Crucé el arco de arboles que dividía mi hogar de el camino de piedra que me guió a este cuando volvía de la beneficiencia de Heather...Giré sobre mis talones, pero inmediatamente mi mirada se detuvo en las ruinas que fueron mi hogar alguna vez...
Era extraño ver la casa incendiada, nunca pensé que la próxima vez que caminaría por aquí mi hogar sería escombros y carbones...
Aun duele ver mi hogar cayéndose a pedazos.
Dí media vuelta y corrí hacia mis padres, el frío me apuñaló... frío en mis pies, estaban cubiertos por botas.
El zapato izquierdo punzaba mi piel, justo en el arco...
—Nadine—escuché el grave grito de mi madre a través del viento y heché a correr.A medida que avanzábamos el camino cambió, las roca se volvió tirerra y polvo que se alzaba al contacto de mis pies y el suelo.
La polvareda me quitaba la visibilidad hasta que choqué con algo blando... un cuerpo.
Al alzar la mirada me topé con mi padre, quien me lanzó una mirada reprochante
——lo siento papá- le susurré- yo...lo lamen...-
La risa de mi madre me interrumpió.
Rodeé los ojos.
-Annelise, ya hablamos d...Dejé de escuchar.
Me detuvé en silencio mientras mis padres discutían y desaté los cordones quemados de la bota, la dezlizé fuera de mi pie y giré mi tobillo en círculos para disminuir el dolor mientras introducía mi mano en el calzado.
Inmediatamente sentí el frío tacto del metal y lo tomé.
Había olvidado que lo había escondido allí.
¿qué me sucedía? Era la segunda vez que me olvidaba totalmente de el... como era capaz de olvidar algo tan importante, es mi único camino a mi destino...Cuando extraje la brújula del fondo de mi bota descubrí que el hollín que lo cubría desapareció, la friccion con mi piel me permitió ver las figuras de la tapa.
Una estrella de cuatro puntas, apuntando a los puntos cardinales rodeada por un aura dorada.
Tras abrir el caparazón metálico trazé con mis dedos su interior, sentí la recarga de esperanza casi instantáneamente.
Tenía la clave en mis manos.
Alcé la mirada hacia el camino, las siluetas de mis padres desaparecieron entre las curvas del camino y la niebla.
Sacudía las manos en mis pantalones ennegrecidos y mientras echaba a correr tras ellos...
Aceleré hasta escuchar pasos, me acerqué a ellos con toda la velocidad que mi cuerpo me permitía sin caer de bruces, podía escuchar como las voces desesperadas de mis padres gritaban mi nombre una y otra vez.
Sus figuras eran difíciles de detectar entre las tinieblas, pero pronto me encontraba al lado de mi madre.
Sentía como su mano acariciaba mi cabello, el calor de su aliento se estampa con mi oído.
-no te separes Nadd- dice firme pero dulcemente- no quiero perderte. No otra vez.
Asentí y continué mi camino.••○°•○
Pronto ver a mis padres se volvió casi imposible y la temperatura comenzó a bajar...
El tacto de el metal produciá aguijonazos helados sobre mi piel. El viento azotaba mis brazos erizandome los vellos, mis dientes castañean mientras el brazo de mi padre envolvía mis hombros.
•○°•○
El camino de graba se transformó poco a poco en asfalto, aparecieron casas de ladrillo y madrera y mas tarde pequeñas y blancas casas con tejados rojos y negros...
El pueblo era pequeño y pintoresco.
Finalmente nos detuvimos frente a un callejón, la hierba cubria el sendero casi por completo, habían varias casas de distintos tamaños a los costados del camino.
- ¿Nadd reconoces este lugar?- pregunta mi madre-.
- es... la beneficiencia.
•○°•○
Mi padre tiraba de una soga blanca que colgaba sobre nuestras cabezas provocando el tintineo de una campana. Sonaba igual a como lo recordaba...
La puerta se abrió inmediatamente, una muchacha apareció con una sonrisa afable en su rostro.
-buenas noch-
Un grito espeluznante atravesaba el aire erizándome la piel, un esclofrio recorrió mi columna, el grito se transformaba en un llanto desconsolado, nuestra anfitriona estaba en silencio con mirada cansada, con un rápido movimiento de mano abrió la puerta.
-debo irme- balbuceó y echó a correr hacia las escaleras. -
•○°•○
Cuando entramos los recuerdos cruzaban mi mente una y otra vez.
La muchacha estuvo ausente casi una hora, al volver nos indicó una habitación a los tres.
Y nos mostró el baño y el comedor.
•○°•○
El vapor había empañado el espejo y los vidrios, envolví mi cuerpo en una toalla blanca y abrí la puerta, el aire helado enfriaba mi nariz y mejillas.Salí en silencio, mis padres estaban dormidos, sus respiraciones eran lentas y acompasadas, enciendo una lámpara y me dedico a buscar ropa en los anaqueles.
-Nadd. ¿eres tu? - susurra mi madre débilmente-deberías dormir pequeña petirrojo, debes descansar...
asentí.
-sabes que no te puedo ver pequeño petirrojo estúpido-dijo mi madre riendo por lo bajo- si necesitas ropa pídele a Evangeline, es una jovencita amable.
-claro mamá -contesté suavemente algo confundida -descansa.
Sin nada mas que decir cerré la puerta detrás mío y me encaminé a la habitación para los huérfanos... a la cual Heather me llevó hacia mas de tres añosRecorrí los oscuros pasillos velozmente, de pronto estaba en el comedor, el aire congelado estrujaba mi piel tan solo cubierta por una toalla blanca.
- ¿qué haces deambulando empapada a estas horas? - la voz de la muchacha de la entrada resuena a través del aire. -
- Evangeline- la muchacha se encontraba en la oscuridad absoluta de los pasillos.
- Te resfriaras- dijo la muchacha de cabello rosa con voz adulta.
Me hizo señas para que la siga.•○°•○
Ráfagas de noche calaban mi cuerpo y oscurecían la habitación apagando toda luz.
-Nadine no te retrases- la voz de Evangeline era clara y estricta.
La silueta de la chica me guiaba entre caminos y encrucijadas. De pronto ella se detuvo frente a una puerta caoba.
Una ráfaga de luz dorada sale tras el chirrido de la puerta.
La habitación estaba iluminada por candelabros victorianos color plata.
Evangeline cruza la gran puerta hacia la gran recamara luminosa. La seguí dentro.
La habitación era enorme y estaba repleta de camas y colochones cubiertos con mantas de coloridos retazos.
Me encontré desorientada
-¿donde estamos? -susurro inaudiblemente.
Evangeline estaba perdida en su propia mente, observando la nada.
Su piel se erizó y sacudió los omoplatos sutilmente.
Tras unos segundos de silencio su boca se abre sin hacer sonido alguno.
-la habitación de los huérfanos que se quedaran por siempre- dice finalmente - la habitación en la que te quedaste hace tres años es la de los que algún dia se marcharan a diferencia de nosotros, quienes no dejaremos la beneficiencia, quienes algún dia nos convirtamos en tutores.Evangeline se acercó a un anaquel marron oscuro y de uno de los cajones sacó un pequeño montón de ropa y me lo entregó.
Esta a punto de decir algo pero un sonido la desconcentra.
Una pequeña de cabellos rubios entra en la habitación.el rostro de Evangeline pareció tornarse mas luminoso.
-Eve -dijo la niña muy preocuada en direccion a Evangeline
La muchacha torno su rostro hacia mi.
-crees poder volver sola o prefieres dormir aquí? poque realmente me debo ir- me dijo ella apurada.
-me quedare aquí si no es mucha molestia, gracias.- le respondí mientras la pequeña rubia y Eve salían apresuradas por la puerta caoba y poco a poco la oscuridad tragaba sus cuerpos.
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Incompletos
FantasyNadine Díaz Demmaret tiene multiples trances y desmayos, en los cuales observa extrañas visiones y sus peores memorias, pero al despertar su cuerpo casi siempre tiene cortes y heridas. Sufre consecuencias parecidas a lo que observó en sus visitas...