Nuevamente el alma se vio afligida, y entonces entre cristales que decoraron mi rostro, decidí una cita.
Una cita, quizás no sola, en el faro, para encontrar el alma suya que hace siglos me ha abandonado...
Nuevamente el alma se vio afligida, y entonces entre cristales que decoraron mi rostro, decidí una cita.
Una cita, quizás no sola, en el faro, para encontrar el alma suya que hace siglos me ha abandonado...