, y aunque sé que eres fuerte y puedes con todo quiero que sepas que soy tu hermano y que puedes contarme todo lo que necesites.

-Grafias... . - logro vocalizar con la boca llena.

-Se que has hablado con Max. - casi me atragantó al oír eso - Te conozco, y conozco a Max, si no hubiera contactado contigo estarías en un psiquiátrico ahora mismo y él no puede pasar ni un día sin ti.

-Yo no...

-Alice, no te preocupes, no diré nada, si no has dicho nada ya es porque algo no te permite hacerlo y no me voy a meter, pero quiero que sepas que esto es serio, que por tu seguridad y la suya es mejor que cuanto menos habléis menor será el riesgo de que os pase algo.

Le miro, no digo nada, no sé qué decir.

Algo me dice que mi hermano sabe algo que yo no sé.

-¿Me estás ocultando algo? - pregunto con la esperanza de que no me mienta.

-Termínate eso, me toca lavar los platos a mí.

-Me tocaba a mí hoy.

-No te veo con muchas ganas.

-Podría acostumbrarme a esto.- sonrío de satisfacción.

-Pues espero que no lo hagas, ahora me debes una.

-No has contestado a mi pregunta.

-Le he dicho a la policía que no se nada.

-Me importa una mierda la policía, ¿qué sabes? Créeme, no diré nada.-se levanta y cierra la puerta.

-Bueno... te han preguntado por un chico ¿verdad? -dice volviéndose a sentar a mi lado.

-Nathan Doile.

-Sí.

-¿Lo conoces?

-¿Recuerdas aquel verano en el que me metí en una pelea y acabé en comisaría?

-Sí, supuestamente no conocías al tío que te pegó.

-Mentí.

-¿Fue Nathan?

-No.

-...

-Alice, prometeme que no dirás nada.

-Tranquilo, no lo haré.

-Los chicos y yo estábamos haciendo el idiota en la calle, y a uno de nosotros se le ocurrió la maravillosa idea de que colarnos en una casa y destrozar el jardín sería divertido, nadie se negó así que seguimos al tío hasta un jardín, era tarde y muchos estábamos borrachos, no teníamos ni idea de lo que hacíamos.

Si tú no estás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora