Es tu turno: El comienzo.

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- Sofia, cariño. Llegarás tarde a clases. - Sofia. - Sofia. - Sofia. - ¡SOFIAA!

Despierto de golpe aun recordando los gritos. Me pregunto el porqué de ese extraño sueño.

3AM.

Demasiado temprano, no creo poder volver a dormir.
Me levanto a por un vaso de agua, no sin antes tronar mis huesos. Una manía que debería dejar.
Al llegar me percato del reloj, 3AM. Estoy seguro que ya debió de haber pasado dos minutos, así lo sentí. Sin tomar en cuenta la hora pienso en dar un paseo en el pateo. Tal vez así podré aclarar mi mente. Los recuerdos de la pesadilla me siguen atormentando.
Me pregunto porque abre soñado con mi vecina y su pequeña hija, Sofia.

Hablando de esta, veo una pequeña sombra en una habitación de la casa de al lado. ¿Qué hará despierta tan temprano? Ha de haber tenido una pesadilla. Suele pasar.

De regreso a mi alcoba me percato del reloj. 3AM. Estoy seguro que han de haber pasado 10 minutos. Debería cambiar las pilas.
Al llegar a mi cama me doy cuenta que no podré volver a dormir, sin nada que hacer me quedo esperando a que den las 5.
Miro el reloj pero este parece decir las 3AM. No puede ser, he sentido que llevo horas aquí. Al parecer todos mis relojes están descompuestos. Espero recordar comprar pilas.

Sin nada más que hacer me dirijo a mi armario, preparándome para ir a trabajar. Es mejor prepararme, oigo movimiento por las calles, puede ser que ya sea temprano. No quiero llegar tarde.

Salgo de casa no sin antes agarrar mi maletín y las llaves. Me detengo antes de cerrar la puerta. Miro a todos lados y sigo sin creer lo que veo, juré haber escuchado gente. La calle parece solitaria y el cielo está obscuro. Busco mi celular en mi maletín, al prenderlo este marca las 3AM. Me estaré volviendo loco. Tal vez necesito descansar.

Después de estar horas y horas esperando, cada vez mirando el reloj y la ventana. La noche parecía no acabar, las horas parecían infinitas. Hasta que escuche unos murmullos a lo lejos.

- Sofia, cariño. Llegarás tarde a clases. - Sofia. - Sofia. - Sofia. - ¡SOFIAA!

Esta vez era real, los gritos de mi vecina parecían de terror. No pensé en mi pesadilla cuando me levanté de mi cama y salí corriendo a la casa de enseguida. La puerta se encontraba abierta, fácilmente algún ladrón ha entrado. Lo único que podía pensar es en la madre soltera y su hija. No podía dejar que les hicieran daño.

Al entrar en la primera puerta que encontré estaba Vivían, mi vecina. Esta se encontraba tirada en el piso, parecía no percatarse de mi. Así que me acerque lentamente a ella para después tocar su hombro. Esta alzó la mirada, pero no parecía estar mirándome a mi.

-Vivían, ¿Qué ha pasado? - Me hinco ante esta.
- Mi bebé. Mi bebé. - ¡Sofia! Puede que ella esté en problemas. Salgo rápido de la habitación buscando el cuarto de esta.
Al encontrarlo, traté de abrirla pero esta se encontraba cerrada. Unos murmullos salían de esta. Cosas que no podía entender, pero al escucharlas daban terror. Espero que Sofia se encuentre bien.

Me alejo unos pasos de la puerta para poder derrumbarla pero al chocar con esta caigo rendido en el suelo. Al levantar mi mirada veo los pequeños pies de Sofía.

-¡Sofía! ¿Estas bien?

Levanto mi mirada para admirar su rostro y verificar que esta se encuentre bien.

- Es tu turno.

🆘

Llevo 3 días esperando, 3 días donde lo único que podía ver era negro.

Salgo de mi casa con mi maletín. No me apresuro, se que no llegaré lejos. Cada vez que intento escapar todo se vuelve negro.

Siento un golpe en mi hombro y un simple susurro se escucha lejano, "perdón." Mi mirada se centra en la pequeña luz dentro de toda la obscuridad, mi vista empieza a despejarse. Lo único que puedo centrarme es en esa luz pequeña que comienza a crecer. Mi cuerpo quiere seguirla, algo me suplica que vaya hacia esta. El dolor y la obscuridad cesan por unos segundos. Luego esta empieza a desaparecer. Alejándose y trayendo el dolor de vuelta.

Decido seguir la luz, aunque esta parece apagarse poco a poco, volviéndose obscura. Mi vista parece aclarase más y más.

Al día siguiente, cuando la luz vuelve. No paro de seguirla, cada vez que estoy con ella siento un alivio.

Después de subirme al autobús y esperar unos minutos. Siento que la luz se acerca poco a poco hacia la salida. Esta para delante mía, con mi vista más clara me percato de la mujer delante mía. Esta parece aterrada ante mi. Una sonrisa ladeada y un olor putrefacto comienzan a salir.

Me di cuenta de todo, por fin soy libre. Recordé el momento donde la pequeña niña de ojos negros me volteo a ver y con susurros tenebrosos me dijo.

- Es tu turno.

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