"...¡Bueno, amigo!
Ahora aquí está una Victoria,
Esta es la primera Gloria,
¡Oh, mi amigo!
¡Celebremos esta Victoria, para la siguiente Batalla!..."__________________________
- Eren... Eren... -Dijo, retorciéndose entonces, sudando, perdiendo la visión.
El sol entraba a raudales por la ventana que estaba a punto de caer del marco, y al llegar los rayos del sol a sus pupilas que se dilataban convulsamente, la luz parecía romperse allí dentro, desmoronarse, fluir como oro líquido que paseaba por sus globos oculares.
El escalofrío que recorrió a Mikasa fue tan intenso que la hizo bañarse en su propio y frío sudor.
Pero por dentro, todo eran llamas.
Se quemaba; en lo profundo se quemaba y no podía detener la terrible sensación de ardor que la abrasaba. Sentía sus pulmones reventar, alcanzaba a percibir un olor a azufre, sus músculos parecían romperse, vibrar, palpitar y expandirse, cada órgano se contraía y se expandía, y algo así como un mar de ácido hirviendo se sentía bajar por toda su garganta y un humor metálico se divertía lastimando su lengua casi seca.
La camisola se le pegaba al cuerpo, que se convulsionaba en medio de una nube de humo. Las tablas del suelo retumbaban y las paredes de lo que quedaba de la pequeña cabaña se cimbraban.
Por eso, la escena fue realmente impresionante para Armin que, junto con Reiner inspeccionaban lo que quedaba de la casa de Eren Jaeger.
Armin, impresionable por su juventud y personalidad gentil y amable, se detuvo en el marco de la puerta, entornando de miedo sus dulces ojos azules y sin poder moverse, deteniendo con el brazo al alto y fornido rubio, observó con terror a Mikasa temblar y murmurar el nombre de Eren, rodeada de diversas jeringuillas de vidrio, una ligadura atada en el brazo desnudo y el saco de la brigada de exploración detrás de su cabeza, el que al parecer ella misma había acomodado para recostarse en el suelo. Una botellita, con un líquido indescifrable descansaba semi escondido entre sus dedos que lo rodeaban temblorosos y helados. Reiner no notó la botella, Armin, estratega y observador lo hizo de inmediato y entró corriendo en ese momento recuperándola con discreción y metiéndola en su bolsillo por un lado, sosteniendo la cabeza de Mikasa entre sus manos pequeñas y tocándole la frente, agitándola un poco.
- Mikasa... Mikasa... - y al tocar su mejilla pálida y helada, Mikasa abrió los ojos por completo, mirando al techo, como si mirara al vacío y después de un momento aspiró una profunda bocanada de aire, como si se ahogara y un ataque violento de tos la sacudió, echándola hacia adelante y su cabeza chocó contra el pecho endeble y frágil de Armin, que sin embargo tenía brazos fuertes aunque temblorosos y la sostuvo luego un momento preocupado. Reiner miraba todo con actitud investigadora, a pesar de que en sí, todo parecía estar en ruinas y a excepción de las jeringuillas no había nada extraño en esa cabaña aparentemente insignificante. Acercándose, sostuvo a Mikasa con facilidad en sus brazos y se dirigió a Armin:
- Armin, tenemos que sacar a Mikasa de aquí. ¿Ésta es la casa de Eren Jaeger? – preguntó mirándolo como si fuese sumamente importante. Armin asumió que Reiner se lo preguntaba para hablar de inmediato con su superior, el capitán Levi y examinar a Mikasa o encerrarla como al mismo Eren en su momento, por lo que contestó después de guardar silencio un momento.
- Mmmmh... No, era otra cabaña más adelante pero ya no existe... - trató de no titubear- El... titán que... mató a la señora Jaeger la destruyó. –Su voz se escuchaba baja pero firme.
- Toma esas jeringuillas. Tenemos que ir con el capitán. Esto tiene que saberse. ¿Qué crees que haya pasado?
Armin observó un momento a Mikasa, febril por dentro pero helada por fuera y respondió:
- Tal vez Eren sepa algo... Al fin ellos... Son hermanos.
Él sabía de sobra que además de Eren, Mikasa era la única persona que quedaba en el mundo que conocía cada rincón de aquella cabaña. Y lo que encontró en uno de esos rincones, era el secreto por el que Eren había podido hasta ahora salvar sus vidas.
- Mikasa... Mikasa... - Comenzó a hablar Eren una vez entró a la habitación y se sentó junto a ella. Su rostro reflejaba mucha preocupación y no dudó en revisarla. Sólo le habían dicho que había jeringuillas en donde la encontraron. Eren no sabía que había sido en su casa. Armin había sido muy reservado de mencionar nada y Eren sabía que esa reserva se debía específicamente a que había personas alrededor en quienes no confiaba. Empezando por el capitán - Mikasa... - Elevó un poco su tono de voz y se acercó tomándole la mano. La sintió fría y le tocó la frente. Su bufanda no estaba. Sabía que cuando despertara, haría todo por encontrarla.
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Levi subía entonces los escalones rumbo a su habitación, y al entrar, su sorpresa fue mayúscula.
Hanji Zoë le esperaba, sentada en su cama con una pila de papeles que yacía ya, descuidada en su escritorio.
- ¿Pero qué demonios haces aquí, Cuatro Ojos?
- Vine a buscarte, ¿O es que ya perdiste tus habilidades de observación, enano estúpido? - Las palabras de Hanji salían agresivas de entre sus labios y esto no pasó desapercibido a Levi que se acercó mirándola fijamente y entonces alzó su mano para rozar sus labios con las yemas de sus dedos.
- ¿Quieres decirme qué sucede, Hanji? - Esta vez su voz se suavizó y le acarició suavemente la mejilla, sin darse cuenta que en la otra mano, llevaba enredada la bufanda roja que Mikasa Ackerman había ostentado en su cuello desde el lejano día que sus padres habían muerto y Eren le había salvado la vida. Con un ligero terror frío, lo recordó en el momento en que Hanji la jaló y la tiró sobre la cama mirándole con furia celosa.
"... Murieron en vano
Y... no lo diré
Hasta que sea la última flecha...
El enemigo es cruel... lo Llevaremos...
El enemigo es enorme... Lo saltaremos... "- Eso sucede, Capitán - Dijo entonces con frialdad, y se levantó mirándolo fijamente, como si fuese a enfrentarlo - Vine a decirte que renuncio al Escuadrón de Reconocimiento - Levi se precipitó hacia ella pero su mirada apasionadamente furiosa lo detuvo de tocarla y bajó su mano instintivamente aunque su expresión continuaba siendo la de seriedad neutral de siempre- Erwin ya lo sabe y tiene mi renuncia por escrito sobre su escritorio. Al amanecer volveré al mundo. Las murallas, todas ellas, han dejado de ser mi hogar- y con dignidad, salió de la habitación, dejando a Levi en pie, confuso, más terriblemente confundido que si le hubiese dado un puñetazo de lleno en plena cara.
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Alas de Libertad
FanfictionHistoria publicada en mi cuenta en FanFiction desde 2014. Levihan, Eruhan, Eremika, contenido adulto y lenguaje ofensivo por lo que se recomienda discreción.