III. Where's the love?

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"... No hace falta que me quites la mirada
para que entienda que ya no queda nada
Aquella luna que antes nos bailaba
se ha cansado y ahora nos da la espalda..."
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Sacudía sin mucho interés la cornisa de la ventana, cuando la puerta de la pequeña cabaña debajo de la montaña, sonó ante el puño de una presencia desconocida. Pero por la forma de tocar, yo sabía de sobra quién era y eso no me gustó en absoluto. Después de insistir por tercera vez, me levanté del pequeño banco donde estaba sentada y sacudiéndome las manos sobre la gabardina de mis pantalones, abrí la puerta furiosamente.

- ¿Qué diablos quieres, Erwin? – El que fuese mi superior por casi quince años, estaba frente a mí y me miraba fija y neutralmente, como siempre.

- Necesito hablarte.

- Yo no. Déjame sola – e iba a cerrarle la puerta en la cara, pero su hombro férreo me lo impidió.

- Es sobre Levi.

- Pues menos aún quiero hablar de ese enano miserable. Lárgate.

- Hanji, por favor. Es importante. Yo no soy tu enemigo.

Erwin tenía razón. Levi lo era.

- Entra – y solté la puerta, dándole la espalda. Nunca me imaginé que ese movimiento sería fatal para mí emocionalmente.

Los brazos gruesos y fuertes de Erwin Smith rodearon mi cuerpo. Me sentí abrumada y mi furia se transformó en una especie de odio vulnerable que me abrasaba por completo. Al mismo tiempo, algo, no sé qué, me dejó entrever en el gesto de Erwin, que no me abrazaba por la espalda por mera camaradería. Su abrazo era desesperado, como si algo le hiciera pensar que yo desaparecería como humo en segundos y él no deseara eso.

Su mano me tocó la mejilla ligeramente. Por fin comprendí sus intenciones y más que forcejear, usé mi peso echado hacia adelante para evitar que lo hiciera más. Me volteé y lo que vi fue desolador.
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"..¿Dónde está el amor del que tanto hablan?
¿Por qué no nos sorprende y rompe nuestra calma?.."

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De sus ojos azules brotaban lágrimas.

Soy una persona expresiva, lo acepto. Y por eso ver así a alguien que hasta hacía unos días había sido mi superior -por mí-, alguien que siempre permanecía impasible, estaba a punto de hacerme brotar las mismas lágrimas a mí.

Sin palabras, pareció decírmelo todo.

Y sin palabras le dije "no".

- Erwin, ¿Qué te pasa? – pregunté nerviosa.

- ¿Qué hizo? – Preguntó simplemente.

- No trates de hacerte el idiota conmigo, Erwin. Tú lo sabías. Lo sabías y te lo callaste, yo... - empecé a hablar, furiosa; las palabras se salían de mis labios sin que pudiera detenerlas. La coleta se me deshizo y el coletero estaba a punto de caer por entre mi cabello por lo que lo arranqué lanzándolo al suelo y en ese momento volteé a mirarle. Su rostro estaba a escasos centímetros de mí y me miraba fijamente a los ojos. Pude ver el iris de los suyos y solté a reír nerviosamente, pero su rostro parecía de piedra.

- No sé de qué estás hablando.

- De Levi y Mikasa Ackerman – y mientras más hablaba yo, más se acercaba él. Entonces lo detuve por el hombro – Erwin, basta ya – pero algo en su mirada me decía que no iba a detenerse. Sus brazos me atrajeron contra su cuerpo. Era raro.

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