V. In relation to disaster

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El título original de este capítulo es "Gore". No hay edición en las partes fuertes del capítulo, sin embargo pido su comprensión para los que son muy jóvenes. Narro algunas escenas de manera en exceso sádica, por lo que les pido discreción.
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Una vez más, Mikasa ardía en fiebre. Hanji habría podido explicar perfectamente el motivo, sin embargo eso no iba a suceder. Hanji no estaba allí.

Eren se preguntaba por qué el capitán había tardado tanto en traerla de vuelta.

Y es que lo preocupante era que Hanji se había ido por su propia voluntad y no parecía tener intenciones de volver , a decir de Erwin, que de pronto había entrado furiosamente a su oficina y golpeado cosas dentro de ésta. Eren le había escuchado lanzar cosas furiosamente sin aparente motivo.

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- Oe, Hanji, ¿Te gusta? – preguntó Levi, con la fusta de su caballo ensangrentada. La mueca a modo de sonrisa que lucía en su rostro era irreprochable. Hanji alzó el rostro y lo fulminó con una mirada más que furiosa, lasciva. Su rostro lucía desencajado de dolor, pero sonreía con esa mueca demente que Levi sólo le había visto mientras capturaba titanes o los sometía a diversas pruebas.

- Eres un monstruo – y  Hanji se limpió la sangre de la boca. Las sábanas blancas estaban teñidas en la sangre de ambos, pero difícilmente podría decirse que ésta provenía también de él. Sin una sola prenda, hincada y sostenida de las sábanas, jadeaba cansada. Sus piernas temblaban y de pronto sintió la mano firme de Levi recorrer su muslo y darle una fuerte palmada en uno de los glúteos cruzados de golpes con la fusta, golpes que le habían provocado sangrar.

- Tsk. Todo está tan endemoniadamente sucio. Me pregunto cómo es que puedes considerar este lugar como una casa. Es una pocilga – y estiró tres de sus dedos, los que internó de inmediato en su sexo húmedo. Hanji se estremeció de placer y dolor y escondió la cara en el colchón. Sus gemidos adoloridos llenaban el lugar. Levi, que aún tenía la camisa puesta, se la quitó doblándola con cuidado y colocándola sobre una repisa, aún cuando estaba salpicada de sangre. Se acercó a ella, hincándose justo detrás. Ya no fue su mano lo que entró en el cuerpo de Hanji, sino su miembro que deslizó, inclemente, en su interior. Gruesas lágrimas lavaban las mejillas ensangrentadas de ella, que apretaba los párpados en cada embestida, pero que sin embargo entreabría los labios, jadeando, gimiendo cada vez más, presa de un placer malsano que iba más allá de su propia comprensión. Se sabía masoquista, se sabía atraída por esa tensión que sólo él sabía provocar en ella. Se sabía atraída profundamente por esa manía de recordarle que existía en su vida y que no la dejaría ir sin importar nada.

- Por favor - suplicó por un momento – Levi... Por favor para...

- ¿Parar? – Dijo éste, con una voz y mueca desagradables- Imposible, Cuatro Ojos- dijo entonces, insultándola – Te acostaste con Erwin ¿No? – dijo, justificándose - Vamos, Hanji, ¿Vas a decirme que él es mejor que yo? ¡¿Me lo dirás?! Imposible y te lo demostraré. Ese bastardo se te quitará de la cabeza en dos segundos- y perdiendo completamente el control, salió de ella sólo para voltearla tumbándola en la cama, le abrió las piernas con suma violencia y dejó que su miembro la penetrara en una sola estocada, desgarrándola por dentro una vez más. Ésta, incapaz de escapar, o moverse, echó la cara a un lado, lanzando un lastimero gemido. Las mejillas rojas de excitación, delataban cuánto deseaba que continuara poseyéndola, sin embargo, también su dignidad la traicionaba, pues de sus ojos sólo podían manar lágrimas que contenían todos sus sentimientos, que se entremezclaban por igual: decepción, duda, rabia, lujuria y por supuesto, que contenían a partes iguales su orgullo, su dignidad y su amor.

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