CAPITULO 8: "¿Y si me gustan dos?

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Sonó el teléfono a las 10 de la mañana.

-¿Diga?

-Hola Emi, te echaba de menos.

-¿Quien coño eres?

-Billy

-Ah Billy, lo siento, es que me acabo de levantar, es más, me acabas de despertar- dije de mal humor. Noté cómo se reía.

-Bueno, era para ver si tenías hecho algún plan para hoy.

-La verdad es que iba a casa de mi- iba a decir novio pero no quería que se enterara tan pronto de lo mío con Leo- mi mejor amigo.

-Vale, otro día entonces.

-No no, lo de mi... Mejor amigo no es seguro. A parte hace tiempo que no paso tiempo contigo.

-Guay- noté como sonreía- a las 17.10 en frente de tu instituto, ¿si?

-Perfecto, Billy. Adiós, nos vemos.

-Adiós, te quiero

¿Te quiero? Eso qué significa, bueno podría ser de amigos o de... ¿Novios? No, no creo. Espero que no. No quiero hacerle ilusiones. Aunque pensándolo bien... es guapo y todo eso pero yo quería a Leo, estaba convencida de que quería a Leo. Bueno convencida del todo no pero... Es que es mi novio. Leo era moreno y con los ojos marrones, digamos que un chico normal y Billy tenía los ojos verdes y era pelirrojo, todo lo contrario. En físico quizás ganara Billy porque se notaba que iba al gimnasio. Pero en personalidad ganaba mi novio porque era dulce, gracioso y pocas veces lo había visto enfadado. A si que sí...Tenía un cacao mental. Un gran cacao mental.

*

-Hey Billy.

-Hola, Blanca Nieves.

-¿A qué viene eso?- dije media extrañada.

-Es algo cariñoso para llamar a mi novia.

-Oye Billy, he cambiado. No soy tu novia.

-Si que lo eres.

-NO LO SOY- dije furiosa.

-Ya lo sabremos más a delante.

-Me parece bien pero ahora mismo n-o s-o-y t-u n-o-v-i-a- le comenté deletreando.

-Que sí, que me a quedado claro.

-¿Quieres tomar un helado?- dije para cambiar de tema.

-Me encantaría- era raro porque siempre que le preguntaba a Leo que sí se le apetecía un helado me decía que está a dieta o que no le gustan.

-Genial.

Billy se ofreció a pagar los helados.

-¿Bueno y por qué has vuelto a vivir a Inglaterra?- dije interesada.

-Quería estar contigo.

-Ahora en serio, responde.

-Porque mis padres consiguieron aquí trabajo.

-Ah, que bien.

-Me tengo que ir, que mi hermana me viene a buscar. Nos veremos otro día- me dio un beso en la mejilla y se largó. No me dio tiempo ni si quiera a volver a ver su abdomen tan perfecto que escondía esa camisa blanca. Se fue como si me ocultara algo, algo que no creo que sea muy bueno.

Alguien me tapó los ojos, sus manos eran finas y frías. Supe al momento de quienes eran esas manos.

-¿Quien era ese chico que estaba contigo?- dijo él.

El Amor Es Para TontosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora