EIGHTEEN

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p e d r o .

Cuando escuché el ascensor, automáticamente pensé que era Martín. Ya cuando salí a ver, ya había entrado a su casa. No quise molestarlo y lo dejé un rato. Me fui a cenar con Nat a su casa, cuando vuelva, hablaré con Martín.

Llegué alrededor de las 12:10 am y fui directamente al depto de Martín. Tal vez él ya estaba durmiendo y lo despierte, pero en serio necesito hablar con él. No sé qué pasó después que saliera corriendo. Seguro se siente muy mal.

Toqué el timbre. Pasaron unos cinco minutos y no había rastro de Martín. Toqué la puerta para que escuchara y nada, entonces probé a ver si estaba sin seguro y efectivamente así estaba. El departamento era un desastre, ni comparado a la última vez que llegue a ese lugar. Había silencio, pero se escuchaba unos muy leves sollozos que salían del baño. Corrí hacia allá, abrí la puerta y lo encontré arrecostado a una pared, teniendo un grave ataque se ansiedad, sus brazos estaban llenos de rasguños y me preocupé demasiado por lo que le estaba pasando.

Me agaché hasta su altura y lo abracé. Este no me respondió el abrazo porque estaba en un trance, temblando, llorando, sudando frío. Empecé a apoyar su cabeza en mi pecho y acaricié su cabello, le susurraba cosas como "ya va a pasar" y "estoy aquí" en su oído para que al menos se quedara dormido. En vez de eso, empezó a calmarse poco a poco y a respirar de una forma más normal, pues estaba muy alterado.

─Vení, te voy a llevar a dormir a tu cama. ─lo cargué como princesa porque este estaba muy cansado.

Lo acomodé en su cama y lo tapé, pero me dio pesar el hecho que se mirara tan solo e indefenso, hecho una bolita en la cama, entonces me quité mis zapatos y el jean para acomodarme a su lado y quedarme dormido.

Nunca había dormido con Martín, pero definitivamente lo haría de nuevo.

UNLOVED           PEDRIMENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora