Las criaturas mágicas se reunieron en un gran y cristalino lago, emocionados. Hoy nacería la próxima Hada de las Criaturas, su pequeña reina.
Las Hadas se sentaron en las ramas de los grandes y frondosos árboles con una gran sonrisa, moviendo sus pequeñas piernas hacia adelante y hacia atrás, nerviosas.
Los Centauros rodearon la zona con sus arcos en manos, dispuestos a atacar a cualquier intruso que se atreviera a interrumpir, mientras de reojo veían atentos el lago, en espera del nacimiento.
Unos pocos Nindús se acostaron en espera mientras que otros se sentaron en sus dos patas traseras. Sus enormes e imponentes figuras hacían retroceder un poco a las demás, aunque ellos no tuvieran intenciones de atacar en absoluto.
Unas Ninfas cantaban alegres revoloteando por todos lados. Mientras que otras criaturas se reunían en silencio, ignorándolas por completo.
Unas pocas Arpías simplemente se sentaban apoyadas en los troncos de los árboles, en espera.
Otras criaturas se reunían, llenando toda la zona. Todas por primera vez en un milenio se encontrabas reunidas en completa paz y conviviendo felices.
Todo quedó en silencio cuando una gran luz apareció, apuntando un pequeño tronco caído a un lado del hermoso lago, todos se acercaron en silencio y gritaron/aullaron de felicidad al escuchar el primer llanto, el llanto de la recién nacida Hada.
Un Centauro se acercó y tomó al bebé en brazos, mostrándolo ante todas las demás especies. Se quedaron embelesados al ver a un hermoso de bebé de piel blanca cual porcelana, con cabello rizado de color azabache y una pequeña estrella en su mejilla, muestra de que efectivamente era el Hada de las Criaturas. Todos se sorprendieron al ver unas pequeñas alas sobresalir de la espalda del pequeño bebé, alas hermosas que brillaban por si solas y soltaban brillos cada vez que se movían, de color celeste con rosa y violeta. Las alas más hermosas que alguna vez una Hada tuvo.
Los ojos del bebé se abrieron lentamente dejando relucir un hermoso y único color verde en ellos. Conectó miradas con el gran Centauro que lo tenía en brazos y rió dulcemente, enterneciendo a los presentes.
—¡Nuestra pequeña reina nació! — Gritó en anuncio en gran Centauro, mientras el bebé se callaba ante el grito y observaba todo con curiosidad.
Las hadas rieron con sus agudas voces y se acercaron volando, pasando por encima del pequeño bebé, haciéndolo reír. Los demás animales también se acercaron y miraron fijamente al bello recién nacido.
El bebé sonreía cada vez que veía a los distintos animales mágicos se acercaban a él para tocarlo u observarlo. Se encontraba gustoso de estar con todos ellos, reía sin parar y sus pequeñas alas revoloteaban en felicidad.
El Centauro, decidió bajar de sus brazos al Hada y lo posicionó sentado en un gran árbol muy cerca del lago, teniendo el tronco como sostén del pequeño bebé así no caiga.
Los Nindús se acercaron a la reina Hada y lamieron las mejillas del pequeño, con cariño. Las pequeñas y gorditas manitos acariciaban el pelaje de estos. Finalmente, se posicionaron a un lado de él y se acostaron rodeándolo con sus colas para brindarle calor y ocultar su desnudez.
Una Ninfa tomó un pequeño pocillo y lo llenó del agua del cristalino lago, luego se acercó bajo las miradas de los demás seres mágicos al bebé. Con una pequeña sonrisa, posicionó el pocillo sobre la cabeza del pequeño y lo mojó con el agua.
— Fairy nostrae reginae pervenit. Nos, qui naturam magicam habet: ut benedicat tibi longa cuiusque nostrum vita et magicae. Nos tibi curae pro singulis nostrae reginae— Murmuró. Una brillante luz de varios colores envolvió al bebé y su estrella en la mejilla brilló en un color dorado. La bendición de las criaturas ha aceptado al bebé y le prometieron lealtad, transmitiendo rasgos y magia de todos los seres mágicos.
La luz mermó, pero la estrella en su mejilla seguía brillando, en muestra de aceptación ante la petición de los seres mágicos. El bebé se mantenía quieto mirando todo con curiosidad sin entender nada.
Uno de los Nindús que estaba a su lado le lamió el cuello haciendo reír al recién nacido. Ahí pudieron ver cuando el cabello del niño cambió a un color blanco. La pequeña Hada también era un metamorfomago. Todos mostraron una cara de orgullo al verlo cambiar su color de cabello.
Todos se quedaron reunidos hasta el anochecer, festejando la llegada. Luego, los Centauros quedaron a cargo de llevar al bebé a sus territorios para protegerlo por esta noche, en la próxima le tocarían a las Hadas cuidar de él.
Pero esa noche, algo trágico sucedió, una pareja de magos entraron al frondoso bosque. Los Centauros, tratando de proteger al bebé, lo defendieron en cuanto los magos entraron a su territorio, pero estos lograron vencerlos con facilidad, dejándolos fuera de combate.
Ahí fue cuando vieron a un hermoso bebé llorando, de cabello rizado de color azabache y de piel pálida con una curiosa marca en forma de estrella en su mejilla. Decidieron llevárselo, pensando que los Centauros le harían daño al bebé en cuanto estos se recuperaran. Así fue cuando esos magos se llevaron al Hada, bajo la molesta mirada de los Centauros, incapaces de impedir que se lo llevaran. Al menos el bebé pudo ocultar su naturaleza, escondiendo sus pequeñas alas sabiendo en su interior que sería malo dejar que esas personas extrañas las vean.
Desde esa noche, nació el pequeño Harry James Potter, hijo del matrimonio de James Potter y Lily Potter. Nacido con una curiosa marca de estrella en su mejilla y con unas diminutas alas tatuadas en su espalda que casi no se podían apreciar.
Así, dio inicio a la historia de Harry Potter, nacido para traer paz entre los animales mágicos y muggles.
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Creatures
FanfictionPorque Harry, desde pequeño amaba hablar con los animales y ser amigo de todas las criaturas. °Historia con contenido BL (Homosexual), en caso de no gustarte este contenido, les pido encarecidamente no leer esta novela. • Tomarry (Tomrry/Harrymort) ...