Capitulo 2.

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- Asi que... Gabriell Langdon- Sonrió y la joven sintió que le gustaba su nombre pronunciado por la suprema- Cuentame, ¿Desde hace cuanto sabes que eres una bruja?- Completó y apoyo sus antebrazos en la mesa mostrándose interesada por conocer el pasado de la hermosa mujer que tenia en frente

- Bien pues... creo que desde siempre- Contesto un poco nerviosa- Las cosas en casa eran... complicadas por eso jamás conversamos al respecto, mi mamá era madre soltera, teníamos una relación complicada, siempre quise hacerla sentir orgullosa pero... jamas fue suficiente- Completo con una sonrisa amarga en su rostro, una que la suprema conocía bastante bien gracias a Fiona

- ¿Y tus hermanos?- Pregunto mientras miraba unos papeles y se arrepintió de inmediato "Mierda Cordelia ahí vas" Se dijo para si misma. La joven bajo la mirada y carraspeo.

- Están muertos- Contestó sin más y la suprema la miro con tristeza, lentamente analizaba cada facción de la mujer- Eramos cuatro; Mi hermano mayor fue asesinado, el del medio tenia problemas respiratorios y mi hermana murió atropellada- La suprema bajo su mirada, en su mente intentaba imaginar como seria para una joven cargar con todo eso, sentía como las lagrimas empezaban a acumularse en sus ojos.- ¿Me dejará quedar señorita Cordelia?- Susurró la joven y los ojos de la suprema volvieron a posarse en los suyos

- Si cariño, ya es tarde, te mostrare tu habitación. Contestó con suavidad y se dirigio a la salida con la joven tras de ella - Tu habitación estará frente a la mía, antes era mi biblioteca por lo que el baño y el guardaropa conecta tu habitación con la mia, claro si no te molesta- Explico la mujer mayor mientras abría la puerta de la habitación y miraba a la joven sonriendo- Claro si estas de acuerdo, entra- La joven asintió con una son risa y al entrar observo con detenimiento la gran habiacion quje tenia en frente, con una cama doble y decoraciones blancas, todo en armonía. La sjuprema observaba el paisaje que tenia en frente, una guapa chica con la que se llevaría muy bien, de eso estaba segura.

- Bien, si necesitas algo no dudes en llamar- Completó la suprema y salió rumbo a su habitación

-¡Señorita Cordelia!- Escucho que gritaban tras ella y el sonido de unos tacones acercándose la forzó a voltearse para encontrar a la peli naranja en el marco de la habitación -Lamento lo de esa mujer- Dijo y sin más cerro la puerta, dejando a la suprema sorprendida y con muchas preguntas en su mente. Entró a su habitación y también cerro la puerta aún pensando en la joven, se dirigió al baño y empezó a soltar casa botón de su camisa y luego deslizo su larga falda por sus piernas dejando a la vista su ropa interior color blanco, busco su pijama y se la puso preparándose para otra infernal noche. La suprema odiaba las noches porque no lograba dormir, la cabeza le daba vueltas y terminaba llorando en el piso de el baño todas las noches, y esta no fue la excepción.

El reloj marcaba las 2:00 de la madrugada cuando unos sollozos interrumpieron su sueño, la joven que aún no conocía la casa se despertó un poco asustada y empezó a escucharlos con detenimiento, provenían del baño. Lentamente se acerco a la puerta semi cerrada, con cada paso que daba se convencía más de que los sollozos provenían de la suprema y cuando sus ojos llegaron a la pequeña abertura de la puerta encontró una imagen devastadora. La mujer estaba sentada en el suelo, con sus brazos abrazando sus piernas y su cabeza entre ellas, con sus ojos rotos. Lentamente abrió la puerta y entro al baño acercándose a la mujer mayor.

-¿Señorita Cordelia?- Susurro la mujer mas joven mientras se agachaba frente a ella. La suprema se sobresalto por la presencia de la joven y se sintió apenada por haberla despertado, pero cuando estaba a punto de disculparse la mano de la joven se posó en la suya, apretándola y sus ojos se chocaron con una mirada comprensiva. La rubia no pudo resistirse y salto a los brazos de la joven abrazándola con fuerza.- Ven, debes acostarte- Susurro la joven tirando un poco de la suprema, la llevo fuera del baño y la acostó en su cama, la rubia aún no soltaba la mano de la joven.

