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— Entonces... ¿Te gusta el pan?— pregunta DaeHyun mientras el chico de mejillas rosas y ojos brillantes admira con curiosidad su pequeña y modesta casa.
 
JungKook parpadea desprevenido antes de asentir.

— Sólo con mermelada— musita, sin atreverse a mirar el rostro de la fémina que sirve una merienda a sólo unos cuantos pasos de su lugar en la sala, puesto que su hogar no era muy grande y se podía vislumbrar a simple vista la pequeña cocina.

— ¡Bueno, pero qué exigente y caro me has salido JungKook!— bromea la castaña con la bandeja en mano, caminando hasta la sala para quedar frente a él.

JungKook traga duro.

— Lo siento, e-es que me gustan muchos los dulces— farfulla con un puchero.

La muchacha levanta sus cejas con cierta sorpresa, no creyó que se lo tomaría en serio.

— Vale, sólo era una broma...— aclara con cierta diversión— No deberías tomarlo tan a pecho...— sugiere, haciéndole una seña para que la siguiera.

JungKook asiente cohibido antes de darse cuenta de un detalle, ampliando sus ojos.

— ¿A-a dónde vamos?— pregunta tímidamente, con sus mejillas más encendidas de lo normal.

La  azabache eleva una ceja.

— Obviamente que a mi cuarto, necesitamos privacidad— sonríe de medio lado, mirando con diversión las abochornadas mejillas del contrario— ¿No lo crees, novio mío?— se burla con gracia antes de subir los escalones y que parte de su corta falda se eleve por los saltos.

Casi que de inmediato sus ojos se posan allí con sorpresa, pues era inevitable, la falda tenía un dobladillo demasiado revelador para su gusto, y además...

Ella tenía unas piernas de infarto.

Sin embargo, inmediatamente desvía su mirada y carraspea incómodo. Seguro que se había visto igual a los mellizos junto a Jin hyung cuando espiaban a las de cuarto año en clases de natación. Y realmente odiaba cuando hacían eso, pues él se había criado con una figura materna, la cuál lo había enseñado a respetar a las mujeres; independientemente de quiénes sean.

El pelicastaño quería que la tierra se lo tragara, pues nunca había pasado por una situación similar. Y menos con DaeHyun, a quién nunca tendría la osadía de mirar con otros ojos; tanto fue su remordimiento que le dio total vergüenza y repulsión su comportamiento.

Pero aún así, no podía negar que su cuerpo era demasiado llamativo; después de todo, ella es la capitana del equipo femenino de básquet. Por sus constantes entrenamientos, DaeHyun había desarrollado una buena musculatura; aunque no tanto como para que su femenina anatomía se viera afectada.

Los demás chicos del instituto se veían claramente atraídos por la belleza que la joven capitana desprendía, sin embargo, algunos comentarios fuera de lugar se hacían presentes; por lo cual JungKook no se sentía para nada cómodo, tanto que incluso; cuando sus irritantes compañeros se jactaban con malas palabras de las del sexo contrario, el joven castaño se retiraba en sumo silencio, algo que al principio pasaba totalmente desapercibido por los varones de su clase; pero con el tiempo lo vieron un poco "raro".

Para ese entonces, JungKook comprendió que ser diferente a los demás era una sentencia segura; pero aún así no estaba dispuesto a caer tan bajo, sin embargo, muchos de sus compañeros del sexo masculino no lo veían así; por lo que las burlas no tardaron en llegar.

JungKook no era homosexual, pero lo tacharon con ese contexto por su frágil y hermosa apariencia, además de que, su forma de actuar y pensar no era muy del "estereotipo masculino" que exigía la sociedad machista y cerrada.

Chico Rosita » Jeon JungKook (+16) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora