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Aún no podia creer que gente como Rita Skeeter este viva, realmente.


Esa persona ya tenía más del noventa y cinco por ciento de su odio, mientras leía las (más mentiras que verdades) del profeta se dirigió al Gran Comedor para desayunar.

Al llegar a uno de los pasillos que dirigían a este último, notó un gran grupo de alumnos reunidos en frente de lo que parecía ser el trío de oro.


¿Y ahora qué? Pensó mientras mordía su manzana.


Llegó a su mesa intentando no chocar con nadie en el camino, se sentó y suspiró. No tenía idea de que traía Potter en sus manos y algo le decía que no era nada bueno.

Sinceramente esperaba que el chico de Gryffindor no se haya metido en líos... otra vez. Por que se conocía, se quedaría con las ganas de regañarle, y solo habia una manera de que eso se hiciera realidad al igual que el moreno no se de cuenta de su identidad: las cartas.


Las benditas cartas, esas que con tanto nerviosismo, temor, ironía, burla, maldad y amor habia escrito. En esas cartas estaban las emociones que el pensaba que jamás saldrían a la luz. Pero salieron, y están en manos de la persona que le provocaba esas sensaciones. Habia empezado pensando que sería felizmente ignorado, pero con el tiempo se dió cuenta que no y no sabía como sentirse respecto a eso. Eso solo lo inspiró a seguir escribíendole al pelinegro, pero las cosas se salieron de control.


El Gryffindor quería saber quien era, habia estado en peleas con sus mejores amigos por sus cartas y eso, y por varias cosas reflejadas en lo compleja de su vida decidió no mandarle más cartas. En parte se sentía orgulloso, no habia mandando cartas desde hace un mes, aunque claro. Todos los días sentía el impulso de hacerlo, no era muy alentador que digamos.


--- Tienes que ver esto. ---Dijo su amiga sentándose a su lado, deslizó un poco su varita y lo que parecía una entrevista entre Potter y Rita Skeeter comenzó.

--- Hoy para todos en el profeta, Harry Potter nos ha pedido hacer pública una declaración si es que se puede decir así ---dijo viendo despectiva al moreno--- proceda Señor Potter.

--- Ehm, um. Quería informar a toda la comunidad mágica que.. ehm. Hace tiempo ---comenzó a relatar--- una persona me escribió una carta.

Sintió que tenia ganas de vomitar o llorar. Esperaba con todo su alma que no pase lo que parecía estar pasando.

--- ¿Qué persona y que decía la carta? ---Preguntó Skeeter, de fondo su pluma mágica escribía, bufé.

--- No sé quién es la persona, por eso mismo hago este video.

--- ¿Y que decía la carta? ¿Una declaración de amor?

--- Ehm, decia que era un estúpido. ---Dijo un poco incómodo, sonreí. Se veía adorable.

--- Una persona violenta a mi parecer. ---Opinó la rubia y el pelinegro rodó los ojos.

--- No me interrumpa, por favor. Esto es muy importante para mi y por eso estoy tan nervioso. Sé que la persona que me escribió tan hermosamente me esta viendo.

¬Si, tú ---siguió hablando mientras miraba fijamente a la cámara hechizada--- sé que estas ahí, en alguna parte del mundo. Dejame decirte que si me interesas, que... me encanta como escribes en especial cuando lo haces insultando o cariñosamente. Me gusta tu sarcasmo venenoso ---sonrió--- me gustó tu venganza, me reí mucho. No sé quién eres, donde estas, pero tengo tantas ganas de decirte muchísimas cosas pero no por aquí. Sino en un lugar, tú y yo. Como comenzamos, siempre tú y yo. Por favor dame aunque sea una oportunidad de poder contestarte. Sal de donde te escondes, que tengo muchísimas ganas de darte un fuerte abrazo, me encantó tu regalo. Tus cartas me ponen feliz, por que tú las escribes. Te extraño huesitos.


Se levantó rápidamente de la mesa llevándose una mirada extraña por parte de su amiga. Decidido, caminó rápidamente hacia el baño y al apenas llegar se encerró en un individual.

--- Muffliato. ---Susurró con su varita en la mano.

En cuanto estuvo seguro comenzó a llorar, las lágrimas gruesas caían de su mejilla, lo hacían sentir estúpido. Una vez más, se trataba de Potter.

No sabia que habia hecho o por que su corazón se contraía cuando del pelinegro se trataba. Sabía que estaba enamorado, no era tonto. Pero eso no cambiaba el hecho de que sabía que estaba mandando todo a la mierda.


Habia intentando con toda sus fuerzas no escribirle o mirarlo de más este último mes. Realmente lo intentaba, pero era solo eso. Intentar. Núnca lograba, lo miraba en Pociones y juraría que hasta intentaría atar sus manos en contra de su voluntad para no escribirle.



Harry estaba buscando a la persona que le habia escrito, estaba buscando sus palabras, sus propias frases, a sus forma de expresarse y a lo que tomó como venganza hacia la pelirroja por celos.

Pero sabia que estaba mal, primero por que Potter seguramente piensa que es alguien de buen juicio, y segundo que tenia una reputación que cubrir.

El moreno de Gryffindor, habia estado semanas recibiendo cartas de lo que sería 'la persona que le habia mandando esas cartas'

Pero estaba en completa seguridad de que nadie habia podido llamar la atención o atinado a su 'alías' que habia puesto al final de sus cartas. Eran dos palabras entre millones y millones.

Huesos Fríos. Ingenioso. Pensó.

Eran dos palabras sacadas de una canción muggle que tenía su mente en la locura. No paraba de escucharla, era realmente una hermosa melodia.

Se la dedicaría a Harry si pudiera. Si realmente pudiera.

Oh querido Harry, realmente necesito abrazarte ahora mismo. Pero no puedo, no me aceptarías y yo no quiero lloras noches y noches por tu rechazo.

ᴄᴏʟᴅ ʙᴏɴᴇs; [ᵈʳᵃʳʳʸ/ʰᵃʳᶜᵒ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora