Los nuevos Potter

Capítulo 7

La tensión en el Gran Comedor casi se podía palpar, en tan solo segundos todo había cambiado en la mesa de profesores.

El ánimo había disminuido por completo. Parecía que había pasado horas a pesar de ser solo segundos en los que Delphini caminaba para sentarse sobre el taburete y colocarse el sombrero.

Le tomó menos de dos segundos al sombrero decidir a dónde iría la bruja rubia.

- ¡Slytherin! - fue el grito el sombrero con solo haber tocado la cabeza rubia

La sonrisa de la niña trajo la atención de todos, su belleza había aumentado de forma exponencial, no había duda de que la niña tenía sangre pura, sangre aristocrática corriendo por sus venas.

- Ni se te ocurra usar legeremancia con ella, un solo hechizo o poción usado en su contra y juro Dumbledore, que haré lo que Tom nunca tuvo el valor de hacer por su propia mano - siseo Harry de forma pausada y casi de forma imperceptible - Estás advertido

El viejo no dijo nada, ya preguntaría después. Todos sabían que había una reunión por venir posterior a esa cena.

La tensión no era menor en la mesa de verde y plata. La nueva bruja se dirigió a sentarse al lado del menor Potter, con la única Potter al frente.

- Hola Delphi - saludó el chico con ojos de cervatillo

- Salazar - respondió cortante, sin expresión en su rostro

- Delphini - habló la pelirroja - Que bueno que te unas a nosotros

- Lord Potter dijo que merecía venir a Hogwarts más que otros - dijo de forma venenosa mientras daba una breve sonrisa, toda la mesa prestándoles atención - Así que hizo lo posible para mi aceptación tardía

Eso fue un golpe, claro que lo era. Estaba molesta y los hermanos lo sabían, pero se lo merecían, la habían dejado de lado en sus planes. No fue del todo su culpa, la rubia se había ido a visitar a Rabastan Lestrange, no estaba con ellos en la Mansión Potter cuando decidieron tomar cartas en el asunto.

Y tampoco le enviaron una carta para que ella se les uniera - le recordó su conciencia al de ojos verdes

Y solo por eso, y porque estaban en el Gran Comedor a vista y paciencia de todos, no se pusieron a pedir perdón a la chica que era más cercana a los menores Potter.

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- Perdiste la cabeza - se escuchó el gruñido de Black

- No sabía que ya saben quién tuvo una hija - murmuró Sprout lo suficiente alto para ser captada entre el bullicio

- La tomaste bajo tu protección - agregó Mcgonagall

- Es solo una niña maldita sea - gruñó Snape - Qué tanto alboroto hacen

- Una niña que puede incitar a los antiguos servidores de su padre - trató de razonar Dumbledore

Y fue esa la gota que colmó el vaso. Un sonido fuerte como el de un disparo de un arma de fuego muggle los hizo saltar y ver la varita de Harry que apuntaba al piso muy cerca de los pies del mago más viejo en la oficina.

- Sí ya terminaron - dijo de forma arrastrada como una serpiente a la que provocaron - No entiendo cuál es el problema

- Has tenido a la hija de Tom bajo tu techo - acusó Dumbledore