Nos volveremos a ver

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ALICE

No sé a dónde narices voy, pero trato de visualizar el futuro de la forma más positiva posible.

''No les ha pasado nada'', intento convencerme a mí misma.

Corro por en medio de la carretera, siguiendo las líneas blancas, como si realmente me indicaran el camino, como si supiera dónde estoy cuando, realmente, no tengo ni idea.

No me doy cuenta de mi propia desesperación hasta que noto como ruedan las lágrimas por mis mejillas.

-Esperadme... por favor...- susurro de forma casi inaudible, a la nada y,  a todo a la vez.

De repente el claxon de un coche hace que me gire y comience  a correr.

Ese idiota...

Dylan me sigue con el coche.

-¡Detente! Sólo te quiero ayudar.- me grita desde la ventanilla.

-Vete.- le digo.

-Sé hacia dónde te diriges, y ya no están ahí.

Me detengo.

Detiene el coche.

Baja y se me acerca.

-Están en el hospital.

Ahogo un grito de horror.

-¿Qué...?

-Me acaban de avisar... yo...

-Te odio.

-¿Por salvarte? ¿Por evitar que intentaran matarte a ti también?

-¡HA SIDO TU PUTO PADRE!

-PARA QUE TE ENTERES, HA SIDO TU PUTO NOVIO NATHAN.- grita a apenas cinco centímetros de mí.

-¿Qué..?

-Sí, lo siento, pero las apariencias engañan.

Le abofeteo con todas mis fuerzas.

Voltea la cara.

-Porque me pegues eso no va a cambiar.

Esta vez sí que rompo a llorar de verdad.

No puedo detener las lágrimas.

-Te llevo al hospital si quieres...- susurra con aire de culpabilidad.

-¿Dónde está Nathan?

-En comisaría.

-Llévame ahí.

-Está bien.

Me monto en el coche y me mantengo todo el camino en silencio.


JAKE

La furgoneta se detiene y con ella mis esperanzas de que alguien nos ayude a salir de aquí.

No sé qué hacer o qué pensar, simplemente rezo por que Alice se encuentre bien.

Pienso en ella, en nuestros padres y en el revuelo que debe haber causado nuestra desaparición.

Nate ya casi no respira y me siento solo.

-Nate..., lo siento, siento no haber podido ayudarte.

Pierdo la esperanza y me dejo llevar, se acabó.

Cierro los ojos, dándome por vencido pero, un estruendo me distrae y decido abrirlos de nuevo.

Unas sirenas...

¿La policía?

Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos cuando veo que la puerta trasera de la furgoneta se abre y un agente se asoma tras la puerta.

Si tú no estás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora