Te tomaré esta noche

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Un rubio preocupado salia en busca de su pareja, corría deteniéndose en cada esquina olfateando y luego volvía a correr. Parecía un sabueso cuando se trataba de su pulga y más aun cuando el se escapaba. "No puedo dejarte ir de ese modo, no cuando se que escuchaste lo que dije y no pude explicarte" se decía el rubio mientras buscaba al informante a toda prisa.

Era de noche y era difícil encontrarlo ya que el azabache bestia todo de negro, pero de tanto buscar por Ikebukuro y agradecía por tener la extraña habilidad de poder olfatear el aroma de Izaya, pudo distinguir un aroma que reconocía bastante y le erizaba la piel cada vez que lo sentía. Un aroma a dulce, menta, frescura, el rubio no lo sabía con exactitud pero de algo si sabia... que ese aroma tan placentero era de su pulga. 

Llegó a la plaza y pudo ver a Izaya bajo un faro que emitía una luz débil, pero la luna iluminaba la blanca piel del azabache quien miraba hacia el cielo y abrillantaba sus mejillas. Eso aceleró el corazón de Shizuo de sobremanera ya que eso le indicaba que su amante estaba llorando. Se acercó lentamente hacia Izaya quedando frente a el, mirándolo con alivio y tristeza a la vez. El más pequeño se dio cuenta de su presencia y sin mover su mirada del cielo con una sonrisa forzada le habló fríamente.

-¿Qué estas haciendo aquí?

-Vine a buscarte - contestó el rubio intentando controlar el impulso que tenia por abrazarlo fuertemente entre sus brazos

Izaya miró al rubio y con sus ojos irritados de tanto llorar le indicó que se acercara más hacia su rostro, quedando frente a frente, sus narices a penas se tocaban y se hubieran besado sino fuera por el azabache que dio una fuerte cachetada al ex barman, haciendo que este ultimo se sorprendiera.

-¿Qué carajos intentas hacer? ¿besarme? -decía Izaya entre traviesas lagrimas que empezaban a salir -Nosotros no podemos estar juntos!! ¿NO ES ESO LO QUE DIJISTE? -gritaba fuerte en la cara del rubio, que para su suerte no había nadie en ese instante que escuchara sus gritos de enojo.

-Izaya... por favor ...cal- fue interrumpido por otra cachetada del azabache que casi lo tira de espalda por la posición en cuclillas que estaba para mirarlo.

El de ojos carmín se levantó del banco y se dispuso a marcharse, pero un decidido rubio lo giró del hombro y lo obligó a mirarle a los ojos, aquellos ámbar sumergidos en lagrimas que le pedían que por favor lo escuchase. El azabache se sorprendió al verlo llorar, no lo hacia desde que el rubio le pidió con nervios que salieran y el aceptó.

-¿Acaso te dolió aquella cachetada que te di? -rió el más pequeño pero en verdad quería irse, no soportaba que su corazón le doliera al ver a Shizuo llorar

-No...- contestó con las mejillas rojas y lagrimas que se deslizaban por su rostro - me dolió mucho más el verte llorar por mi culpa... yo...  lo sie... lo siento mucho... mi... mi amor lo siento mucho! -los llantos no dejaban que las palabras salieran con naturalidad en la boca de aquel rubio desconsolado, haciendo que el más pequeño lo abrasara sin pensarlo

-Deja de llorar!! tonto!! acaso no te das cuenta que yo también... yo también me pondré mal!!

Ambos amantes se abrazaban calmando sus llantos en los brazos del contrario. Shizuo limpiaba las lagrimas de Izaya y este solo lo miraba tratando de calmarse. Ya una ves que ambos se tranquilizaron, el más alto procedió a hablar pero sin cortar el contacto de sus cuerpos entrelazados.

-Lo que dije... no es algo que en verdad yo sienta, no lo dije con malas intenciones- puso su cálida mano en la mejilla ruborizada de su pequeño amante y continuó -Lo dije en ese momento porque temí de mi mismo al lastimarte de tal manera... yo fui un verdadero idiota.

Nadie tiene que saberlo~  (Shizaya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora