«Salvame con tu amor esta noche, Ven y llevame de nuevo a la vida» -Alien, Tokio Hotel
Se encontraba caminando en lo que parecía ser una bodega, a un lado suyo iba su padre, un Alfa Sangre Pura de porte elegante del cual ni siquiera recordaba su rostro, primer fundador del domo y de aquello a lo que ellos llamaban "hogar". El señor Plisetsky, otro Alfa Sangre Pura, había insistido en que acompañara a su padre a «los barrios bajos» para que se fuera educando en saber cual era parte del trabajo que él tendría que hacer al crecer y heredar el puesto de su padre. Caminaban buscando Omegas «ilegales», Viktor había escuchado hablar de ellos, se decía que las familias de parte de la escala social más baja escondían a los omegas por el miedo a que se los arrebataran y los metieran en aquel lugar llamado «Área de Procreación», en realidad, este lugar era un prostíbulo de Omegas, en el que los obligaban, a ellos y a los Alfas Puros a tener relaciones y con ello obtener hijos. La situación en ese entonces era difícil, puesto que, luego de que una enfermedad que se desarrollaba en mortal acabara con la mayoría de la humanidad, los pocos sobrevivientes a ella -y a las guerras por los instintos más bajos en la que ésta te hacía caer-, crearon un domo en el cual se mantenía la paz gracias a las 9 familias fundadoras; en este domo la población sobreviviente eran un total de 10% Omegas, 60% Betas, 20% Alfas y 10% Alfas «Puros», por esta razón se obligaba a los Alfas Puros y a los Omegas a procrear, para subir los números en Alfas, pero... ESTABAN PROHIBIDOS LOS LAZOS ENTRE ELLOS, ¿la razón? Viktor en ese momento no la conocía, pues su padre había cortado su relato al ir a una reunión importante.
Mientras aquel Alfa adulto buscaba entre cada familia, él vagueaba por los puestos de comida, de manualidades y de ropa... Hasta que llegó a uno que le llamó especialmente la atención, un pequeño puesto de collares y pulseras hechos a mano, en él, su atención se desvió hacia una madre Alfa que sostenía a un bebé llenándolo de su olor, entonces entendió porque su atención se mantenía en ese puesto, un olor como a manzana con canela y un poco de menta le llegó a la nariz, era demasiado dulce para él y un calorcillo se implantó en su pecho, una calma que antes no tenía lo invadió y se dio cuenta que aquella leyenda que se oía entre rumores era verdad, los destinados existían. El chico de 5 años corrió hasta su padre al ver que caminaba en dirección a el puesto, intentando impedir que llegase.
—папа, папа, Не могли бы вы купить мне еду? [Papá, papá, ¿me podrías comprar comida?]— su vocecilla salió desesperada, pero fingió bien y se mantuvo en su papel de chico con hambre. Estaba frente a su padre, impidiéndole el paso.
—Не сейчас, Виктор [Ahora no, Viktor]— la voz gruesa de aquel hombre sonó molesta, luego caminó un poco, esquivando a su hijo.
—Но отец, я голоден [Pero padre, tengo hambre]— lo tomó de la parte baja de su chaqueta, con la fuerza de todo un Alfa Pura Sangre.
—Виктор, я работаю над этим, пожалуйста, уходите с дороги и позвольте мне продолжать, не перебивайте [Viktor, estoy trabajando en esto, por favor quítate del camino y déjame continuar, no interrumpas]— trató de quitárselo de encima —Почему так настойчиво не пройти здесь? [¿Por qué tanta insistencia en que no vaya por aquí?]
—Я просто хочу домой, вот и все [Solamente quiero irme a casa, es todo]— mintió, su primera mentira... Porque si tenía que mentir para proteger a su destinado, lo haría, siempre lo haría.
