Lazos Prohibidos

Yurio.

«Nadie arde en deseos de pasar sus minutos con una princesa de hielo» -Corazón de mariposa, Andrea Tomé.

Yurio volvió al hospital luego de 6 horas para llevarse a Yuuri al Área de Procreación, Viktor se despidió de su Omega con un beso en la frente, Yuuri salió del cuarto y cuando el rubio iba a salir el peliplateado lo detuvo.

—Yurio— el mencionado se quedó quieto pero no volteó a verlo —Cuida a Yuuri mientras me encuentro aquí, por favor.

—Veré lo que puedo hacer— respondió tajante, no iba a negarle la ayuda a ese pobre Omega, pero tampoco deseaba pasar tiempo con un completo desconocido —Diré que voy de tu parte, así que recupérate pronto.

—Gracias.

—No me lo agradezcas, te lo debía— volteó la cabeza para verlo de reojo —No te encariñes mucho con él, ni le hagas falsas ilusiones.

—Yurio, nunca te lo dije... Y aunque es muy obvio, voy a ser muy sincero contigo— suspiró —Es mi Omega, Yuuri es mi destinado.

—Nadie sabe si los destinados existen, Viktor, y aunque lo hiciesen, esta extraña relación no podría ser— el más pequeño retomó su camino hacia la puerta —Piensa bien en las consecuencias que habría antes de hacer algo estúpido.

—Yurio, sabes que nunca me han importado las consecuencias— se molestó, el chico tomó la manija de la puerta y la abrió, por último, antes de salir, concluyó.

—Las consecuencias que te incluyan sólo a ti, pero... ¿Serías capaz de causarle daño a ese Omega, a Chris, a mí y a tu gente?— se encaminó a la sala de espera, en donde encontró a Yuuri sentado, jugando con sus manos —Vamos.

Iban de camino al Área de Procreación cuando una turba de gente se encontraba con carteles que pedían igualdad para todos los segundos géneros, algunos iban con altavoces y otros escuchaban atentamente.

—The founding families do not want to give our Omegas freedom, why should not we take away theirs !?  Let's make them regret what they do to us!  Let's make them pay! [Las familias fundadoras no quieren darles libertad a nuestros Omegas, ¿¡por qué nosotros no deberíamos quitarles la suya!? ¡Hagamos que ellos se arrepientan de lo que nos hacen! ¡Vamos a hacerlos pagar!]— Yuuri iba viendo todo por la ventana trasera del auto, vió como una alfa, distinguida por su complexión y su liderazgo, se subía a un parapeto y empezaba a alborotar a todos los demás.

—Que estupidez— soltó Yurio a su lado, mientras veía por la ventana que le correspondía, estaban atorados en el tráfico por culpa de la multitud.

—¿Cree que pelear por nuestros derechos es estúpido?— le preguntó un poco nervioso, pero hablando lo suficientemente claro para que se notara lo ofendido que estaba por su comentario.

—No, eso no es estúpido— sonrió malicioso, pero Yuuri pudo ver cómo en sus ojos había melancolía —Tú y ellos son estúpidos, pensar que haciendo estas cosas lograran algo, es tan idiota como pensar que no los matarán por armar alboroto.