UNLOVED PEDRIMENTE.

EIGHT

Cuando fui al baño, en serio no soportaba, tenía demasiado frustración sobre mí y las lágrimas símplemente empezaron a deslizarse. No tengo ni una pizca de oportunidad con Pedro, ellos en realidad se miran demasiado bien juntos y yo no puedo hacer nada al respecto.

¿Por qué uno no elige de quién enamorarse? Enamorarse es una cagada, y más cuando es tu amigo, tu hermano.

No quería que notaran mi inestabilidad y me lavé la cara para hacer desaparecer cualquier rastro de lágrimas en mis mejillas. No debo seguir sufriendo por algo que tuve claro desde el inicio.

Seguimos grabando un rato y más y cuando terminamos, Angie me tomó del brazo y me llevó a mi habitación; le hizo una seña a Pedro, este asintió y se quedó en el sillón.

─Martín.

─¿Qué pasa, Angie? ¿Para qué me traes acá?

─Porque me preocupas, ¿está todo bien? ¿querés hablarlo conmigo?

─¿Qué voy a hablar con vos? ─le dije con un tono suave. Verga, me están descubriendo.

─Estás triste, distraído. La cosa es que no te ves bien y las ojeras están más marcadas que nunca bajo tus ojos. Pedro no sabe por qué estás así, ¿tan grave es? Si necesitás ayuda, buscala.

─No, no es muy grave. De hecho, creo que ni siquiera es grave. No te preocupes, solo son bajones que a uno le da.

─Dale. ─me dedicó una linda sonrisa y me abrazó.

Ay, qué piba más cariñosa. Muy buena amiga la Angie.

que no se note que en ese momento
no sabía ni qué escribir