- Cada noche volvía al infierno a buscarla- Dijo rompiendo en llanto de nuevo- Vi cosas horribles pero por más que lo intentaba no logré encontrarla, te juro que lo intente.

- Señorita Cordelia.... no es su culpa...no sea tan dura con usted misma- Susurro acariciando el brazo de la suprema- Debería dormir un poco-

-Hace mucho que no puedo hacerlo aunque lo intento- Comentó la suprema haciendo un puchero involuntario, la mujer más joven se río ante la ternura de la rubia

- Intentalo un poco- Dijo sin más

- No quiero estar sola- Susurro la rubia apretando la mano de la joven

- Mira esto- Respondio la peli naranja meintras la suprema se sentaba en la cama. Con cuidado la joven se sentó al lado de la rubia y la recostó en su regazo acariciando su cabello -Me quedaré aquí. Duerme un poco- Comentó sonriendo

La suprema sentía como su cansancio empezaba a brotar y las caricias de la joven la hacían sentir tranquila, sus ojos empezaron a cerrarse y cayó en un profundo sueño.

En la mañana Cordelia despertó feliz, no había rastro de la joven en la habitación. La suprema se levanto de su cama con ganas y fue a la ducha, al salir se decidió por una falda tubo hasta la rodilla negra, una camisa rosada y unos tacones color crema. Salió de su habitación más alegre de lo usual e irradiaba felicidad, bajó por las largas escaleras y llego hasta la cocina donde las demás chicas la estaban esperando, pues era sábado y las alumnas se iban con sus familias dejando el fin de semana para la suprema y sus chicas más antiguas.

- Buenos días- Dijo al entrar a la cocina y se sentó junto a las chicas; Zoe, Queenie, Madison, Mallory, Coco y Gabrielle.

-¡Cordy! ¿Amaneciste de buen humor? No, mejor no respondas, eso se te nota- Comentó Madison con una carcajada y el resto la siguió

-¿Café?- Se dirigió Zoe a la suprema y esta ultima asintió.

-y bien Gabrielle...¿Qué tal tu primera noche en la academia, si dormiste?- Preguntó Queenie mientras la mujer mayor le daba una probada al café

-Es una casa espectacular- Reconoció la joven -Me ha gustado mucho- dijo lanzándole una mirada a la suprema y esta ultima le sonrió

-Hoy empezaremos con tus clases- Comentó Zoe sonriendo

-Estoy de acuerdo- Respondió la suprema seria- Pero antes hay unos papeles que aún debes llenar antes de eso- La joven asintió y siguieron conversando.

El desayuno pasó sin imprevistos, todas hablaban y reían haciendo sentir segura a Gabrielle, con la cual de vez en cuando la suprema cruzaba miradas causando que la joven se sonrojara. Al finalizar ser retiraron juntas a la oficina de Cordelia y en el trayecto no cruzaron palabra, al llegar se sentaron la una frente a la otra y la mujer mayor tomó la palabra.

- Quiero disculparme por lo de anoche...- Comentó apenada - Estaba muy afectada y no medí mis acciones, yo.. en verdad lo siento- Completó y bajó la mirada

- No tiene que disculparse, fue un placer poderla ayudar- Contestó con una sonrisa

La conversación entre las dos mujeres fue dándose con facilidad. Hablaron de los orígenes de la mujer más joven y de la familia de la suprema.

En la tarde, Cordelia acompañó a las niñas a darle su primera clase a Gabrielle; Cada una de ellas estaba sorprendida con la pureza y el poder de la joven, hacía todo divertido pero en verdad se esforzaba. Esa noche la suprema y la joven estuvieron sentadas hasta la madrugada hablando, riendo y hasta llorando. La rubia le contó a la joven sobre Fiona, sobre la desparición de Misty, la traición de Hank, la muerte de la tia Myrttle, y la joven esuchaba espectaqnte cada una de las cosas que la suprema tenia para conta. Al terminar de charlar cada una se fue a su habitación y la suprema logró dormir tranquila pensando en un par de ojos avellana.

Quedate a mi ladoWhere stories live. Discover now