Ahogados en un vaso

461 21 7
                                    

Distanciandose de mi de forma abrupta se queda viéndome, con rechazo, me hace indiferente y se marcha de la oficina sin agregar una palabra.

Pronunció su nombre llamándolo, intentando frenar su caminar rápido lejos de mi oficina, pero simplemente se marcha. Girar y ver atrás es algo que el jamás hará, por que guarda ese dolor tal como le enseñaron.

Lo sigo con la mirada viéndolo marcharse por el ascensor, jamás había visto un rostro tan frío y vacío de sentimientos.

Me acerco a la puerta para cerrarla, dándome cuenta que acababa de tirar un poco de la manta que cubre al verdadero Patrick Haward.

Quedándome completamente sola en la oficina decido esperar a la noche para pasar a buscar a Catheline al aeropuerto. Esperándome sin dudas un claro enfado de su parte a la par de verla quebrandose como cuando falleció papá.

Las largas horas transcurren y antes de que pueda salir de mi oficina, con mi bolso en mano y apagando mi computadora, dos golpes leves me interrumpen.

Miguel- ¿Ya te ibas? -

Asiento dejando mi bolso sobre el escritorio y pasando por delante de mi escritorio para apoyarme en este. El entra cerrando la puerta despacio, noto como la empresa ya está casi vacía, a estas horas solo nos quedamos los dueños y algún empleado de la limpieza.

El sol cae dejando mi oficina casi a oscuras, pero con la suficiente luz para vernos las caras sin y problemas. Suspiro hondo y espero que empiece a hablar, viéndolo acercarse a mi.

Colocándose a mi lado, apoyandose un poco en el escritorio, ambos estamos en silencio. Podíamos ser diferentes en muchas cosas, pero algo realmente similar en nosotros es el perder las palabras luego de tanto llanto.

La noticia de nuestra madre nos termino de hundir, perdiendonos y quedandonos callados sin soluciones. Pongo mis ojos en el notando que me está mirando, que no aparta sus claros ojos de mi.

Bastante devastada me acerco a él para abrazarlo, aceptando que estoy tan hundida como hace tiempo atrás. El solo corresponde mi abrazo con fuerza, esa calidez que solo él sabe dar a la perfección con una mezcla de ternura.

Alzó mi rostro al suyo, apoyando mi nariz en la suya, deseosa de besarlo y sentir lo que hace tanto mi corazón es incapaz de sentir.

Decepcionandome cuando se aleja de mi poniendo distancia, quedándome ahí congelada y sin palabras. Comienzo a disculparme en voz baja, avergonzada y melancólica al ver su claro rechazo.

Miguel- Quiero dejar de jugar contigo -

Provoca en mi una descarga eléctrica, cuando su mano pasa delicadamente por mi mejilla acompañada de una mirada cargada de ternura y melancolía.

Ambos sabemos el daño que nos hicimos, lo difícil que fue alejarnos tanto tiempo y los errores que hemos cometido. Y siento las lágrimas caer busco darle una respuesta, por más que no sirva mentirle, debía decirle que aún muy dentro de mi corazón había algo más que un cariño de hermanos.

Las lágrimas caían y al ver eso beso mi mejilla, sabiendo que estoy tan perdida como siempre. El amor que nos teníamos no pudo borrarlo ni una familia perfecta y menos un hombre a quien ame de mentira.

Jamás podrán igualar su tacto, los besos que dejó por toda mi piel y las lágrimas que derrame por el. Lloré tantas veces de felicidad, temor o melancolía y siempre estaba para socorrerme...

Nazarena- ¿Volverás algún día a ser el adolescente que llego a amarme de verdad? -

Mi pregunta lo deja pensativo, buscando una respuesta que no me lastime tanto, viendo que no existe una forma de dejarme sin terminar de romper mi corazón, vuelve a abrazarme.

Resurgir de un amor Hermanastros 3ra Temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora