Algo me impide ser feliz, algo me impide ser el chico que salía de fiestas, jugaba a la play, salía con todas las chicas que quisiera pero ahora no soy todo eso, ahora solo soy Noah...
.
Voy en el autobús, y todo sigue como antes. Saludo a Josh, el camionero. Voy a mi asiento habitual, donde está el equipo de fútbol americano, cerca de las porristas. Atrás de nosotros siempre está la chica rara.
Todo parece normal, nada nuevo. Como siempre.
- Vamos Noah, que te está mirando.
- ¿De qué hablas?
- Alexa no para de mirarte.
La volteo a ver y ella está mirando hacia mi dirección, nuestros ojos se juntan y mi sonrisa coqueta empieza a salir, hasta que el autobús para, es hora de ir a clases.
- ¿Y que piensas de Alexa? Es la capitana de las porristas.
- Es linda.
- Vamos, te vendría bien. Podrás subir de puesto.
- Ya veremos.
Busco los ojos de Alexa pero me encuentro con los ojos de la chica de antes, la rara. Los alejo rápidamente.
- Oye, Artemis. ¿Qué piensas de esa chica?
- ¿La rara? Ni lo pienses, esa chica es una depresiva. Arruinara tu reputación.
- Solo preguntaba.
Vuelvo mi mirada hacia ella y no la encuentro. Solo encuentro la mirada coqueta de Alexa. Terminando las clases voy a la parada de autobús. Cuando llegó la chica rara está aquí. No creo que sea tan rara como todos la hacen llamar, solo es una chica que tiene gustos diferentes y eso les molesta a los demás.
Trato de acercarme a ella para poder hablar, ella lo nota y me mira a los ojos. Hasta que...
- Noah, que bueno que te veo. Pensé que sería la única que estaría aquí.
- Alexa, hola.
- ¿Estabas solo aquí? Nos hubieras esperado.
- No estaba del todo solo.
- Yo no veo a nadie más. Aah, la chica rara. Claro.
- No le digas así.
- ¿Te gusta, a caso?
- No, claro que no. Solo me da pena.
- No tengas pena por los raros, luego se te pegará. Vamos ya llegó el camión.
.
No entiendo el sentido de la vida, solo soy un esclavo de la sociedad. Manejan mi manera de pensar, manejan mis acciones, manejan a mi familia, amigos, conocidos, manejan todo lo que me rodea. Sigo sus reglas sin rechistar, sin expresar mis sentimientos, sin lograr mis metas. Cumpliendo los sueños de los demás.
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De nuevo a clases, esta vez trate de alejarme de mis amigos. Sentándome dos asientos atrás.
Excusándome con los deberes no hechos. Pero en realidad quería despejar mi mente de los pensamientos. Trato de escribir todo lo que se me cruza pero es difícil tratar de atrapar todo.
No me doy cuenta del cuerpo que está a mi lado hasta que siento su respiración cerca de mi.
- Lo lamento, no sabía que estabas aquí.
- No importa.
Por fin había escuchado su voz, y la verdad es que me gusta.
- Perdón por sentarme en tu lugar, por cierto. Mi nombre es Noah. ¿Cuál es el tuyo?
- Alaska.
Hasta su nombre es raro, su voz es rara, ella es rara. No me malinterpreten. Es rara de una buena forma, nunca había conocido una chica tan bella como ella, su belleza no se ve tan seguido, me gusta su voz que es aguda pero a la vez grave, y su nombre parece definirla muy bien.
- Me gusta tu nombre. Es original, de hecho creo que...
Algo no me dejo terminar mi frase, o mejor dicho, alguien.
- ¡Noah! ¿Qué haces? Ven para acá, cuidado con la rata. Te puede pegar las pulgas.
Seguir las órdenes es mi deber, no puedo estropear mi futuro. Lo lamento por ella, pero tal vez debería integrarse más y no la tomarían como la rara.
.
Me dirijo hacia mi casillero cuando veo a Alaska batallando con el suyo. Me advirtieron, pero no puedo dejarla así, sé que nadie se le acercará. Nadie quiere ser "contaminado" todos tienen miedo a los reyes. Hasta yo, pero tal vez tenga ventaja por ser amigo de ellos.
- Alaska, ¿problemas con tu casillero?
- Se ha atorado.
- ¿Te ayudo?
- Por favor.
Solo muevo un poco y este abre, la miro con mi sonrisa coqueta.
- Listo. Todo tuyo.
- Muchas gracias.
- De nada, no es difícil para mi.
Apoyo mi brazo en el casillero de enseguida. Sé que mis coqueteos no servirán con ella, no es como las demás. Pero me gusta intentar. Me gusta ver sus mejillas sonrojadas.
Veo a los del equipo y se que es tiempo de alejarme.
- Nos vemos luego, Alaska.
- Adiós.
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Por fin termino la clase, necesito llegar rápido a casa. Nos han dejado demasiada tarea, tendré que quedarme despierto toda la noche. Otra vez.
- Noah, amigo.
- Hola, chicos. ¿Qué pasa?
- No mucho, ya sabes. Solo esperándote.
- Gracias, no pensé que... ¡Uhh! ¿Por qué fue eso?
- Sabes Noah, te dijimos que no te metas con las ratas. Tenemos una reputación, muchos te vieron con ella. ¿Qué pensabas?
- Yo solo quería... ¡uhh!
- ¡Nada! No puedes mirarla, hablarle, ni tratar con ella. No está a nuestro nivel.
- Paren.
- Te daremos una pequeña lección, por si lo quieres volver a intentar.
. Todo volvió a ser lo mismo. Menos por Alaska, que miraba hacia mi lugar preocupado. Aparte mi mirada, no sin antes darle una de odio. No volveré a ridiculizarme de esa manera , no me puedo juntar con la escoria.
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Al día siguiente Alaska no estaba, ella siempre llegaba primero que todos. Al instante supe que algo pasaba.
Llegando a clases, todo me lo confirmo. Había gente por todos lados llorando, claramente todas eran fingidas. Lo que más me sorprendió es ver a Alexa y a sus amigas llorando, consolando, a la que supongo es la mamá de Alaska. ¿Desde cuando todos ellos se preocupaban por ella? Nadie antes había hecho el mínimo esfuerzo por hablarle, nadie la había ayudado cuando era maltratada por los reyes. Solo callaban y seguían su camino. Pero yo no soy mejor que ellos, estuve apunto de ayudarle, pero hice igual que los demás y me aleje. Pude haberla salvado. Ella no estaría muerta en estos momentos, tal estaría a mi lado, riendo de la hipocresía, pero no está, se fue.
Me di cuenta del asco que puede llegar a ser la vida. Nunca sabemos como esto terminará. Pero si se que siempre marcaremos a alguien, y ella lo hizo. Me hizo dar cuenta de mis errores. Yo también era uno de esos reyes. Yo también hacía sufrir a gente. Mi manera de pensar esta mal, debería tratar de cambiar. Si no es por mi lo haré por ella. Ella se merece justicia. La justicia que no le fue recibida en su momento. Juro vengarme por todos los excluidos, los haré pagar como ellos lo hicieron con ella.
Alaska, te prometo que no se volverá a repetir la historia. Cueste lo que cueste. Los haré pagar.
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La sencillez de escribir
RandomHistorias o pensamientos cortos. Donde expresó lo que he llegado a sentir o pensar.