Su padre rodó los ojos y caminó, arrastrándolo de paso, ya que no lo soltaba. Caminaron por el pasillo donde estaban todos los puestos, hasta que llegaron al que tanto había deseado no llegar. Soltó a su padre ya que sabía que no podría hacer nada más. Su padre se acercó y olió todo ese lugar, rogaba a todos los cielos que no se diera cuenta y que la madre de aquel Omega de bonita piel hubiera dejado suficiente olor en él para que no se notara el propio... Por desgracia, si existía un Dios, él sabía que no estaba de su lado, porque DEMONIOS, sus suplicas nunca fueron escuchadas.
—Take it! [¡Llévatelo!]— declaró su padre con voz lo suficientemente fuerte y Viktor vio como uno de los guardaespaldas, que los acompañaban siempre que salían, arrebataba al Omega de su madre, y el no podía hacer nada para impedirlo o recibiría un buen castigo llegando a casa.
—Īe, dōka shinaide kudasai! [¡No, por favor no se lo lleven!]— Escuchó a la madre llorar desconsolada en un perfecto japonés que él entendía y lo único que pudo hacer por ella fue bajar la cabeza.
Su padre y sus hombres se distribuyeron en busca de más Omegas, ignorando a la madre, él se acercó a ella y, al ver que ni su padre ni nadie más lo veían, la abrazó. Ella lloró durante un buen rato en sus brazos gritando cosas inentendibles en un idioma que jamás se había tomado el tiempo de aprender, español. Luego, con ojos llorosos le dijo en su idioma natal.
—Watashi wa karera ga unmei dzuke rarete iru no o shitte imasu [Sé que son destinados].
—Dō yatte shitte imasu ka? [¿Cómo lo sabe?]— preguntó él con los ojos bien abiertos por la sorpresa.
—Hahaoya wa kodomo no koto o subete shitte imasu [Una madre lo sabe todo de sus hijos]— ella le sonrió de manera melancólica y, tomando de los hombros al pequeño de cabellos platinados, le dijo —Kare no sewa o suru, onegaishimasu [Cuida de él, por favor]
—Watashi wa shimasu, shinpaishinaidekudasai [lo haré, no se preocupe]— Viktor le apretó la mano en un gesto conciliador y, aunque no sabía como lo iba a lograr, se prometía a si mismo cumplirlo.
—Watashi wa sōde wa arimasen, watashi wa anata ga anata no chichioya ga chikadzuku no o fusegou to shita hōhō o mimashita [No lo hago, vi como tratabas de evitar que tu padre se acercara]— Ella le devolvió el apretón —Anata no unmei o shinjimasu [Confío en su destinado].
—Hontōni? [¿En serio?]— Él se sonrojó.
—Hai, anata wa ī kodesu [Sí, eres un buen chico]— Y antes de que pudiera responderle a la hermosa mujer fue arrastrado de la mano por su padre, para que ambos regresaran a casa.
—¡Nikiforofu Vikutoru!— gritó, esperando que la hermosa mujer de cabello azabache entendiera el mensaje.
—Katsuki Hiroko, Yūri no osewa! [¡Cuida de Yuuri!]— le sonrió por última vez y ella le devolvió el gesto con una cascada de lágrimas saliendo de sus ojos cafés claro.
Yuuri Katsuki, el hermoso nombre de su destinado.
Dedicado a:
oopstwght
ToutPetitChat
Aclaraciones: No manejo al 100% los tres idiomas utilizados así que puede haber demasiados errores de escritura, se supone que hablarán en español (¿¡QUÉ!?) sí, en español... Ya verán porque.¿Les gusta que la traducción esté junto o prefieren tenerla hasta la nota final?
Sin más que decir, Alondra fuera... Pero recuerden, al final del arcoiris hay un unicornio de colores.
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Lazos Prohibidos
Fanfiction«Nuestro amor siempre fue como las llamas del fuego, al principio muy hermosas... Pero siempre destinadas a extinguirse» -¿¡DESTINADOS!? ¡Esa mierda no existe! No quiero oír más sobre ello. -¿¡Creaste un lazo con ese feo Omega!? ¿Estás loco? -Yuri...