《Al despertar las luces blancas y cegadoras de hospital me provocaban pulsaciones de dolor en la cabeza. Hombres y mujeres ataviados con ajustados trajes blancos que cubrían sus cuerpos desde lo alto de sus cuellos hasta los tobillos.
Tan solo dejando a la vista sus manos desnudas y delgadas franjas de piel descubierta entre el alto cuello de sus trajes y las finas mallas platinadas que me impedían ver sus rostros.Con el rabillo del ojo observé la sala con atención. Estaba sobre una dura camilla de aluminio con luces de distintas tonalidades frías al mi derecha y cálidas a la izquierda.
La parte interna de mi muñeca tenía una aguja hundida levemente en la vena, un tubo fino y transparente estaba encajado en una bolsa con liquido similar al agua, drenándolo dentro de mis venas.
Las pulsaciones se me aceleraron, el sonido de el monitor de mi ritmo cardiaco era fuerte e irregular.
Una enfermera, a juzgar por sus traje color champán y la malla que cubría su rostro era color oro, caminaba apresurada se acercó a un conducto cilíndrico, una entrada de la red de venas de vidrio que transportaban medicamentos, sueros, bolsas, pinzas, bisturís. Artilugios de hospital.
Solo consegí ver que la piel blanca de la enfermera pulsaba un interruptor.
Una funda violeta salió disparada hacia la red de tubos y chocó contra las paredes de los conductos, la gravedad hizo que caiga rápida y violentamente directo a la mano extendida de la mujer, quien abrió la funda con destreza. Sus manos sostenían una botella con un líquido violeta intenso y una jeringa. Nunca había visto una jeringa tan grande. Al menos que recordara...No conseguía recordar si e estado en un hospital alguna vez, ni porque estaba ahí...Forzé mi mente a hacer memoria, pero no había nada allí.
No consegía siguiera recordar mi nombre, mi mente estaba vacía, no sabía nada...Podía sentir el panico acechandome, no tenía memorias, ni nombre.
Empezé a hiperventilar, cientos de ideas y preguntas sin respuesta atacaban mi mente como espadas.
Toqué mis mejillas con las manos, estaban heladas. Instantáneamente la temperatura de mi rostro disminuyó. Intenté tranquilizarme pero rápidas las inspiraciones me delataron , el monitor de mi ritmo cardiaco se aceleró, hundí mi cabeza bajo la blanca sabana, mi corazón se calmó y mi respiración se regularizó lentamente.
Una punzada de dolor atravesaba mis sienes, quería gritar de dolor, pero me detuve, tan solo apreté los ojos y me clavé las uñas en el muslo. El pinchazo era doloroso y podía sentir el líquido purpura fulyendo torrencialmente en mi sangre.
Abrí los ojos, el techo metalico de el hospital daba vueltas y las luces me mareaban mas.Despues de una hora aproximada aun sentía el suero recorriendo mi cuerpo. Aun creaba un efecto aturdidor, mis piernas estaban entumecidas, no podía mover mas que mi cabeza. Estaba asustada, tenía miedo de aquel lugar.
Busqué con la mirada a los doctores...
Nada. Tampoco habían enfermeras. La habitación estaba solo para mi, en silencio absoluto. El miedo se disipaba y mi cerebro se liberó del cansancio, por un segundo me olvidé del mundo.
Solo un segundo.Pasos y voces recorrían el pasillo. Repentinamente la pueta se abrió, entraron tres enfermeros entre risas y cacareos, la curiosidad me invadía...
Inmediatamente cerré los ojos, finjí estar dormida.
Los enfermeros no dejaban de hablar y reír.— ¿Sigue dormida? —Dice una voz bastante juvenil y extrñamente nasal.
《Se refiere a mi 》 Pensé al sentir su mirada clavada en mi rostro.
—Si Ehud, el suero debería durar tres días más mínimo —La mujer tomó mi muñeca y clavó una aguja lavemente en la cara interna para proporcionarme alimento intervenal.
—¿Diagnóstico? —Preguntó el muchacho con un susurro.
Mi corazón se aceleró... estaba nerviosa.
—Amnesia global retrógrada, tambien le borraron la memoria, lo mismo que a la paciente 38622. ¿ La recuerdas? —Dijo la mujer como si fuera cosa de cada día.
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Incompletos
FantasyNadine Díaz Demmaret tiene multiples trances y desmayos, en los cuales observa extrañas visiones y sus peores memorias, pero al despertar su cuerpo casi siempre tiene cortes y heridas. Sufre consecuencias parecidas a lo que observó en sus visitas...