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Miré aquellos papelitos sobre mi mesa de noche y no pude evitar un sonrojo. Aquellas nueve notas eran, fácilmente, las palabras más lindas que alguien me había dedicado; nueve pequeños trozos de papel con una caligrafía perfecta, que habían tocado lo más profundo de mi ser.

Esas palabras estaban cargadas de sentimientos, de amor, de vida; el simple hecho de leerlas causaba en mí una sensación extraña y relajante, me hacía sonreír y provocaba que la sangre se acumulara en mi rostro.

Pasé un dedo sobre la primera nota que recibí y sonreí, ruborizado. Saber que alguien se tomaba la molestia de mirarme, observar cada detalle de mí y expresarme su amor me parecía de lo más tierno; me daban ganas de estrujarlo entre mis brazos, llenarlo de besos y cantar sólo para él. Yo sabía que esa personita no era nadie más que Min Yoongi, y eso sólo causaba que mi corazón palpitara como loco.

Yoongi no era para nada disimulado, porque entre más lo ocultaba, más obvio era. Era divertido mirar a Yoongi acercarse a mi estuche de guitarra y depositar un papelito dentro. Al principio fue raro, pero después me pareció lo más adorable del mundo y no pude evitar observarlo, admirarlo y quererlo.

Yoongi se había colado en mi corazón de una manera repentina, fue realmente fácil caer por el chico serio de la clase. Era gracioso como todos lo llamaban amargado por ser callado, yo había descubierto que era todo menos eso; Yoongi era un pequeño niño amoroso, una bola de algodón, un terrón de azúcar.

Min Yoongi me comenzó a parecer una obra de arte, la melodía más bella del mundo. ¿Qué era yo, a su lado? Él escribía las palabras más lindas y yo era terrible para expresarme, ¿qué más podía hacer que obsequiarle pequeños corazones de papel?

True Kisses [YoonJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora