NINE

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Después de una hora más o menos, Pedro y Angie se fueron a la terminal de buses porque Angie ya se volvía a Rosario, donde vive. Me despedí de ella con un abrazo y se fueron.

Me fui a encerrar al baño, específicamente en la bañera, ─ni idea del por qué ─y me puse a pensar en todo lo que siento, en analizar qué es lo que siento, qué es lo que me hace mal y por qué. Está de más decir que solo llegaba a pensar en Pedro.

─¡¿Qué concha me pasa?! ─grité frustrado tirando algo que tenía al lado.

Todo el mundo nota que la estoy pasando mal, por así decirlo, ¿pero qué puedo hacer? ¿cómo uno deja de estar enamorado? El amor viene y se va con el tiempo y yo no creo poder soportar amar a Pedro tanto tiempo sin ser correspondido.

Si alguien se tomara el tiempo de analizar mi vida desde hace dos semanas, se aburriría a medio palo, siempre la misma mierda. Dentro de toda mi frustración, sentí que mi celular vibraba y tuve que contestar la llamada, era Pedro.

─¿Sí?

─¿Me podés venir a buscar? ─dijo Pedro con la voz quebrada. ¿Acaso estaba llorando?

─¿Qué pasó? ¿Dónde estás?

─No sé, no sé cómo se llama aquí donde queda la terminal.

─Decime el nombre de la terminal, ya llego. ─le indiqué mientras me levantaba e iba a buscar zapatos para salir a buscar a Pedro.

Me indicó el nombre, asentí y le dije "esperame" antes de cortar. De pronto hacía frío, decidí llevar dos abrigos, estar llorando no te mantiene cálido.

Salí de casa hecho una bala, no sin antes pedir un uber, porque sino tendría que esperar más de lo deseado. El uber ya estaba llegando cuando yo llegué a la entrada de mi edificio, subí rápidamente y le indiqué la terminal a la que quería ir.

¿Qué habrá pasado? Ellos estaban tan bien...

El viaje se me estaba haciendo muy largo ya.

─¿Tan largo está de mi casa a la terminal?

─Es que hay demasiado tráfico, creo que llegaremos como en veinte minutos.

─No puedo esperar mucho tiempo. Igual, gracias. ─salí del auto y corrí hacia donde estaba Pedro, pues ya sabía el camino.

Corrí por unos cinco minutos o más, hasta que llegué. Busqué a Pedro con la mirada entre el gentío, hasta que vi a alguien agachado en un rincón, con la cabeza gacha, supe que era Pedro y salí disparado a su dirección.

Estaba casi temblando, así que lo agarré y abracé muy fuerte para que se sintiera protegido. Este se aferró a mí y sollozó en mi hombro.

Nunca había visto a Pedro tan destrozado.






























se me está yendo la inspiración.
ward para que no deje la historia abandonada.

UNLOVED           PEDRIMENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora