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Yo esperaba que Marco se diese cuenta de que estaba delante pero solo miraba a Laura. Creo que estaba celosa, quería que solo me mirase a mí. 

Me empezó a vibrar el movil. Lo miré y era la persona que justamente no quería hablar en toda esa noche: mi hermano. Pensé ignorarlo, pero es muy pesado y me llamaría un millón de veces, así que no tenía otra que cogérselo. 

-Hola hermano.

-¿Dónde estás? 

Marco me había mirado muy deprisa al yo decir 'hermano' y me hacía gestos para decirle a mi hermano que él no estaba. Y como yo soy muy lista me puse a reirme como una condenada. Me dolía la barriga de reirme y claro, mi hermano no es tonto, me preguntó el por qué de mi descojone y yo, muy franca le dije que Marco estaba haciendo gestos estúpidos. 

-¿Me puedes decir dónde coño estás? -Me gritaba mi hermano por teléfono.

-Tranquilizate hombre, a ver, ¿qué quieres?

-Saber dónde estás.

-Estoy en casa de Lucía.

-Vale, voy, tengo que hablar con Lucía.

-Tu lo que quieres es acostarte con ella, pillín. 

-Vete a la mierda.

-Adiós.

Y colgué. Me di la vuelta y volví a coger un vaso y echarme vodka. Rico elixir. Se empezaba a oir la gente que venía. La música a tope. Y fui a buscar a mi novio. Que bien suena eso, coño. 

Puedo admitir que estaba un poco contenta.

-Marco, ¿dónde estás? -Gritaba por mitad del salón y me reía a pleno pulmón.

Si te digo que me tiré por lo menos media hora buscándolo, no te exagero.

-Marco, voy a llorar como no aparezcas.

Y como si se hubiese teletransportado aprareció delante de mis narices. 

La fiesta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora