Prologo

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Nada en mi vida era perfecto, absolutamente nada

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Nada en mi vida era perfecto, absolutamente nada... hasta que llegó a él.

Él y su sonrisa resplandeciente, su cabello rizado color negro, su piel perfectamente bronceada, sus ojos expresivos que decían todo sin necesidad de palabras; era la persona perfecta para poner mi mundo patas arriba.

Mi única preocupación era terminar la escuela sin distracciones, vivía en una monotonía que marcaba cada uno de mis días sin ninguna sorpresa u emoción. Estudiaba en las mañanas, trabajaba en las tardes, y llegaba en la noche a hacer mis deberes escolares y ayudar a mi padre. Mis días tenían el mismo comienzo y el mismo final; hasta que él apareció a darle emoción a mi vida; me enamoré como nunca, me volví adicta a sus risas, sus miradas, sus chistes malísimos que aun así causaban gracia. Enloquecí por cada milímetro de él.

Siempre fui poco expresiva, reservada y desconfiada, no dejaba entrar a personas con facilidad en mi vida por miedo a que estas me decepcionaran y me hirieran, tenía apenas 16 años cuando lo conocí, a esa corta edad me había escondido a la idea del amor, había construido muros alrededor de mi corazón ¿Quién iba a pensar que ese chico me cambiaría tanto? Estaba en mi último año de instituto, concentrada en mi futuro; todo en mi vida era complicado y difícil, todo lo que conseguía era gracias a mi esfuerzo, tiempo y dedicación, pero él... él estudiaba en el instituto más reconocido del país, sus padres tenían dinero como para que las próximas tres generaciones de su familia vivieran lujosamente sin mover un dedo; tras del hecho era el típico chico popular, capitán del equipo de futbol, con notas espectaculares y heredero de una gran cantidad de acciones de un bufete de abogados muy reconocido.

Todo comenzó con Paula, mi mejor amiga, la cual empezó a salir con uno de los mejores amigos de Cam llamado Elías; Paula era la única y verdadera amiga que tenía, nunca me juzgaba o presionaba por mi seriedad y mi forma reservada de ser.

Cuando Paula salía con su novio y los amigos de este, ella me arrastraba y yo aceptaba ¿Por qué? porque a ella nadie le dice que no; así fue como conocí a Cam, Thomas y Elías, " los tres mosqueteros" como yo le llamaba.

Todos me fastidiaban de igual manera, eran ricos y muy guapos, solo por eso creían tener el mundo a sus pies, pero al que menos soportaba era a Cam, siempre la pasábamos peleando y un par de veces le pegué unas buenas cachetadas (bien merecidas), sin embargo, no sé cuándo, dejé de odiarlo para empezar a quererlo; Cam cambió radicalmente por mí y cuando por fin acepté ser su novia nadie se lo podía creer.

Yo no era pobre, pero tampoco rica, estudiaba en un instituto público y vivía con mi padre soltero, trabajaba de medio tiempo en una cafetería con Rosé. Mi vida era sencilla y no tenía mucho, pero Cam me convirtió en su todo, y al mismo tiempo él se convirtió en el mío.

Nada fue fácil en nuestra relación, tuvimos que luchar contra sus padres, contra sus ex, contra todos los que pensaban que yo era menos para él, pero pudimos contra todo y contra todos. Demostramos que nadie nos separaría.

De eso ya pasaron dos años, dos años en los que mi vida además de Cam no había cambiado, ni progresado. Seguía trabajando y ahorrando para ir a la universidad cuando mi novio estaba ya en segundo semestre. Quería creer que mi relación con Cam era igual de intensa y especial que en los primeros meses, pero desgraciadamente no era así.

Corazones cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora