CAPITULO 7: "Mi hermano"

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La doctora se quedo callada y prosiguió después de unos minutos de silencio.

-Bueno su hijo- dijo dirigiéndose a mi madre- su hijo no se despierta, y no creo que se despierte. Está en un coma muy profundo. Al parecer cuando le llegó la bala se cayó al suelo y se dio un fuerte golpe en la cabeza. Si queréis pueden pasar a verlo.

Fui a ver a mi hermano. Le cogí de la mano.

-Siento haber dejado que te hicieran eso, ojalá me hubiera pasado a mi. Me he portado como una estúpida contigo, eres mi hermano y a pesar de todo lo malo y bueno que hemos vivido te quiero, te quiero más que a mi vida, y ahora me voy cuenta. Se que tu solo has intentado jugar conmigo, hacer las misma cosas que yo y yo solo te he rechazado, te he pegado, te he insultado. Lo siento tanto, ojalá puedas escucharme, enano, te adoro y pase lo que pase te tendré aquí- dije señalando a mi corazón con su mano- Te quiero Ale.

Empece a sollozar y después puse una pulsera que él me había regalado hace un año con toda la ilusión de mundo. Recuerdo que llego a casa y dijo: "toma Emi para ti, esto nos mantendrá siempre unidos".

Cogí una taxi para irme a casa de Leo. Sólo lo vi, lo abrace y le dije con lágrimas en los ojos: -Esta en coma, no se despertará.

Sentí como Leo me abrazaba aún más fuerte, y yo lloraba aún más. Quería intentar borrar esas imágenes que tenía de mi hermano tirado en el suelo, sangrando, llorando... Pero no podía, esas imágenes me venían constantemente a mi cabeza cada vez que pestañeaba. Mi vida ya no tenía sentido, sentí como una gran parte de mi alma, de mi corazón, de mi cuerpo se había muerto allí, en la iglesia, justamente en la boda de mi padre y mi madrastra. Me tiré en la cama de Leo rendida. Leo se puso detrás abrazandome.

-Todo saldrá bien cariño- al escuchar esas palabras me sentía segura en sus brazos, como si el mundo se parece por unos minutos.

-Lo siento por venir a tu casa, Leo. No sabía a quien acudir.

-Tranquila Emily, ven cuando quieras.

-Te quiero- dije casi para misma esperando a que lo escuchara.

-Yo también te quiero- dijo mientras sonreía.

Me gire hacia él y me acerque a su boca, abrí los labios y le besé. Sus labios eran finos pero dulces. Fue mi primer beso, mi primer beso a los 16 años.

-Besas bien eh- dijo riéndose de mi- esto significa que estamos juntos.

-Por mi perfecto.

Sentí como me iba enamorando de ese chico, era la primera vez que me enamoraba y me pareció extraño porque yo pensaba que el amor era una tontería, que nunca lo encontraría. Tenía miedo de enamorarme y que me rompieran el corazón pero... El dolor es inevitable, en esta vida tienes que sufrir. Y deseaba que Leo me hiciera daño, quería que me rompiera el corazón simplemente para ver por qué la gente sufre por amor.

-Bueno me tengo que ir Leo, que mi madre se preocupará si no llego pronto a casa.

-Mándame un mensaje cuando llegues a casa peque.

-Sí, mañana intentaré venir cari.

Tuve qué coger el autobús de vuelta a casa.

-Hola abuela.

-Hola, tu madre se quedó en el hospital. Te veo más feliz o son cosas mías eh Emily.

-Serán cosas tuyas- dije sonriendo y bromeando mientras dejaba la duda en el aire.

Le envié un mensaje a Leo para que sepa que he llegado sana y salva, como él mismo me pidió.

Echaba de menos esos momentos que pasaba con mi hermano en los que nos insultábamos y nos pegábamos sin razón alguna. Recuerdo el primer momento que vino mi hermano a casa. Cuando lo cogí en brazos y le dije: "Siempre serás mío, serás mi pequeño llorón hasta que la muerte nos separe". La palabra "muerte" me paralizaba el corazón, se me paraba un segundo, incluso a veces se me olvidaba respirar pensando en esa palabra tan horripilante. Me quedé dormida con el móvil en la mano, esperando un mensaje de mi novio.

-Adiós abuela, me tengo que ir al instituto que hoy tengo clases. Te quiero- dije mientras cogía una tostada y le daba un beso en la mejilla.

Caminé por la acera de camino al instituto. De repente alguien me tapa los ojos.

-Sorpresa Emily- era Billy, digamos que mi amor de la infancia. Con sólo 2 años fue mi novio por un día, pero a eso no se le llama amor.

-Wow Billy, que guapo- le vi la cara y me quedé mirándolo fijamente a sus ojos verdes y a su pelo pelirrojo que brillaba con la luz del Sol.

-No has cambiado mucho desde que estábamos juntos- se rió- sigues siguiendo mi novia, eh. Nunca nadie corto nuestro pequeña relación.

-Bueno ahora yo he cambiado, Billy, y mucho.

-Eso fijo que significa que tienes novio- no sabía que responderle...

-Me tengo que ir al instituto, llámame- lo dije mientras le escribía mi número de teléfono en su mano.

Corrí por la calle, ya llegaba tarde a clase.

-Pase, señorita- escuché decir a mi tutor de filosofía.

Me senté al lado de Leo, con una sonrisa. Me sentía rara era como sí estuviese muy feliz por fuera y por dentro hecha una mierda... No sabía como expresarlo.

-Mañana tenemos un examen del tema 10, 11, 12 y 13. Sólo les pondré uno de esos cuatro temas, que tengan mucha suerte, les hará falta-.

No me gustaba filosofía porque siempre te mandaban a estudiarte muchos temas para que te saliese una mísera pregunta de un solo tema, que si no te lo estudiaste, la cagaste. Solían ser las más difíciles pero incluso a veces eran las menos imaginables, la pregunta más fácil de un tema.

Llegué al hospital y subí a la sala de mi hermano, me fijé en el número, 1805, esa fecha era precisamente el cumpleaños de mi hermano, el dieciocho de mayo.

-Mama- dije sorprendida.

-Hoy no he ido a trabajar, no tenía ganas.

-Te entiendo... Por cierto... Vi a Billy esta mañana, esta guapísimo mama.

-Desde pequeña te ha gustado ese chico- dijo con una sonrisa entre dientes.

-Ay mama, sólo fue un gran amigo.

-Eso dices siempre.

-Mami sabes que nunca me he enamorado, bueno...

-Cuéntame cariño, sabes que me puedes decir todo.

-Creo que me estoy enamorando de Leo, es más, es mi... Mi...

-Tu...

-Mi novio mama.

-Que bien- dijo sorprendida y alegre.

-Bueno me alegró que no te lo hayas tomado a mal, me voy a casa que estoy cansada y tengo que estudiar 4 temas de filosofía, te quiero mami.

-Y yo más, Emily.

El Amor Es Para TontosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora