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Como era posible que su propia madre hubiese acordado un compromiso a espaldas de ella, era el colmo, ¿hasta donde sería capaz esa mujer con tal de lograr que su hija contrajera nupcias con un aristócrata? no entendía nada, ¿Porqué casarla con un comerciante y no con uno de su clase en la primera oportunidad?

Sus palabras aún sonaban en su cabeza "acordé una cita con Lord Castle, pidio tu mano en matrimonio ¿No te emociona?"

¡Por favor! Ella no era un objeto, ¿Porqué tenía que ser así la Viscondesa? actuar de esa forma tan indolente, aunque si se colocaba a pensar, no solo era ella, era la sociedad entera, que año tras año hundían a la mujer al nivel mas bajo, ellas solo era un trofeo para los hombres, un objeto de procreación y lastimosamente algunas no llegaban ni a esto, ya que no podían engendrar y era hay cuando sus miedos más profundos se volvían reales, el rechazo de sus parejas seguido de la familia y la sociedad, hacían de estas mujeres un estorbo más, uno al cual era mejor exiliar.

Dayanne era joven, hermosa y sobre todo sumisa, pero su anterior matrimonio la había dejado marcada, sus miedos se estaban haciendo reales, no podía dejar que su madre hiciera nuevamente su voluntad, tenía que hacer algo por primera vez en su vida.

Ella ahora conocía lo que una vida marital otorgaba y no pensaba repetir su fracasado matrimonio, al menos no con un esposo que su madre buscará para su propia conveniencia, está vez sería ella quien decidiría a quien elegir.

Una vez casada no podría objetar nada de su vida.

—Señora Hamsley ya está listo y encarrado el equipaje en el carruaje. — hablo nerviosa la doncella al ver la actitud desafiante que tenía su señora — el cochero también.

—Gracias Clara, entonces vámonos.

—Si señora

Con cabeza gacha camino a espalda de su ama, la cual tenía una actitud demasiado aireada, así que prefirió callar y caminar varios pasos atrás. No la había atacado a ella, pero eso no era impedimento para sentirse intimidada ante la furia de su señora.

El padre de Dayanne salió despedir a su hija, le partía en el alma que se fuera nuevamente de la casa y mas por culpa de las decisiones precipitadas de su esposa, pero no podía hacer nada, ante todo estaba su esposa, su hija ya era adulta y responsable de sus decisiones, él sabía que detrás de esa capa de sumisión había una mujer valiente y confiaba que su partida era para muchos cambios nuevos en su vida.

—Sabes que eres bienvenida cuando desees regresar, ahora podrás estar enojada pero recuerda siempre que ella es tu madre y quiere lo mejor para ti.

—Gracias padre, pero bien sabes que lo mejor para mí, es lo que le convenga a ella. — alegó aún furiosa, pero eso no evitó que tomara las manos de su padre y las besara. —Adiós padre.

La Vizcondesa prefirió no salir, estaba dolida por la actitud de su hija, había dedicado tiempo, dinero, cariño y las mejores institutrices para que pudiera tener un hogar envidiable a los ojos ingleses y ahora que por fin había conseguido un candidato digno de ella, le había dado la espalda de esa manera tan egoísta. Ahora tendría que cancelar todos los planes que había hecho, menos mal que no le había dado la mano al duque de York aún, sino el escándalo sería de gran magnitud.

Esperaba que su hija no actuará bajo la ira y buscara a un espantajo de bajo nivel, eso sí sería su muerte.

—¿Hacia dónde nos dirigimos señora Hamsley? — pregunto el cochero al acercarse Dayanne.

—Iremos a Exeter Oswaldo

—De acuerdo señora, tendiendo en cuenta la hora de partida estaremos llegando de dos a tres días.

Pacto Nupcial. (Serie Noble Desamor IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora